¿Para qué una refinería?.
Rogelio Ramírez de la O.
11 de septiembre de 2006.
El plan de esta administración de coinvertir en una nueva refinería en Centroamérica, en sociedad con otros países y con el sector privado debe desecharse por no tener ninguna lógica, si lo que se quiere es fortalecer el sector energético.
Es inexplicable que, sufriendo por falta de capacidad de refinación de nuestro propio petróleo crudo, el gobierno esté comprometiéndose a participar en esta inversión. Más aun cuando la producción de petróleo crudo está limitada por nuestras reservas, las cuales siguen declinando: tan sólo 10% del crudo que se extrae se repone con reservas probadas. Por ello abastecer a esa refinería con crudo nacional implicaría dejar de surtir ese crudo a nuestra propia capacidad de refinación.
Antes de considerar planes como este, el gobierno debería atender problemas fundamentales. Uno de ellos es la desconexión entre la producción de petróleo crudo y la refinación. Para un país que es el quinto productor de crudo del mundo, invertir en mayor capacidad de refinación para elaborar gasolina y otros productos que necesitamos debería ser totalmente lógico. Pero en México aparentemente no hacemos lo que es lógico, pues hemos dejado por décadas de invertir en refinación, hasta muy recientemente y en tiempos y montos insuficientes. Por esa razón importamos 25% de la gasolina que consumimos.
En 2006 esas importaciones llegarán a ocho mil millones de dólares comparadas con 530 millones en 1995. No se trata de que tengamos que ser autosuficientes en todo. En este caso, al tener una industria integrada en su cadena productiva y manejada por una sola empresa, no tiene sentido que produzca tanto petróleo crudo y que a la vez no tenga capacidad para refinar la gasolina que necesita.
Importar gasolina no es tan simple como parece. Algunas regiones geográficas pueden sufrir escasez o costos demasiado altos. México depende en sus importaciones de gasolina de Estados Unidos, en donde no ha invertido en nuevas refinerías durante 30 años. La mayor parte de estas importaciones vienen del Golfo de México, en donde los huracanes cada verano pueden causar disrupción en la oferta. Más importante aun es que si tenemos el petróleo crudo, una empresa integrada, la cadena de distribución y la demanda del mercado, no producir la gasolina indica indolencia ante la necesidad de crear nuevos empleos y de dar mayor seguridad de abasto de un producto estratégico, cuando menos para el transporte.
La respuesta a porqué México ha dejado de producir su propia gasolina está en la falta de inversión en refinación. La causa aparente es falta de fondos. Pero en realidad se trata de una excusa, pues al vender esa gasolina a los consumidores que la demandan se obtendrían los recursos. Porque son los mismos recursos que hoy se gastan en importaciones. Y además podríamos ser un exportador neto de gasolina.
Aunque nunca se va a poder justificar que esta sea la política energética, hay dos argumentos que deben considerarse.
Uno es que no es necesario producir aquí todo lo que necesitamos. Eso es cierto, pero en el caso de la gasolina estamos haciendo importaciones cuantiosas y por lo tanto desperdiciando un negocio. Más aun, el tamaño de la planta laboral de Pemex está tan excedido y hay tantos trabajadores que no tienen qué hacer, en especial en la refinación, que no se justifica dejar pasar oportunidades para emplearlos y reducir los costos.
El segundo argumento es que no conviene invertir en ramas que no arrojan una tasa de retorno suficientemente alta que justifique la distracción de recursos presupuestales que bien podrían dedicarse a otras actividades de mayor prioridad. Sin duda hay muchas necesidades de inversión insatisfechas por falta de recursos suficientes, en especial en el sector público. Estas necesidades en gran medida se explican porque durante décadas dejamos de invertir lo necesario en infraestructura, seguridad, agricultura, educación y servicios sociales básicos.
También es cierto que la inversión en educación puede tener tasas de retorno mucho más altas que las inversiones en energía. Sin embargo, no por dejar de invertir en energía hemos invertido mucho en educación. Al mismo tiempo, la energía es una vía para generar mayores recursos.
El tener una sola empresa petrolera estatal e integrada que aporta 38% del presupuesto de ingresos federales nos quita opciones. Así, no es opcional fortalecer esa empresa o no. Y para hacerlo invertir en su cadena de productos es lo que procede. Más aun cuando hemos aumentado la extracción de manera significativa sin que hayamos aumentado la capacidad de refinación. En 1995 producíamos 2.6 millones de barriles de petróleo crudo. Hoy producimos 3.7 millones.
El procesamiento doméstico de crudo sólo ha pasado de 1.550 millones de barriles diarios a 1.6 millones en el mismo período. En efecto, la refinación sufre por tasas de rendimiento bajas en ciertos periodos. Pero esa no debe ser la sola razón para invertir o no en refinación, porque el crecimiento de la economía siempre va a requerir de mayores volúmenes de productos. En el largo plazo daremos mayor valor a nuestra industria si la mantenemos como un sector integrado y manejado de manera racional. Para ello es imperativo que no se dedique solamente a extraer y exportar petróleo crudo.
No hemos cuestionado al gobierno por qué, si no es atractivo invertir en refinación en México, sí es atractivo hacerlo en Centroamérica. Además, este proyecto va a requerir del compromiso de abastecimiento de crudo por parte de Pemex. Como se trata de una coinversión y quienes en ella participarían no serían damas de la caridad, van a exigir seguridad de abasto y de precios de crudo; garantías de acceso a nuestro mercado y precios aceptables.
Por qué razón Pemex tendría que hacer estos compromisos con extranjeros y con el sector privado cuando aquí faltan refinerías. Por qué tendría que ceder parte de su propio mercado de gasolina y compartir las utilidades con otros socios cuando tiene todo para hacerlo solo.
Es deseable que este proyecto cause muchos cuestionamientos, simplemente porque no es lógico. El crudo que vendamos a esa refinería cada vez será más escaso para nosotros y depender de gasolina importada no debe tomarse a la ligera.
ecanal1@attglobal.net
Analista económico.
NO A LA QUEMA DE LAS BOLETAS ELECTORALES.
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lunes, septiembre 11, 2006
ROGELIO DESENMASCARA TRAMPOSOS.
Publicadas por Armando Garcia Medina a la/s 11:53 a.m.
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