Nadamás ver los rostros de fecal y del lunático de horcasitas, lo "felices y contentos" que están porque diezmil acarreados fueron por su torta y su agua fresca a "celebrar" el "triunfo" del panista a la plaza de toros, se pone uno a pensar, a que chingaos están jugando estos descerebrados.
Si fecal tuviera un aliento de honestidad, por esos chiquillos que están a su lado, debería renunciar a sus delirios de grandeza. Sería la mejor demostración de afecto que pudiera hacer por esos chiquitines que son sus hijos.
Pero es tal la soberbia de estos truhanes, que están viendo la tempestad y no se hincan. Pues que con su pan se lo coman.
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lunes, septiembre 11, 2006
LA CARA DEL ESPURIO LO DICE TODO.
Publicadas por Armando Garcia Medina a la/s 12:31 a.m.
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