PUNTO DE QUIEBRE.

La Convención.



Escrito por Fausto Fernández Ponte
11-09-2006
Asimetrías

I
Que México ha llegado a un punto de quiebre, pocos lo dudan. Ni siquiera el Presidente Electo Felipe Calderón lo duda. Eso es, quizá, la coincidencia entre tirios y troyanos.
Y esa es, a nuestro ver, la única coincidencia entre los mexicanos que votaron ora por Felipe Calderón, ora por Andrés Manuel López Obrador, ora por Roberto Madrazo, ora por otros.
Empero, el punto de quiebre no arribó de súbito, a resultas de la supuesta rebeldía o el presunto mesianismo o la "obsesión" del señor López Obrador por el poder. No.
Ese punto de quiebre es de elongada hechura. Es el apogeo de un larguísimo proceso gestativo que se remonta al día en que se instauró en México un nuevo modelo económico.
Hágase la pertinente salvedad que el uso, doquiera en México, de la expresión modelo económico es sólo una licencia. Se refiere a la forma de organización económica.
Y la instauración de esa forma de organización económica trajo consigo imperativos propios de una filosofía que, al transplantarse a México, se tradujo en una monstruosidad.
Esa filosofía inspira ideologías y alimenta políticas de Estado que privilegian a una minoría --la élite del poder-- y despoja a las mayorías y las empobrece aún más.
Así, el gobierno de los pudientes despoja a los pobres de sus magros bienes y sus precarias expectativas y esperanzas y, a la vez, les impone valores ajenos a su clase social.

II
La imposición de valores exógenos a la clase social de los desposeídos, los precaristas y los marginados tiene por instrumento principal los medios de control social.
Esos medios de control social van desde el sistema educativo hasta la Iglesia Católica, los vehículos de difusión --radio, televisión, periódicos-- y otros más.
Ello explicaría que muchos pobres crean a pie juntillas la propaganda negra de la élite para desacreditar a don Andrés Manuel y que incluso los llevó a votar por el señor Calderón.
Pero la propaganda negra sólo es efectiva cuando se desconoce o si, conociéndola, se ignora o se desestima. Eso mella la sensibilidad política y confunden a la intuición.
La secuela de ese fenómeno es una agudización dramática --por espectacular-- de la desigualdad económica, la injusticia social y la iniquidad política y cultural.
Lo descrito es un insoslayable hecho factual. Es, pues, certeza documental, demostrada día con día por la empecinada realidad social. Los pobres son más. Y cada vez más pobres.
¿Cómo se instauró en nuestro país ese modelo económico? Fue una decisión política tomada por una élite de poder de Estados Unidos denominado Consenso de Washington.

III
La decisión le fue trasmitida al entonces Presidente de la República Carlos Salinas. Pero el campo había sido trillado y abonado ya por su predecesor, Miguel de la Madrid.
Ese trillador --el señor De la Madrid-- se dejó seducir por el canto de las sirenas y abrió de golpe y porrazo, unilateralmente, la economía de México al mundo.
Don Miguel desechó advertencias informadas de que esa apertura --adherirse al Acuerdo General de Aranceles Aduaneros y Comercio-- debía ser lenta, muy lenta, y gradual.
La tecnocracia --encabezada por el propio señor Salinas, a la sazón secretario de despacho de Programación y Presupuesto-- se impuso al medroso e indeciso Presidente.
La instauración de ese modelo económico en México creó una brecha abisal entre ricos y pobres y concentró el ingreso y la riqueza nacional en manos de aquellos. Causó descontento.
Y del descontento se transitó a la irritación social y a la ira colectiva porque el actual Presidente, Vicente Fox, aplicó políticas que ahondaron aun más la brecha.
En ese contexto, el pueblo agraviado por el brutal modelo económico votó por el señor López Obrador y al serle robada su voluntad mediante fraude se ha organizado y movilizado.
Y llegamos al punto de quiebre. Hoy, sabe el pueblo que la Carta Magna permite modificar o alterar la forma de gobierno de los ricos. Por ello, la Convención Nacional Democrática.

ffernandezp@prodigy.net.mx

Glosario:
Elongada: alargada.
Exógeno: externo.
Medroso: tímido, tibio.

¡NO A LA QUEMA DE BOLETAS ELECTORALES!