Por Luis Gabriel Osejo
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En estos últimos días hemos sido testigos de la ruta que han venido andando los dos punteros de la pasada contienda electoral.
Por una parte vemos a un Andrés Manuel López Obrador repuesto de las primeras horas y los primeros días que le siguieron al fraude electoral y muy repuesto, seguro y dueño de los escenarios planteados por varios comunicadores, aún de los más espinosos como lo hemos visto en los últimos días.
Por otro lado hemos sido testigos de las actividades de un Felipe Calderón Hinojosa cada vez más desgastado y más preocupado, cargando con su “presidencia artificial” como aquel merolico que anda de tianguis en tianguis, cargando con su viejo portafolios donde guarda sus pócimas y sus elíxires, buscando quién le compre su milagroso producto; en este caso, el de FCH, buscando quién le compre la idea de que él ganó la elección presidencial.
El problema es que la audiencia que lo escucha hablar de un gobierno de unidad, de un gabinete plural, de los asuntos migratorios, de las reformas educativas, entre otros temas, no es precisamente el que representa a los mexicanos que seguramente votaron por él.
Y si no se tratara de un asunto tan grave y delicado para la vida de la Nación Mexicana, bien podríamos soltar la carcajada viendo su apesadumbrada figura recibiendo vida artificial de los personajes más nefastos para México en los últimos 30 años.
El apoyo que Felipe ha recibido de gente como Víctor Flores o Elba Esther Gordillo (Parásitos o sanguijuelas creados por el régimen pasado que hoy parece estar reencarnando en el blanquiazul) se parece mucho a la transfusión de sangre que recibe un paciente medio sano, de parte de un alcohólico o de un drogadicto.
Pero no le queda de otra; antes de irse a España –o de allá mismo, no hay precisión en la información- Manuel Espino el dirigente panista peregrino religioso envío sendas instrucciones a los comités directivos estatales y a los gobernadores emanados del PAN para que se abstuvieran de entrarle a la defensa jurídica y política de Calderón y que dejaran de hablar de él como si fuera el presidente electo.
Difícilmente las estructuras formales del panismo le levantarán la mano a su correligionario.
Tal vez por eso, ayer en Querétaro, el gobernador panista Francisco Garrido Patrón dio un giro a su discurso de hace un par de semanas cuando señaló –triunfalista- que el ganador de la contienda había sido Felipe Calderón.
Ayer, más mesurado, admitió que la calificación de la elección tendrá que correr a cargo del Tribunal Electoral del PJF “la salida que tenemos prevista los mexicanos en las leyes, es que es el TRIFE el que tiene que determinar quién es el ganador de la contienda al calificar la elección.
Y a esta determinación tendremos que sujetarnos todos y cada uno de los mexicanos, incluido el Señor López Obrador”.
Entonces, Calderón, tendrá que seguir buscando afuera del PAN y entre lo peorcito de los liderazgos charros y como merolico en tianguis, quién le compre la idea de que él ganó las elecciones.
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miércoles, julio 26, 2006
PRESIDENCIA ARTIFICIAL
Publicadas por Anónimo a la/s 6:28 p.m.
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