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domingo, julio 09, 2006

Crónica del acto en el Zócalo

México
El pueblo en las calles y el fraude en las urnas
Edgar González Ruiz

“Si no hay solución habrá revolución”, advertía la pancarta que portaba uno de los asistentes a la asamblea informativa que Andrés Manuel López Obrador, abanderado de la izquierda a la presidencia de México, convocó este sábado a las cinco de la tarde en el Zócalo de la capital mexicana.
La multitud, que alcanzó la cifra de cerca de 300 mil personas, según cálculos conservadores, y que podría haber ascendido según otras estimaciones a más de 500 mil, llenaba completamente el Zócalo al igual que las calles laterales donde en forma compacta marchaban miles de seguidores del político originario de Tabasco, al sureste de México.
Sí se puede asegurar que no eran 100 mil, como han afirmado algunos medios partidarios de la derecha, y también que AMLO ha logrado una identificación ideológica y ética con gran parte de la ciudadanía, como indicaban las expresiones de apoyo al que esa gran parte de la población reconoce como su presidente electo.
La multitud incluía lo mismo obreros y profesionistas que estudiantes, jóvenes al igual que ancianos, amas de casa, familias enteras. Había contingentes de varios estados y gente indignada por haber presenciado episodios del fraude.
Entre esos testigos del fraude se contaban representantes de partidos en las casillas electorales, de Atzcapotzalco, por ejemplo, quienes constataron que misteriosamente se habían eliminado del padrón a personas mayores, beneficiarias de los apoyos que para su subsistencia han recibido del gobierno capitalino, ayudas a las que se opone la derecha. De acuerdo con esos testimonios, las autoridades del IFE no hicieron caso de las quejas y por el contrario ejercieron presiones para que no se denunciaran.
Según otro testimonio, en casillas del estado de México se eliminaron votos para AMLO alegando que al tachar el emblema partidista en la boleta electoral el votante había rebasado el espacio asignado para ello. Otras personas denunciaban que no llegó suficiente material electoral a varias casillas en las que había gente que evidentemente votaría por AMLO.
En fin, en los diferentes niveles del control de las elecciones se han registrado trampas por parte de la derecha, desde la intervención de Fox a favor de Calderón, pasando por el fraude cibernético del Programa de Resultados Preliminares, del cual fue contratista uno de los cuñados de Calderón, hasta el albazo del IFE para proclamar triunfador a Fecal, por encima de sus facultades legales.
Contrastando con lo que suele ocurrir en eventos meramente partidistas, muchos de los asistentes hacían de sus mantas y pancartas espacios de expresión personal donde incluían desde caricaturas y periódicos murales, hasta verdaderos editoriales y epigramas.
Asimismo, en espacios de la Web se han recibido denuncias de que partidarios del candidato derechista Felipe Calderón, Fecal, están agrediendo a las personas que acuden a los comercios a solicitar materiales para la elaboración de mantas con fotografías o los cartelones y volantes que circulan en los actos favorables a AMLO.
Un pasacalle de evidente factura casera, colocada sobre la avenida Madero, daba la bienvenida a López Obrador: “Bienvenido Señor presidente López Obrador”. Igual que esta había muchas otras expresiones espontáneas de la simpatía popular que desde hace mucho en México los presidentes y otros funcionarios logran sólo mediante el acarreo y la manipulación mediática y corporativa.
Entre muchas otras muestras de afecto hacia AMLO, dos jóvenes llevaban una manta que proclamaba: “cuando a un hombre lo sigue el pueblo es porque lleva el corazón en la mano”. Una pancarta que llevaba una señora decía: “López Obrador: ¿cómo no te voy a querer, (si eres) honesto y valiente?” y la espalda de otro manifestante mostraba la frase: “Querido peje: no estás solo” y otro afirmaba en una pancarta: “Estoy aquí por convicción. Sé que eres ganador. No estás solo”.
Quizás uno de los principales elementos que han mantenido la popularidad de AMLO es precisamente su alejamiento personal de los usos de una clase política acostumbrada a los privilegios y a las negociaciones a espaldas del pueblo y contra él. De hecho, el PAN ha tratado de resolver el conflicto electoral cada vez mayor mediante apoyos gubernamentales y acuerdos cupulares. Así, a pesar de que A pesar de que el PAN desarrolló una campaña basada en insultos contra el candidato de la izquierda, a quien constantemente calificaron como “un peligro para México”, ahora Calderón le ofrece incluso un cargo en el gabinete y dice tener coincidencias con su proyecto. Pero si todo esto es cierto, su propaganda de campaña era falsa, e incluso calumniosa, y estaría evidenciando el verdadero perfil ético del personaje, Fecal, que constantemente se prodigaba autoelogios destacando su pretendida honestidad y sus “manos limpias” que ahora tiende al opositor al que calumnió. Por el contrario, una de las pancartas resumía así a los principales bandos en contienda: “López Obrador ama al pueblo, Felinillo ama al dinero”.
AMLO se ha mostrado consistente en su apoyo a un proyecto de nación que contempla la defensa del laicismo y de la soberanía nacional, así como la austeridad republicana y la justicia social, aspectos que han despertado el odio vesánico de los derechistas.
“Justicia o muerte. 1910”; “70 años de PRI: ¿queremos otros 70 años de PAN?”, “Un pueblo que olvida no tiene futuro”, era algunas de las consideraciones históricas que se hacían en la propaganda de los manifestantes, quienes también recriminaban a Fox el haberse presentado en 1988 y en el 2000 como un defensor de las leyes: “¿Qué esperas para cumplirlas?” se le espetaba en una manta, mientras que en otra se le advertía: “Vicente Fox: ve haciendo tus maletas porque te vamos a derrocar” y “Vicente Fox, metiste la cuchara en las elecciones”.
Muchas de las demandas de los partidarios de AMLO que colmaron el Zócalo se referían al conteo voto por voto, como requisito para garantizar la certeza del resultado electoral, si bien el arsenal derechista puede incluir trampas y métodos para inducir un resultado favorable a su candidato por parte del Tribunal Federal Electoral, al que el Instituto Federal Electoral, controlado totalmente por personajes allegados a la derecha, ya le arrebató extrañamente la prerrogativa de declarar al ganador de los comicios, con lo cual se está tratando de forzar el fin del conflicto y el reconocimiento oficial para Calderón.
Por eso, algunos manifestantes escribieron: “Mi voto no se vende, el IFE no comprende”; “voto por voto, el resultado es otro”, “el pueblo se cansa de tanta pinche transa”.
No sólo el pueblo que acudió al Zócalo expresó su apoyo a AMLO sino que muchas personas evidenciaron también el rechazo hacia Fecal, que ha sido ante todo fruto de la propia guerra sucia de este contra sus adversarios en las elecciones. “Calderón: la democracia se vive, no se compra”; “Ni yo quiero a Felipe”, dice el letrero que sostiene un niño pequeño al que su madre lleva en hombros. “Calderón: ¿con que autoridad moral educarás a tus hijos?”, cuestiona en su pancarta un anciano que va en silla de ruedas y que es el estereotipo de la propaganda panista contra las multitudes que apoyan a AMLO, pues a sus 43 años, en un acto de campaña en Guadalajara, Fecal se decía joven como los cientos de estudiantes de escuelas privadas, adolescentes y veinteañeros, que lo fueron a respaldar con pancartas que simplemente expresaban lemas publicitarios que hacían referencia al “México triunfador” y juegos de palabras como “mi primera vez será con Felipe”. Las famosas “manos limpias” de que hacía alarde el candidato derechista se han convertido en el estigma del nepotismo, del fraude cibernético, de las trampas electorales y de los mecanismos de la elección de estado. Contrariamente a ese estereotipo que han cultivado los panistas, en el Zócalo también había muchos jóvenes, y muchos de ellos pedían por ejemplo educación pública, otra de las demandas que enfrentan en México a la izquierda y la derecha.
Previamente a que AMLO hablara en la Asamblea del Zócalo, se difundieron dos grabaciones en las que se escucha a Elba Esther Gordillo, dirigente sindical de los maestros y a Pedro Cerisola, secretario de Comunicaciones y Transportes hablando con el gobernador de Tamaulipas, Eugenio Hernández Flores, donde se habla de un apoyo de los gobernadores priístas en los estados del norte del país a Felipe Calderón, en contra de su propio partido, el PRI. Las grabaciones fueron dadas a conocer por Jesús Ortega, coordinador de la campaña de López Obrador, quien dijo que éstas dan cuenta de una negociación del Gobierno federal y algunos sectores priístas para evitar que López Obrador ganara las elecciones presidenciales.
Martí Batres, presidente del PRD en el Distrito Federal, dijo que en el Zócalo capitalino se encontraban concentradas más de 500 mil personas y Fernando del Paso hizo notar que la palabra violencia ha regresado nuevamente a los comicios de México.
AMLO ratificó su posición de defensa del voto y del proyecto de nación que lo identifica con millones de ciudadanos: “Vamos a defender nuestro triunfo”, afirmó, e hizo notar la falta de escrúpulos de la derecha para evitar su llegada al poder, enunció los territorios ganados por el PRD y propuso las acciones siguientes para la defensa del voto, que incluyen la impugnación de las votaciones del IFE, un conteo público de los votos, así como nuevas movilizaciones. Al final de su alocución, AMLO pidió levantar la mano a quienes las quisieran aprobar, lo que fue hecho de manera generalizada, y quizás por primera vez en sus vida, muchas personas gritaban con entusiasmo “sí, señor presidente”, porque AMLO es el presidente del pueblo.
En su discurso, AMLO hizo una observación que puede ser muy importante para el futuro inmediato del conflicto poselectoral, que fue un llamado al ejército para evitar las intervenciones en los lugares donde están resguardados los paquetes electorales. Es, ciertamente, una duda que muchos albergamos, de si están esos materiales a salvo de personajes que constantemente pretenden resolver los problemas a base de trampas y de imposiciones.
En su camino a la anulación de la voluntad popular, el PAN no ha seguido el método de la “floridización”, al estilo de la elección del 2000 que le dio un margen de Victoria estrechísimo a Bush, luego de un largo proceso de recuento de los votos, sino que ha optado por el albazo electoral burlando las leyes y con el apoyo directo de Fox para lograr el reconocimiento internacional. Cabe añadir que si bien la parte más conservadora del clero y de la jerarquía apoyó a Fecal, varios obispos avalan la petición ciudadana del conteo voto por voto. En sí esto se puede considerar como un probable indicio de que nuevamente la derecha cree tener controlada ya la situación mediante un fallo negociado de antemano o inducido desde el poder. Sin embargo, en algunos casos, como el del obispo Raúl Vera, hay también una critica directa al papel del IFE al convalidar el supuesto triunfo de Calderón. Ha señalado el prelado, quien fuera coadjutor y aliado de Samuel Ruiz en Chiapas, que “la elección no está aún definida”, que a Andrés Manuel López Obrador lo asiste la ley para poder impugnar los resultados de los comicios, y ha lamentado que el presidente del Instituto Federal Electoral (IFE), Luis Carlos Ugalde, haya declarado ganador al panista Felipe Calderón “aun cuando el proceso electoral todavía no se define, porque –auguró-- se va a definir en los tribunales”. También señalo Vera que en los comicios del domingo la voluntad ciudadana fue marginada “por el interés de los ricos”.
En el acto circuló también, entre otros materiales, un manifiesto de las cuatro personas –Pablo de Antuñano, Fernando Santillán, Jair Patiño y Simón Espinoza- que se han puesto en huelga de hambre contra el fraude electoral, las trampas del PAN y “la estrategia impulsada por el PAN, orientada a dividir el país y sembrar el miedo”.
Ciertamente, uno de los poco velados proyectos de Fecal, sugerido en su campaña, consiste en la criminalización de la disidencia política, para lo cual pretende quitar al gobierno del DF el control de la policía capitalina con el pretexto de los “secuestros” y del “narcomenudeo”, para luego reprimir a quienes no comulguen con la derecha.

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