REFORMA.
Manuel J. Jáuregui.
Temor fundado.
Especialistas en la materia, gente que conoce de estos temas, saben algo que la población no sabe, algo que nuestros gobernantes no quieren que se sepa: el problema de la inseguridad en nuestro país es aún más grave de lo que aparenta.
Los asesinatos rutinarios, levantones, secuestros y demás síntomas del narcotráfico que agobian al País son sólo la punta de un peligrosísimo iceberg que esconde el colapso total de nuestro sistema de orden e impartición de justicia.
Nuestros vecinos los estadounidenses, gracias a sus sistemas de espionaje -entre ellos el llamado "Echelon", capaz de interceptar cualquier conversación telefónica en cualquier parte del mundo, y muchas no telefónicas gracias a tecnología que ya la quisiera James Bond-, están más enterados de este peligro que nosotros.
En consecuencia, cuando el zar antidrogas de EU, John Walters, afirma TEMER que "la soberanía de México está en peligro ante el narcotráfico y la violencia que éste genera", tengan por seguro que el suyo es un TEMOR FUNDADO."A lo largo de nuestra frontera suroeste, el tráfico de drogas y la violencia asociada con éste representan una grave amenaza no sólo para la salud y la seguridad del pueblo mexicano, sino PARA LA SOBERANÍA DE MÉXICO MISMO", dice textualmente el reporte presentado por Walters este fin de semana en Washington.
No exageran, pues para quienes saben es un hecho -cosa que el grueso de los mexicanos ignoramos- que los capos del narcotráfico han SUPLANTADO a las autoridades mismas en numerosas comunidades de nuestro país, sobre todo en la zona rural, pero crecientemente en la zonas metropolitanas, estratégicas en la llamada "ruta del narco" del sur hacia la frontera norte.
También en zonas metropolitanas que por su desarrollo se han convertido en importantes centros de CONSUMO, por ejemplo la antes pacífica y laboriosa Monterrey, ciudad en la cual, en lo que va del año (45 días), han sido asesinados -acribillados con ráfagas de metralleta- SIETE policías o ex policías, como consecuencia de una creciente ola de violencia relacionada con el narcotráfico que disputa una zona que se ha convertido en jugosa plaza por ser, simultáneamente, centro de consumo y ruta de exportación.
Empleando una combinación de corrupción y la diseminación del terror (por ello la reciente campaña de asesinatos contra policías o personal del Poder Judicial), la delincuencia producto del narcotráfico se ha apoderado de comunidades enteras, en las cuales se convierten en autoridades de facto que le ordenan a los alcaldes y nombran a los jefes policiacos.
Esto sucede en las zonas rurales de cuando menos los estados de Guerrero, Michoacán, Sonora, Sinaloa, Tamaulipas, el norte y noreste de Nuevo León y la parte norte de Coahuila y Chihuahua.Ahí, los capos del crimen y sus soldados actúan con absoluta impunidad, no sólo con la tolerancia de las autoridades, sino frecuentemente con su plena complicidad.
A esto se debe que el zar antidrogas de Estados Unidos, John Walters, afirme que nuestra soberanía esté en peligro, y a ello obedece también que en un acto de plena congruencia y honestidad (algo raro en la política) nuestro Presidente Felipe Calderón haya afirmado que "o se rescata al País de manos del crimen organizado o se pierde el futuro de México".
Sabe bien nuestro Presidente -y a ello se refiere con sus declaraciones- que muchas zonas importantes de México han caído en manos del crimen organizado, por ello habla de "rescatar", porque la autoridad es ya rehén de los cárteles.
Repetimos: la situación real es peor de lo que aparenta, pues tras telón queda manifiesta la inoperancia de las organizaciones policiacas y judiciales en relación al narcotráfico.Ninguna sociedad puede funcionar perdiendo la paz y sin la capacidad de administrar justicia.
En este sentido hace tiempo que nuestro país cayó enfermo de este cáncer, la diferencia es que el actual es el primer gobierno que lo reconoce.
Esperemos todos que sea también el primero en RECTIFICAR y rescatar nuestra soberanía, que es lo mismo que decir el futuro y viabilidad de nuestra nación.
Comento:
Como decía Reyes Heroles, "la forma es fondo".
El FONDO del asunto es real, el poder del narco ha suplantado en muchas regiones al poder político.
Lo que el editorialista Jaúregui evade en su planteamiento es que Fecal -al que llama nuestro presidente, en todo caso será "su" presidente y le endilga los adjetivos de "honesto y congruente"- ha asumido la presidencia como resultado de un fraude electoral , lo que lo convierte en un presidente espurio. Y por lo mismo carece de absoluta HONESTIDAD Y CONGRUENCIA.
Esta es la FORMA como el espurio se presenta ante la delincuencia organizada y por lo mismo hasta para los mismos delincuentes el "honesto y congruente" -según Jaúregui- carece de legitimidad y autoridad moral para combatir al crímen organizado. Los mismos delincuentes lo ven como un mafioso mas que los quiere desplazar de su lucrativa actividad. Y el resultado, ya lo estamos mirando, la delincuencia se pitorrea de fecal y sus cómplices los milicos y hasta le deja mensajes claros, como el del Estado de Guerrero: "A nosotros el gobierno federal nos vale madres".
Le recomiendo a Jaúregui la lectura de la novela "El padrino" de Mario Puzo, para que vea como reaccionan los delincuentes ante los poderes fácticos.
Yo me solidarizo a la esperanza de Jaúregui de que el espurio "RECTIFIQUE", pero no en el combate al crimen organizado, sino que renuncie a su terquedad de querer ser "presidente" de México y deje el paso a gente verdaderamente honesta y congruente para que ponga al país en orden.Gente que los propios delincuentes respeten por su legitimidad.
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miércoles, febrero 14, 2007
mmmmjjjjjjuuuuuuuu....
Publicadas por Armando Garcia Medina a la/s 12:03 p.m.
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