"Los mejores días son el viernes y el sábado y cuando es quincena, los carros no paran, hay clientes de a madre".- (Navarrete) "La lana no es pedo, ahí tienes de todo, hasta su droguita si te gusta." En Mérida, los hay de distintas partes: tampiqueños, beliceños, veracruzanos, sobre todo tabasqueños, defeños y algunos yucatecos "Profesión" de nuestro tiempo Los "mayates" tienen características similares: suelen ser casados y tener algunos hijos/ No trabajan porque "en ningún pinche lugar me van a pagar los seiscientos o mil pesos que gano en un rato por estar con unos cuates" Se decía que la profesión más antigua del mundo era la prostitución... femenina. Hay que aclarar ahora: ¿Por qué? Pues es que un sector de los hombres han asumido tal modo de vida. Igual que ellas, brindan sus servicios (placeres, dicen), a personas de su mismo sexo. Este pago tiene ciertos niveles: una miradita al paquete, $100.00; uso oral, $150.00 y el servicio completo va de $300.00 a $700.00, depende de cuántas caricias requiera el comprador.
En Mérida la aparición de estos profesionales coincide con el primer gobierno de Ana Rosa Payán como alcaldesa. Era la época de La Papaya, centro de reunión de gays ubicado en la calle 60, Santa Lucía. Su ruta abarcaba las calles 60, 54, 55, 57 y obviamente la Plaza Grande. En las calles mencionadas el servicio era nocturno. En el Parque Principal era lo mismo la mañana, el mediodía, la noche y la madrugada. Su aparición coincide con los tiempos del SIDA y llama la atención el poco temor que les infunde esta enfermedad.
Los mayates tienen características similares: suelen ser casados y tener algunos hijos. No trabajan porque "en ningún pinche lugar me van a pagar los seiscientos o mil pesos que gano en un rato por estar con unos cuates". Ese dinero no sirve para alimentar a la familia, lo utilizan para la vida nocturna, para ver a las amigas en los "teyboldans" o para emborracharse en casa de algún otro mayate. También lo invierten en perfumes, que suelen ser de marcas femeninas, ropas caras, alimentos y gimnasios. El aroma y la presentación forman parte del éxito, de la demanda que tienen. Gastan en pizzas o en comida callejera y en Dry Cleans. No dan un golpe y les gusta el dispendio, sin mayores preocupaciones. "Ahorita lo gasto, al rato lo consigo, siempre aparece alguien que requiere de servicios", afirman.
En Mérida, los hay de distintas partes: tampiqueños, beliceños, veracruzanos, sobre todo tabasqueños, defeños y algunos yucatecos. Todos están regulados por los asuntos laborales de los consumidores. "Los mejores días son el viernes y el sábado y cuando es quincena, los carros no paran, hay clientes de a madre". Nunca suben a un Volcho porque suelen ser piojos los dueños de esos vehículos, es decir, conductores que regatean la mercancía.
Cuando un vehículo de las grandes marcas se detiene, el servicio es seguro. "La lana no es pedo, ahí tienes de todo, hasta su droguita si te gusta." Un mayate conectado con lanudos conoce los mejores lugares, buenos bares y restaurantes, y si logra tener clientela fija lo llevan de viaje o de paseo de fin de semana a cualquier parte que sea.
¿Y su esposa e hijo? ¿En el olvido? No. En la mentira, el engaño, el embuste, a la espera. Viven separados con la conciencia de que cuando quieran llegar a su casa ahí está la esposa y el chicuelo. La familia y el hogar son como un descanso, el recordatorio de que son heterosexuales, la referencia de la paternidad y el orgullo de la continuidad. Nunca aceptan que son homosexuales, nada hay más desconocido para ellos que ese asunto. Lo suyo es dinero, la excitación, la erección la consiguen pensando en la cantidad de billetes que van a obtener con ese desconocido.
¿De dónde surgen estos jóvenes? De la necesidad de comerse al mundo de un bocado, de comprar todo sin tener que esperar a la quincena los pocos pesos que se gana en ella. Les preocupa perder la juventud, están conscientes de que ante ese suceso se acabará la gran comilona mundana. Pero prefieren no pensar en el mañana. Viven el momento, ni siquiera el día. Lo que obtienen es gastado en lo inmediato ya que tienen que pagar el departamento, la casa alquilada o el hotel.
¿Piensan, se enamoran, son tontos, educados, desmadrozos, irrespetuosos, chantajistas? Nada que ver. Les gusta su trabajo y la vida como se les presenta. Desde la aparición de la tarde comienzan a prepararse para tomar su sitio en el parque o la esquina. Esa vida callejera les gusta tanto que aunque aparecen señores con dinero que les quieren dar casa, comida y dinero seguro, ellos no aceptan. Conocer distintas personas es lo suyo. Perder la libertad con un fijo les parece inaceptable. Ese cambio de vida, ni por mucho dinero, lo desean.
En la actualidad, aunque hay persecución policíaca y padecen extorsión, mantienen su ruta y lugares señalados, se reciclan y a veces parece que aumenta.
(Víctor Salas) |
No hay comentarios.:
Publicar un comentario