La Sombra de Zedillo |
sábado, 17 de febrero de 2007 | |
Fausto Fernández Ponte Asimetrías I
El presidente Felipe Calderón ha caído en una trampa de su propia hechura ideológica y política y, sobre todo, de sus compromisos con intereses ajenos a los de México y, obvio antojaríase, los mexicanos. La primera trampa --resultado de su debilidad política devenida de su carencia de representatividad-- es la mediocridad intelectual de quienes conforman su gabinete de secretarios de despacho.
Esa trampa tiene doble compuerta y muchas de tenazas. A la mediocridad intelectual de quienes conforman su equipo de colaboradores sumaríase otras cortedades, éstas de carácter político. Cierto. Ninguno de sus colaboradores en el primer círculo concéntrico del Poder Ejecutivo posee un sentido político ni mucho menos de los tiempos políticos. No hay, pues, en este gobierno, oficio político. Y esa carencia es más notoria en el secretario del despacho de Gobernación, Francisco Ramírez Acuña, responsable, precisamente, de hacer política. A tan dramática ineptitud política se adhiere otro demérito: la ideologización de las actividades de cada secretaría de despacho, cabezas de sectores en el esquema organigránico del Poder Ejecutivo. Espectacularmente notoria es también esa carencia de oficio político en el secretario del despacho de Seguridad Pública, Gerardo García Luna. Se nos exhibe como alguien desposeído de sensibilidad. II Así, el presidente Calderón --a quien millones de sus coetáneos consideran espurio y rehén de intereses creados contrarios a los de México-- vive entrampado. Y la tendencia es a entramparse más y más. Esa tendencia acusa nitidez, pues la mitad, más o menos, del total de sus secretarios de despacho fueron sugeridos, si no es que propuestos, por el ex Presidente Ernesto Zedillo. El más emblemático de esos zedillistas es Agustín Carstens, titular del despacho de Hacienda y Crédito Público, a cuya notoria falta de sentido político agregaríase su cosmovisión tecnocrática. El señor Carstens --quien según confesión propia se zampa cada día alimentos por valor de dos mil pesos, suma mayor que el salario mínimo mensual de millones de mexicanos-- es un cancerbero típico. Dicho de otro jaez, don Agustín protege los intereses del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, que son instrumentos de dominación del Estado estadunidenase sobre nuestra América. Y ese Estado estadunidense es, a su vez, la herramienta del poder de los consorcios trasnacionales, que lo usan con fines estratégicos, los de crear y consolidar las condiciones favorables a sus intereses. Visto al través de esos prismas, el ex presidente Zedillo emerge como el arquitecto y ejecutor --subrogadamente-- de las políticas hacendarias y de crédito público del gobierno calderonista. III Concluiríase que los pilares y, a la vez, ejes pivotales, de secretarios de despacho del Presidente Calderón son esos dos personajes --don Francisco y el señor Carstens--. El señor Ramírez Acuña es partiquino del Presidente y, como éste, no se distingue por la posesión de una mente brillante ni capacidad de imaginación y, eso sí, poseedor de prejuicios muy arraigados. Y es, por añadidura, intolerante. Su intolerancia es proverbial, pues se ha manifestado sin tapujos ni eufemismos durante su gestión como gobernador de Jalisco. Dícese de él que goza torturar. Intolerante y sádico, pues. Ideologiza su quehacer como secretario del Presidente en materia de la gobernación del país y, al darle ese cariz acentuadamente ideológico, registra la realidad maniqueamente. Mas, ciertos o no, esos atributos del secretario Ramírez Acuña son percibidos por la ciudadanía como un verismo y ello se ajusta al antiguo axioma de que en política lo que parece es. ¿Y don Agustín? En los casi cien días de existencia del gobierno calderonista --el calderazo--, este rotundo y pantagruélico personaje se ha concentrado en identificar fugas hacia rubros sociales. Es el secretario Carstens el responsable de darle forma a la llamada reforma fiscal que el Presidente desea realizar, a fin de acrecer el monto de los ingresos del Estado. El sueño de don Ernesto. Glosario: Cancerbero: Perro de tres cabezas que según la fábula, guardaba la puerta de los infiernos. Portero o guarda severo e incorruptible o de bruscos modales. Organigránico: Relativo a organigrama. Pantagruélico: De Pantagruel, personaje glotón. |
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