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sábado, noviembre 11, 2006

HAY DE TERRORISMO A TERRORISMO.

¿Terrorismo?

José Luis Piñeyro
11 de noviembre de 2006

D espués de los bombazos contra las instalaciones

del Tribunal Federal Electoral, Scotiabank y el PRI,
surgieron múltiples especulaciones sobre los responsables.

La principal apuntó hacia el resurgimiento de comandos
guerrilleros; así, el secretario de Seguridad Pública federal,
Eduardo Medina-Mora, afirmó que se trataba del Comando
Jaramillista Morelense; el subprocurador de Investigación
Especializada en Delincuencia Organizada, Santiago
Vasconcelos, consideró que se trataba del Ejército Popular
Revolucionario (EPR) y del Ejército Revolucionario del Pueblo
Insurgente (ERPI).

Secundariamente se pensó en otras fuentes posibles como
grupos paramilitares ligados a Ulises Ruiz, como señaló el
secretario de Gobernación, Carlos Abascal. Esta también fue
una hipótesis de trabajo apuntada por el subprocurador
Vasconcelos, y otra más: alguna instancia de gobierno federal
o estatal que pretendiera dar la impresión de que se estaban
saliendo de control movimientos sociales de izquierda radicalizados.

Hoy, la mayoría de las autoridades apuntan hacia el EPR
y el ERPI, aunque es apresurada una actitud concluyente
que descarte las opciones mencionadas u otras como el
narcotráfico (no hay que olvidar que ha reclutado a soldados
desertores, los famosos zetas) o bien hasta un gobierno
extranjero, como apuntó un conocido periodista.

Al margen de cuál es el responsable, dos cosas quedan
claras con los estallidos: primera, no existe suficiente
coordinación y cooperación entre los órganos de inteligencia
civil, y segunda, en nada benefician a la izquierda institucional
y a la social.

Además, algunos medios de comunicación y personajes
han recurrido a una visión superficial sobre el terrorismo,
como el presidente designado, Felipe Calderón.
Los expertos revelan que son tres los niveles de
accionar terrorista de acuerdo con los objetivos perseguidos.

El primero es el terrorismo "blanco", pues no pretende
causar muertos o heridos entre la población civil sino
dañar edificios con cierto simbolismo político, como
recién sucedió; representa una forma de protesta por
una situación política crítica, de propaganda mediante
comunicados y de eventual concienciación social.

Se reportó que en la ciudad capital los daños provocados
a puertas, ventanas y vidrios alcanzaron a 105 casas y 12 comercios.

Medina-Mora rechazó que se les califique de terroristas
"porque son actos que no están dirigidos a causar daño a
la sociedad civil... son acciones condenables, se trata de
propaganda armada" (EL UNIVERSAL 8/XI/06).

La segunda forma de acción es el terrorismo selectivo,
dirigido a capturar, enjuiciar y eventualmente eliminar
a funcionarios civiles o militares responsables de
cometer torturas o masacres; o bien a jueces que han
encarcelado líderes sociales o miembros de la
organización rebelde; o bien a personajes críticos
a la organización como periodistas, locutores, diputados, etcétera.

Se piensa que son actos de ajusticiamiento frente
al terror institucional; se pretende ganar legitimidad
social y reclutar combatientes. El tercer nivel es el
terrorismo indiscriminado donde las víctimas no
importa si son niños, mujeres o ancianos o miembros
de organizaciones de oposición política legal.
Esta forma de acción se usa por lo general frente
a situaciones de un ejército de ocupación y sus aliados nacionales.

En México, las guerrillas de los años 70 del siglo pasado
y de principios del actual han recurrido al primer nivel
de acción, ocasionalmente al segundo y por fortuna
nunca al tercero. Por lo anterior, resulta muy preocupante
que Calderón, en el congreso del Consejo Empresarial
Mexicano de Comercio Exterior, haya declarado que
será una prioridad el combate al crimen organizado,
pero también al ¡terrorismo!, entendidos ambos como
una batalla larga y con grandes costos económicos y humanos.

Calderón al parecer ya olvidó su promesa de combatir
a la pobreza nacional y se hace eco de voceros
empresariales como José Luis Barraza, quien remató:
"Hay grupos radicales y grupos de guerrilla en algunos
movimientos sociales; qué bueno que Calderón tenga
como prioridad el estado de derecho".

Los empresarios hablan de terrorismo fiscal cuando
el Estado pretende cobrar impuestos a los morosos;
los 20 millones de mexicanos en pobreza extrema que
sobreviven con un dólar diario, enfrentan
cotidianamente una situación de pavor cercana
al terror. Claro, los primeros tienen la opción de
evadir, los segundos no. Hay de terrorismo a terrorismo.

Profesor investigador de la UAM-A

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