ACIERTO.

Un acierto de Ebrard

martes, 27 de febrero de 2007

Marcelo Ebrard. Francisco Rodríguez Indice Político Alcaldes y gobernadores de municipios y Estados donde el narcotráfico se ha enseñoreado, invariablemente aducen que el problema no es de ellos... y le tiran la pelota a la Federación, sin importar que los ciudadanos a quienes "gobiernan" vivan en permanente estado de intranquilidad o, peor aún, mueran por enfrentamientos entre las bandas, donde ellos reciben balas sólo por pasar por ahí. Igual si se trata de Jorge Hank, en Tijuana, que Eugenio Hernández, en Tamaulipas, los "servidores públicos", se desentienden del flagelo que azota a sus comunidades y, por no ser "de su resorte", cierran los ojos o, peor, esconden la cabeza en la arena. Indicios hay de que algunos de ellos, conocedores de la presencia de "mañosos" en los territorios bajo su encargo, no sólo pecan de omisión, incluso de complicidad, al cobrar a los interesados lo que en el argot se conoce como "derecho de piso". Les pagan por hacerse de la vista gorda o, peor aún, por brindarles seguridad hasta con elementos de las policías locales. En tal ambiente, resulta más que plausible que el nuevo encargado de la vida política de la capital nacional, Marcelo Ebrard Casaubón haya enfrentado al miura por los cuernos y, en una acción sorprendente, haya expropiado un enorme predio del centro urbano, localizado en el legendario barrio de Tepito, al comprobarse que en él se ubicaban importantes centros de acopio, almacenamiento y distribución no sólo de enervantes, incluso de mercancías "pirata" o robadas. Tal acción ha sido aplaudida por la sociedad. No sólo por quienes habitamos en el Distrito Federal y su área circunvecina, incluso por habitantes de entidades federativas donde enoja que las autoridades locales se hagan de la "vista gorda" ante el fenómeno criminal. Las pocas, escasas, voces discordantes surgieron exclusivamente para defender el sacrosanto derecho a la propiedad privada. Pero callaron casi de inmediato, al percatarse que la medida ha rendido excelentes resultados donde se ha aplicado, explícitamente en Colombia donde se ha vivido un fenómeno de narcoviolencia similar al que se está enseñoreando en nuestro país. Y vaya que ha resultado. Porque, de acuerdo a informaciones publicadas, mientras que los mediáticamente ostentosos "Operativos" echados a andar por la administración federal no consiguieron abatir la oferta de estupefacientes --se siguen vendiendo en el mercado interno a precios similares a los que tenían antes de la presencia policíaca y militar en las Entidades que han sido su objetivo--, la expropiación de la laberíntica vecindad tepiteña provocó que los precios de las dosis de droga en la capital de la República se fueran a los cielos. Tal no quiere decir otra cosa sino que ese golpe del gobierno capitalino fue certero. Que pegó en el corazón mismo del narco-negocio. Un acierto de Ebrard, ni duda cabe. Lo mejor de todo es que de acuerdo a lo anunciado, estos golpes certeros continuarán. Y que habrá una ley, similar a la colombiana, para que la autoridad capitalina sea más efectiva. Mientras, alcaldes y gobernadores tiran la bolita: "Es una bronca federal, no es mía". ¿De veras?