Mouriño "aplasta y aniqula" |
domingo, 21 de enero de 2007 | |
Prototípica del ejercicio absoluto del poder es la actitud del jefe de la Oficina de la Presidencia de la República, Juan Camilo Mouriño, en el estado donde su familia hace negocios: en Campeche, encabeza una facción que recientemente logró imponer a una incondicional suya como presidenta del PAN. El dirigente depuesto, Jorge Nordhausen --sobre quien pesan acusaciones por tráfico de influencias--, afirma que al "casi vicepresidente" de México no le interesa la gubernatura, sino mantener el control territorial
"¡Es el aplastamiento, el exterminio, la aniquilación!", truena Jorge Nordhausen González sobre su deposición como presidente del Partido Acción Nacional (PAN) en esta entidad y su reemplazo por Nelly Márquez Zapata, incondicional de Juan Camilo Mouriño Terrazo, jefe de la Oficina de la Presidencia, quien aquí consolida su feudo político y económico. El hombre más poderoso después del presidente Calderón tiene a su cargo el control del gabinete: a través de él se impidió que la negociación del Presupuesto de Egresos en la Cámara de Diputados se saliera de control. Frenó cualquier intento de los secretarios de Estado de emitir opiniones personales. Es también el enlace de la Presidencia con los integrantes del gabinete. Por si faltara algo, controla y supervisa la información que llega y sale de la Presidencia. "¡Se trata de aplastar, de aniquilar, de exterminar!", insiste Nordhausen, quien se asume como el presidente real del PAN y tilda de "usurpadora" a Márquez Zapata, coordinadora de la campaña de Felipe Calderón en Campeche e impuesta por Mouriño, quien ya sumó a sus boyantes negocios el control de ese partido, que aquí padece --como en otros estados del país-- una férrea disputa intestina. "Todavía no toman el poder y ya quieren ejercerlo. Ustedes quieren convertir al PAN en un partido de Estado", le dijo Nordhausen a Carlos Mouriño, el hermano mayor de Juan Camilo y emisario de éste para exigirle la renuncia, en agosto del año pasado, cuando comenzó a hacer sentir su fuerza, pese a que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) ni siquiera había emitido su fallo sobre la elección presidencial. "Ahora sí que está tan jodida la cosa, que un cabrón que ni siquiera es miembro activo viene a pedirme a mí, al presidente del partido, que renuncie. Pues no", le respondió Nordhausen en esa ocasión a Carlos Mouriño, y después se lo dijo directamente a Juan Camilo, episodios sobre los que narra a Proceso abundantes detalles y que evidencia la riña por el gobierno estatal. Sin embargo, mediante diversas maniobras, intrigas y aun ofrecimiento de cargos en las delegaciones del gobierno federal a los consejeros, Mouriño logró destituir a Nordhausen tres días después de entrevistarse con él, el 3 de septiembre, y nombrar a Márquez como presidenta interina el domingo 7 de enero, en un pleito trasladado al TEPJF y ante el que la dirigencia nacional, que encabeza Manuel Espino, se mantiene cautelosa. Nordhausen promovió un recurso ante el TEPJF para impugnar su destitución del 3 de septiembre y la instancia le dio la razón, pero Mouriño --a quien con sorna llama "vicepresidente"-- maniobró desde la Presidencia de la República para imponer a Márquez Zapata, lo que implica un desacato al mandato judicial, que está siendo combatido en ese órgano jurisdiccional. "La vida es muy rara. Los que hicieron presidente a Jorge Nordhausen, me hicieron presidenta a mí. ¡Tan sencillo como eso!", responde Márquez, empresaria pesquera y con apenas cuatro años de militancia en el PAN, quien no escatima elogios a Mouriño --"hombre brillante", con un "trabajo extraordinario" y un "reconocimiento enorme en Campeche"--, a quien deslinda de la maniobra. "A Jorge no lo mueve de su posición Juan Camilo, lo mueve el estatuto. Los consejeros lo único que hicieron fue cumplir el estatuto", insiste Márquez, afiliada al PAN desde agosto del 2004 y cuya familia estuvo vinculada al priísmo estatal, como buena parte de la elite que ocupa prominentes posiciones en el PAN. En términos legales, el problema es la interpretación del artículo 89 de los estatutos del PAN, que prohíbe al presidente estatal del partido ejercer simultáneamente un cargo de representación popular que implique viajar fuera del territorio campechano, lo que Nordhausen hizo sin problemas durante casi dos años mientras fue senador. Sin embargo, la reyerta es política entre los dos bloques hegemónicos que ambicionan controlar el PAN en Campeche para definir al candidato a la gubernatura, que se disputará en dos años y que, dan por hecho, ganarán. Esto es lo que ha dado lugar al absurdo de que haya dos presidentes. "En ninguna parte de los estatutos y reglamentos del partido se menciona que puede haber dos presidentes: uno en funciones, que soy yo, y otro interino, que es ella", afirma Nordhausen, quien ganó ante el TEPJF el juicio para concluir el período por el que fue electo y que concluye en julio. Y después de que Márquez asumió el cargo, en el que pretende reelegirse, Nordhausen promovió ante el TEPJF dos recursos: uno para ser ratificado como presidente en funciones a fin de concluir su período, y el otro para anular la elección de la presidencia interina, porque --insiste-- "en ninguna parte de los estatutos se habla de que puede haber dos presidentes". --¿Ella está usurpando el cargo? --¡Así es! Nelly Márquez es presidenta legítima, así como Andrés Manuel López Obrador --dice burlón--. Sólo López Obrador y Nelly se ostentan como presidentes legítimos, desafiando a la autoridad judicial. Negociación frustrada La pugna intestina en el PAN campechano, de por sí habitual entre los grupos de Ciudad del Carmen y la capital, se recrudeció después de las elecciones federales del 2 de julio y ante la elección de gobernador, 11 alcaldes y el Congreso, que se llevará a cabo dentro de dos años y medio. A finales del año, en la cumbre de su poder como jefe de la Oficina de la Presidencia, Mouriño vino a pasar las fiestas de fin de año a Campeche --que incluyó incursiones en la discoteca de moda-- y anticipó la conquista del gobierno estatal: "Vamos por todo en el 2009", afirmó. El PAN, sin embargo, padeció un retroceso en las elecciones del 2 de julio al perder cinco de los seis municipios que gobernaba --sólo retuvo Ciudad del Carmen y ganó Candelaria--, mientras que López Obrador se impuso en la elección presidencial, lo que aceleró la batida del grupo de Mouriño contra Nordhausen. El 29 de agosto, Juan Camilo Mouriño envió como emisario a su hermano mayor, Carlos, para solicitarle a Nordhausen --tamaulipeco avecindado en Campeche-- la renuncia a la presidencia del PAN, en una reunión que se efectuó en Isla del Carmen y en la cual estuvo presente Juan Carlos del Río González, ex candidato la gubernatura y candidato perdedor a diputado. La reunión se celebró en la residencia de Del Río, en un exclusivo fraccionamiento de la isla, y ahí Carlos Mouriño --encargado de los negocios de la familia-- le habló a Nordhausen de la "necesidad" y la "conveniencia" de que se separara "ya" del cargo. --Mi período termina el próximo año --respondió Nordhausen. --Pero queremos que ya te vayas --atajó, imperativo, el español. --Déjame terminar el año y en enero me voy --intentó negociar Nordhausen. --No, no, no. Ya tienes que irte --insistía Mouriño. --Bueno, entonces ¿qué te parece si me voy en diciembre? --ofreció el tamaulipeco. --No, no, no- --En noviembre... --No, no, no. --En octubre... --No, no, no. --Bueno, ¿qué se traen entre manos? ¿Por qué quieren que me vaya del partido así como así? Y en un súbito cambio de táctica, el hermano del nuevo jefe de la Oficina de la Presidencia --quien en 1997 no vaciló en alterar su documentación migratoria para poder irrumpir en la política mexicana (Proceso 1546)-- pretendió negociar un reparto de posiciones políticas al interior del PAN entre el grupo de los Mouriño y el de Nordhausen. La oferta era respaldar el nombramiento del diputado Mario Enrique Pacheco como coordinador de la bancada panista en el Congreso local, a cambio de que el grupo Carmen aceptara la designación de la diputada local y empresaria pesquera Nelly Márquez como presidenta del PAN. La otra opción era a la inversa. "¡Primero muerto que aceptar que esa traidora sea coordinadora de los diputados! Si por mí fuera, ella ni siquiera hubiera sido diputada. Todo el mundo sabe que aquí, en Carmen, trabajó a favor de la coalición", reviró Nordhausen y, señalando a Del Río, sostuvo que "este señor tiene que agradecerle el haber perdido el distrito". Un día antes del encuentro con Carlos Mouriño, Nordhausen había estado en el Distrito Federal para entrevistarse con José Espina, secretario general del PAN, y Héctor Larios, coordinador de los diputados federales, quien lo había designado secretario de la Mesa Directiva, cargo que no aceptó para no separarse como presidente de ese partido en Campeche por la interpretación del artículo 89 del estatuto. "A partir del primer minuto del 1 de septiembre me quedo con un solo cargo, para que no haya ninguna duda", les dijo Nordhausen a Espina y a Larios. --Oye, Jorge, pero si a ti te va a tocar recibirle el informe al presidente Vicente Fox en el vestíbulo de la Cámara de Diputados, porque no va a poder entrar. --Vas a tener que poner a otro, porque yo ahorita me voy a Campeche y me quedo como presidente del partido. Del Comité Ejecutivo Nacional del PAN, Nordhausen se trasladó a la Casa de Transición de Felipe Calderón, donde despachaba Mouriño, quien lo recibió después de tres cancelaciones y a quien le comunicó que no asumiría la diputación para seguir en la presidencia del PAN. --¡Pero si vas como secretario de la Mesa Directiva! --lo cortejó Mouriño. --¡Cámbiame la zanahoria, porque ésta no tiene ni color ni sabor! --le respondió Nordhausen, quien describe a Mouriño, en ese momento, recargado en su asiento y con los pies en el escritorio. "Yo quiero ir a la Cámara de Diputados para estar como tú, despatarrado, moviendo la patita, hablando por celular o lo que sea, y tú me estás mandando como secretario a la Mesa Directiva, donde tengo que estar rígido todo el tiempo, sin poder bostezar ni hablar por teléfono ni nada, y cuando esté leyendo un documento en tribuna nadie me va a hacer caso. Entonces no, cámbiame la zanahoria". Ya nos matamos En esa charla, ambos hablaron de la candidatura para gobernador, que ambos ambicionan, aunque Mouriño se descartó para la de 2009. "El mismo me lo dijo, y es natural: si en la posición en donde está le va muy bien, como yo espero, no le conviene venir de gobernador. Campeche es el 0.75% del país y él trae las riendas del país entero, es casi presidente. Y si le va muy mal, ya ni siquiera viene". Sin embargo, afirma, Mouriño busca imponer al candidato panista a gobernador: "El está proyectando, no sé si de veras o como bluff, a tres: el delegado de la Secretaría de Desarrollo Social, Mario Avila Lizárraga; Nelly Márquez, quien se autonombra 'la buena' de Mouriño, y el tercero es su cuñado Gabriel Escalante". --¿Les ve usted tamaños? --Para la interna me gustaría cualquiera de los tres, aunque sería mejor Juan Camilo para ganarle de una vez. Mouriño ya evadió una vez ese reto, cuando se le presentó en la disputa por la presidencia del PAN: "Le dije: 'Oye, Juan Camilo, ¿por qué no le entras tú, de una vez para que se vaya viendo de qué color pinta el camaleón? Yo quiero contigo, no me mandes sparrings'". Nordhausen está consciente de que él podría, eventualmente, no ser el candidato, pero también perfila a quienes son de su grupo. Uno es Sebastián Calderón, ex alcalde de Ciudad del Carmen, ex diputado federal y senador, presidente de la Comisión de Marina en ambas cámaras del Congreso; y el otro es su sucesor en la alcaldía, Ignacio Seara. Márquez Zapata, sin embargo, minimiza el conflicto y asegura que Nordhausen "está inquieto" por no haber respetado los estatutos del PAN, y deslinda a Mouriño, de quien se dice amiga, aunque aclara: "¡No soy incondicional! Me he caracterizado por luchar en lo que creo y no soy ciega a nadie". Como su sucesora, que es propietaria de barcos camaroneros, Nordhausen es también empresario y señalado como traficante de influencias --desde su posición como presidente de la Comisión de Energía del Senado-- para obtener contratos de Petróleos Mexicanos (Pemex) con sus empresas, fundadas en la década de los ochenta, una sospecha que gravita en este conflicto interno. Por ejemplo, según información oficial, la empresa Suministros Industriales Carrizales, S.A. de C.V., obtuvo 37 contratos de Pemex entre 1987 y 1999, pero a partir de 2000, ya con Nordhausen como senador, el crecimiento de la compañía fue de más de 1,000% anual: en cuatro años obtuvo 162 contratos de la paraestatal. "Dicen que trafico influencias como senador y como diputado federal, pero desde 1999 yo ya estaba retirado de la actividad empresarial, cuando ocupé esos cargos. ¿Cómo puedo traficar influencias? Yo obtenía los contratos de Pemex de la misma manera que ahora los obtienen mis hijos: concursando, licitando. Igualito". Para Nordhausen es hondo el conflicto en el PAN, no sólo en Campeche, y alude al caso de su tocayo Jorge Bajos Valverde, diputado panista de Guerrero, presuntamente ejecutado por sus correligionarios: "Yo decía que en el PAN podemos discutir con pasión e intensidad, pero no nos matamos como en el PRI. Ya no puedo decir eso. Me da pena, la verdad. No me queda otra, como panista, que ofrecer una disculpa a la sociedad mexicana. No tengo cara". En el caso de Campeche, dice, es falso que haya violado los estatutos, lo que motivó su destitución del cargo, en septiembre, y luego la imposición de Márquez Zapata por parte de Mouriño, es un episodio que tiene que ver con el establecimiento de los "límites de la jurisdicción de lo que es Presidencia y lo que es el partido". --Entonces, ¿por qué el empecinamiento de Mouriño? --¡Porque es el aplastamiento, el exterminio, la aniquilación! ¡Se trata de aplastar, de aniquilar, de exterminar! --¿Pasa eso en un partido que se dice democrático? --Lo que pasa es que no son las instituciones las que están mal, son las personas. Dicho más coloquialmente, más a la campechana, el PAN es la mejor institución política, pero adentro tiene a uno que otro hijo de puta. No son palabras mías, son del jefe nacional, de Manuel Espino. (Alvaro Delgado y Rosa Santana/APRO) |
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