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domingo, enero 21, 2007

Bours Contra la Libertad de Expresión

La detención de Mauricio Capdevielle

Simplemente porque es una historia que hay que platicar y porque según me cuentan ocurrió así.

Hace un par de días apuntamos a la sospechosa acción delictiva que ocurrió en las oficinas de la revista de sociales Sun Set.

La publicación cuya sede está en la colonia Pitic, en la calle Juan José Ríos 21 recibió la visita de los ladrones que se llevaron como 50 mil pesos en equipo diverso.

El asunto nada hubiera tenido de raro en una ciudad donde no son raros los asaltos, salvo por el hecho de que la revista es propiedad de Mauricio Capdevielle Flores.

Ninguna sospecha se hubiera despertado de no ser porque Mauricio atraviesa por un problema de índole familiar que es complejo.

Total: nada había para sospechar y sí mucho para lamentar, pero ocurre que Mauricio es, como ya lo habíamos comentado, uno de los acusados por Eduardo Bours Castelo como responsable de lo que el mandatario sonorense llama “prácticas oscuras del pasado”.

Le explico: Mauricio, su hermano Alejandro (el anterior dueño del periódico Cambio Sonora, otro de los medios “non gratos” a Bours), el columnista Alvaro Cepeda Neri y otros personajes ligados al llamado beltronismo, son señalados como artífices de lo que el gobernador llama una campaña sucia en su contra.

La expresión se intensificó luego de que en la revista Contralínea, dirigida por Miguel Badillo y cuyo Ombusdman del periodista es el propio Cepeda Neri; se publicaran un par de artículos de investigación sobre presuntas actividades de espionaje en el gobierno de Sonora que dejaban al descubierto la visión que los funcionarios de Bours tienen del gobernador. Espionaje que por cierto ha tenido como víctimas a funcionarios de la actual administración como en el caso de Juan Carlos Lam y que apunta a otros dos secretarios de estado a los que semana a semana “corren” en distintos medios de comunicación.

Fragmento de la conversación de Lam:

Compañero: hacer cosas diferentes. Sabes que me dejaste pensando una cosa mucho. Tú sabes lo culero que es el gobernador (Eduardo Bours).

JCL: sí, sí.

Compañero: tú estás muy cerca de él, sabes qué tan culero es él…

JCL: sí.

Compañero: ¿no le tienes miedo? La verdad.

JCL: ¿te soy honesto?

Compañero: la verdad.

JCL: no creo que sea tan vigilante como me han dicho.

Compañero: ¿no?

JLC: de hecho, un buen amigo, aquel que te digo que trabaja en el C-4, que conozco, me dijo: 'No, no nos tienen así...'

Compañero: ¿dime quién es el bato ese, cómo se llama, qué hace ahí?

JLC: tiene un negocio propio de cómputo, de sistemas, de redes, de seguridad, y está muy bien enterado de todo lo que se hace en el C-4.

Compañero: sí, y ese bato está muy metido en el C-4, es muy amigo de Lucas.

JLC: ¿cuál Lucas?...Una vez, cuando dudaba que me estaban monitoreando, marco para allá con él y me dijo que no eran así las cosas. La verdad fue por un fax que fue a parar con el titular, fue un enredo ahí. Y luego me dijo 'no hay de qué preocuparse'.

Compañero: yo lo único que sí te digo es que es muy cabrón este bato, el gobernador. A lo que a mí me han dicho, ¿tú me dices que el gobernador no es cabrón?

JLC: disculpa, pero yo te digo que si es muy cabrón y yo sólo te digo que sí es.

Compañero: dime, ¿tú le tienes miedo?

JLC: miedo no, te mentiría. En las reuniones que estoy con él es muy cabrón, porque es un tipo muy soberbio, muy altanero.


En este contexto se da el asalto a las oficinas de Mauricio Capdevielle y en el mismo es en el que recibimos el lunes pasado una llamada en al que se nos advertía que al empresario editorial lo habían detenido policías estatales.

Movimos algunos hilos y nadie sabía nada, a excepción claro está del tema del asalto. Algo se comentaba en ciertos círculos del decomiso de un carro Grand Marquis, pero ligaban el tema al difícil asunto familiar que vive Mauricio y nada más.

Sin embargo, este miércoles recibimos la columna Conjeturas de Alvaro Cepeda Neri, la que envía para su publicación en distintos periódicos del país y en la que asienta comentarios relacionados a lo que se confirmó como la detención de Capdevielle Flores.

La titula: Bours confisca Contralínea (el troglodita sonorense inquisidor) y en ella hace una serie de comentarios respecto a un evento que resultó ser cierto y que preocupa por los motivos ya expresados. En documento adjunto al que reciben este correo, recibirán también la columna de Cepeda Neri para que lean lo que el respetado maestro del periodismo escribe.

Al conocer el contenido de la columna, decidimos establecer contacto con Alvaro, toda vez que nos fue solicitado para su publicación en Contralínea, una colaboración especial la que enviamos desde el viernes de la semana pasada. Alvaro nos contó la historia de la detención de Capdevielle.

Mauricio circulaba el lunes por la mañana con algunos ejemplares del más reciente número de Contralínea donde se publica un artículo sobre el cual se hace referencia en la columna Conjeturas que les anexo.

De pronto, cuando se dirigía a un banco a sacar dinero del cajero, fue interceptado por dos vehículos de la Policía Estatal Preventiva cerca de un negocio de hamburguesas. Le argumentaron que el vehículo tenía reporte de robo.

Posteriormente de que a Capdevielle Flores y a su chofer, Ricardo los bajaron del carro, dos elementos policiacos se acercaron al vehículo, lo empezaron a revisar y a los pocos minutos acercaron de nuevo a Mauricio y a su chofer para encararlos.

“¿Qué es esto?” le preguntaron al dueño del carro al tiempo que le mostraban una bolsa pequeña con supuesta droga, a lo que Mauricio respondió no saber de qué se trataba. Obviamente sospechó desde ese momento que le estaban “sembrando” algo.

Con la presión psicológica y con las presuntas pruebas en contra, Mauricio y su chofer fueron conducidos a las instalaciones de la policía Preventiva donde estuvieron por algún tiempo para luego ser consignados ante el ministerio público federal por narcotráfico.

Bajo un escenario legal incierto y planteado tendenciosamente por los agentes de la Estatal Preventiva, lo que se sabe hasta el momento es que lo mismo el chofer que Mauricio fueron ya liberados, incluso el mismo lunes y que Capdevielle Flores cruzó simplemente le bulevard García Morales, de las instalaciones de la delegación de la PGR al aeropuerto Ignacio Pesqueira, donde compró un boleto y voló de inmediato a la ciudad de México.

El hermano de un muy alto funcionario del gobierno estatal, quien encontró a Mauricio en el aeropuerto se sorprendió incluso de verlo ahí y en libertad, porque en algunos círculos cerrados era conocida la detención.

A partir de ese día, Mauricio que es simplemente una víctima, Alejandro su hermano, Miguel Badillo y Alvaro Cepeda Neri, como altos funcionarios de Contralínea emprendieron una cruzada para denunciar el atropello.

Visitas a la Fiscalía Especializada en Delitos contra periodistas, charlas con distintos medios de comunicación, sus directivos y columnistas y la elaboración de desplegados, que según me decía Alvaro salen este día publicados y en los que denuncian la persecución de Bours sobre Contralínea.

Todos ellos además gozan ya de amparo por aquello de las malditas dudas y están dispuestos a llegar a las últimas consecuencias en lo que consideran una lucha justa por preservar el derecho a la libertad de expresión. Hasta aquí la historia y hasta aquí como nos fue contada y seguramente les constará lo anterior a los escuchas del C4.

Al respecto no nos queda sino considerar que de ser ciertos los motivos de la detención y sobre todo, que los mismos estén vinculados a un ejercicio faccioso del poder; el Gobierno de Eduardo Bours se verá expuesto a una severa condena de parte de distintos medios del país por estas prácticas que sí son del pasado.

Obviamente habrá que tomar las previsiones del caso y actuar en consecuencia.

CARPE DIEM
lacolumnadeviveros@yahoo.com.mx

Conjeturas
Bours confisca Contralínea (el troglodita sonorense inquisidor)
Por Álvaro Cepeda Neri

I.- A la par de la revista Proceso, editada semanalmente, el reportero y editor Miguel Badillo, con un grupo de investigadores del periodismo (reporteros y analistas) ha puesto en circulación una revista quincenal con el nombre de Contralínea desde la capital del país y, con información de los estados de la República, una docena de hermanas de la misma con igual nombre, pero con apellido según la entidad. Entre éstas: Contralínea-Sonora, interrumpida hace dos meses por las presiones del actual troglodita y (des)gobernador sonorense Eduardo Robinson-Bours, el poderoso socio principal de la huevería Bachoco.

II.- Se ha reanudado Contralínea-Sonora bajo la dirección de este columnista y, claro, con gran sentido crítico y veraz información sobre lo que sucede en Sonora, principalmente sobre los abusos del señor Robinson-Bours, quien lleva tres años y pico apretando, cada vez más, la censura sobre los medios de comunicación y contra el periodismo independiente. No sólo ha estado, pues, ladrando contra las libertades de prensa, sino que, utilizando su sistema de espionaje y sus policías disfrazados de civiles más sus sicarios dispuestos a todo escudados en la cobardía del anonimato, detienen y persiguen a los periodistas.

III.- No solamente ha pretendido demandar al periódico El Imparcial, sino que hasta se burla de la misteriosa desaparición de su reportero Alfredo Jiménez, ya con más de un año sin saber sobre su paradero y quien investigaba entre otros temas, los relacionados con el narcotráfico y sus nexos con la narcopolítica sonorense. Al resto de los medios de comunicación los tiene, dice orgulloso en su prepotencia, muy bien controlados con la censura previa o no hay publicidad oficial ni privada.

IV.- Pero como Contralínea-Sonora le sacó al vuelta a sus trogloditas embestidas, presiones y controles, ha desatado una feroz persecución contra quienes en ella colaboran. A este columnista y director de la misma lo ha estado siguiendo en automóviles sin placas y, a los números telefónicos de su domicilio particular y oficina de trabajo, constantes amenazas para que cese de ejercer los derechos profesionales y ciudadanos de crítica e información sobre el robinson-boursismo. Esto ha provocado, además, detenciones arbitrarias y la clásica confiscación de la revista para impedir que circule en Sonora.

V.- Ha llegado, incluso, la abusiva campaña de Robinson B. a comprar toda la edición de Contralínea nacional para, también tratar de que la opinión pública de la capital del país y donde circula, se entere de las embestidas a la prensa cuando ésta expone la caciquil administración de quien está detrás de la candidatura de Jackson, en complicidad con la maestra Elba Esther Gordillo, para apoderarse del PRI y tener otro instrumento para sus fines, como si todo fuera un Bachoco a lo bestia, monopólicos e imponer en el poder económico y político a su mafia empresarial y a su facción política.

VI.- Ha recogido, sin pagar siquiera, toda la edición de enero de Contralínea-Sonora, en un acto arbitrario donde se daba cuenta de cómo él y por medio-complicidad de su hermano Ricardo, se están expropiando a su favor la Isla Tiburón para quitársela a los indios seris. También, en la edición de febrero, con información directamente investigada, se publica cómo los Robinson-Bours están presionando a los yaquis para despojarlos de sus bienes inmuebles: las ricas tierras de El Yaqui en sus diferentes pueblos: Vícam, Bácum, Pótam, etc.

VII.- Convertido en un inquisidor desde el abuso del poder, resolvió irse contra Contralínea-Sonora y en su soberbia anuncia, por medio de sus empleados que filtran información “cara-a-cara” porque saben que son espiados en sus oficinas, sus domicilios y teléfonos e incluso seguidos a donde van, por lo cual transmiten a terceros lo que saben, anuncia repito, que no permitirá la circulación de la revista en Sonora.

VIII.- A los que reparten la revista en la entidad los ha presionado y amenazado, al grado de hasta inmiscuir a sus familias y amigos. Se trata de una cacería y para lo cual usa los instrumentos del poder, desviándolos de sus funciones legales, para sus fines ilegales y de retadora prepotencia. Robinson-Bours está más que dispuesto a llevar su abuso del poder hasta las últimas consecuencias contra los periodistas que cuestionen sus actos fuera de razón, consecuencia de su despotismo pueblerino y de quien se asume como dueño de la entidad a la que ha sometido a su mal y extralimitado gobierno.

IX.- Al haberse apropiado de Contralínea-Sonora y arbitrariamente atropellado a quienes la distribuyen, ha cometido un atentado, al pisotear la constitucionalidad que ampara a quienes hacemos y escribimos en la revista mensual que habrá de pasar a semanal para ventilar todos los aspectos y caras del robinson-boursismo y de cómo se ha ido apropiando de “vidas y haciendas” de los sonorenses que no encuentran la hora de que Robinson B. se vaya del poder estatal.

X.- Hecho un troglodita de la misma estatura inmoral que su maestro en esas felonías, el nefasto primer troglodita Nelson Murat, el ex desgobernador oaxaqueño que incendió a esa entidad, no cabe duda que pretenderá ir por más para silenciar la revista. Pero ésta no se rendirá y aumentará su periodicidad, de mensual a semanal, como respuesta a su inquisitorial censura y actos contra periodistas y trabajadores de Contralínea-Sonora, propios de un desgobernador desquiciado. Así, Bours mandó detener y encarcelar a Mauricio Capdevielle Flores y ha ordenado persecuciones en la capital del país contra Alejandro Capdevielle Flores, contra este columnista y contra Miguel Badillo, director general de Contralínea.

cepedaneri@prodigy.net.mx

INDICADOR POLITICO
Otra de Bours, el Figueroa del noroeste

Usa policía para reprimir prensa crítica

Por Carlos Ramírez

El gobernador sonorense Eduardo Robinson Bours Casteló acaba de organizar un operativo de represión policiaca contra un editor local por la revelación de una conversación en la que el secretario técnico del mandatario priísta solicitaba favores sexuales a un amigo y calificaba a Bours de “soberbio” y “altanero”.

El problema no tuvo que ver con el contenido de la conversación sexual sino con las reacciones violentas de Robinson Bours Casteló contra el editor Alejandro Capdevielle Flores, ex propietario del diario Cambio, por la difusión de las pláticas sexuales en la revista Contralínea, propiedad del periodista Miguel Badillo. En venganza, el gobernador ordenó un operativo para sembrar droga en el vehículo del editor.

El asunto ya creció. Como presidente de la Asociación de Editores de Periódicos Diarios de la República, Capdevielle Flores levantó denuncias en la Comisión Nacional de Derechos Humanos, en la Sociedad Interamericana de Prensa y en comités de protección de periodistas de los Estados Unidos, porque el operativo de Robinson Bours Casteló tuvo el propósito de reprimir la libertad de prensa. Asimismo, varios columnistas y periodistas mexicanos y programas noticiosos estadounidenses responsabilizaron al gobernador de Sonora de la integridad física del editor y su familia.

Como editor del periódico Cambio Sonora, Capdevielle Flores reveló en agosto del año pasado la existencia de un búnker de espionaje político del gobernador Robinson Bours Casteló, donde el gobierno estatal grababa a personalidades locales. Los espías políticos estaban en la nómina de la administración estatal. El gobernador negó primero la versión pero las pruebas documentales fueron contundentes.

Ahora la revista Contralínea publicó la versión de la conversación de Juan Carlos Lam Félix, secretario técnico del gobierno estatal y protegido político del gobernador Robinson Bours Casteló, con un amigo. El tema de la conversación fue la petición del funcionario de favores sexuales. El problema y el escándalo, en realidad, no tuvo que ver con el asunto sexual, sino con la reacción violenta del gobernador contra el editor Capdevielle Flores, a quien responsabilizó de la edición de la grabación. La grabación se encuentra en los sitios www.contralinea.com.mx y www.lacrisis.com.mx.

Iracundo por la revelación sobre su protegido, Robinson Bours Casteló ordenó un operativo policiaco contra el editor Capdevielle Flores. El aparato policiaco y represivo del gobernador está bajo el mando de su hermano Ricardo Robinson Bours Casteló; inclusive, el procurador Abel Murrieta es incondicional del hermano incómodo del gobernador de Sonora. El viernes 12 al mediodía, la policía estatal le puso una trampa al editor, sólo que a bordo de la camioneta iba el hermano y su chofer. Los dos fueron detenidos y les sembraron droga para acusarlos. Pero el asunto se manejó tan mal, que el ministerio público tuvo que dejarlos en libertad el domingo. Temerosos por su vida, el hermano del editor y el chofer tuvieron que exiliarse del estado.

En una entidad donde el narcotráfico se ha enseñoreado y donde los periodistas carecen de garantías para ejercer la libertad de expresión, la policía estatal es usada por el gobernador Robinson Bours Casteló para venganzas personales. Sonora es de los estados donde los medios han sido más agredidos por el narcotráfico, ante la pasividad policiaca. Un reportero del periódico El Imparcial está desaparecido. Y peor aún, el gobernador decretó un boicot de publicidad oficial contra El Imparcial por su política editorial crítica. Y el gobernador persiguió al editor de Cambio con auditorías fiscales locales hasta obligarlo a vender el diario.

Sonora vive los tiempos que padeció Guerrero bajo la mano dura caciquil de Rubén Figueroa Figueroa. De formación empresarial y dirigente de cúpulas privadas por decisión de Ernesto Zedillo y la protección de su esposa Nilda Patricia, Robinson Bours Casteló ha convertido a Sonora en un rancho privado. Su intención final es colocar a su hermano como sucesor en la gubernatura y él lanzarse por la candidatura presidencial del PRI para el 2012 con el apoyo cómplice de la señora Elba Esther Gordillo.

El gobernador de Sonora ha fundado su poder en una relación política con el presidente Felipe Calderón, a quien le ofrendó votos en la pasada elección presidencial. Asimismo, operó en Sonora una maniobra para bloquear los votos a favor del candidato de su partido Roberto Madrazo. Sonora se ha convertido, en este contexto, en un feudo político gobernado con mano policiaca por el gobernador Robinson Bours Casteló.

La relatoría del hermano del editor Capdevielle Flores sobre el operativo en su contra muestra indicios de represión ejercida por el gobernador contra un editor. Robinson Bours Casteló culpó al editor de la distribución por mensajero de ejemplares de la revista Contralínea donde viene la trascripción de la grabación sexual del secretario técnico del gabinete del gobernador. Bajo el criterio de que las preferencias sexuales son decisión privada de cada quien, en realidad el escándalo de la grabación de Lam Félix radicó en lo que dijo Lam de su jefe Robinson Bours Casteló: “es muy cabrón. En las reuniones en la que estoy con él, es muy cabrón porque es un tipo soberbio, muy altanero”.

Lo grave, en realidad, radica en el uso de la policía para reprimir la libertad de expresión de un editor.

www.indicador-politico.com.mx

carlosramirezh@hotmail.com

Más mierda sale del gobierno boursista:

Poco a poco se va disipando el misterio de la desaparición del joven reportero de EL IMPARCIAL de Hermosillo, Alfredo Jiménez Mota: Un grupo de funcionarios municipales y estatales de Sonora se coludieron con el capo Raúl Enríquez Parra y le encargar
MÉXICO, D.F. (Agencia Proceso)

Desde un escondite, el policía municipal de Navojoa, teniente Jesús Francisco Ayala Valenzuela, denunció al grupo político que encabeza Ricardo Robinson Bours Castelo, hermano del Gobernador de Sonora, como el responsable de la desaparición de Alfredo Jiménez Mota, reportero de EL IMPARCIAL de Hermosillo.

Ellos, agrega, pusieron al periodista en las manos del narcotraficante Raúl Enríquez Parra, jefe de la banda de “Los Números” o “Los Güeros”.

La verdadera razón por la que desaparecieron a Jiménez Mota es que estaba trabajando un reportaje donde iba a desnudar a este grupo político, que da protección a los narcotraficantes más fuertes de Sonora.

“De alguna manera el grupo político se enteró de eso, y se dio la orden de su desaparición poco antes de que Alfredo recibiera unas grabaciones con las que sustentaría su trabajo”, dice el policía, quien fue testigo de primera mano de los encuentros donde el referido “grupo político” ordenaba la ejecución o desaparición de personas que le estorbaban o bien obstaculizaban a la organización Enríquez Parra.

“Esas grabaciones de intervenciones telefónicas, que estaba por recibir Jiménez Mota, no se sabía quién las entregaría, pero se sabía que en ellas aparecían conversaciones entre un miembro del grupo político, Ricardo (Roberto) Tapia Chan, entonces jefe de la Policía Judicial de Sonora, con el narcotraficante Raúl Enríquez Parra, donde salía a relucir el nombre de Ricardo Bours”, dice en entrevista. Respalda su aseveración con una declaración presentada ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) el pasado miércoles 17.

“El hermano del gobernador Bours no aparece abiertamente, pero es quien protege a este grupo que tiene la hegemonía en la Procuraduría y en las principales policías locales de Sonora, para brindar la protección a las mafias que operan en el Estado”, dice Ayala Valenzuela en entrevista.

–Aparte de Ricardo Bours, ¿quién integra el grupo?

–Ellos operan bajo el cobijo del gobernador Bours, y son el procurador de Justicia, Abel Murrieta; el ex jefe de la Judicial, Ricardo (Roberto) Tapia Chan; el director de la Policía Municipal de Navojoa, Luis Octavio Gastélum Villegas; y un jefe de la Judicial, Pedro Córdova Herrera, que era compadre de “El 9” (la clave de Raúl Enríquez Parra). Todos ellos ven a Ricardo Bours como su jefe.

“Desde el 2003 yo trabajé como chofer de Gastélum Villegas, por eso me enteré de infinidad de cosas sobre los acuerdos que tenía este grupo. Y era bien sabido que el protector era el hermano del Gobernador”, cuenta el teniente, quien ya dio su testimonio a la Procuraduría General de la República (PGR) y la CNDH, además de organismos internacionales como Amnistía Internacional y la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), entre otros.

–¿A quién le encargaron la desaparición de Alfredo Jiménez Mota? –pregunta el reportero.

–A un policía que fue compañero mío en Navojoa, Juan Ausencio Félix Moroyoqui, amigo íntimo de Gastélum Villegas. Como le tenían que encargar el trabajo a alguien de mucha confianza, porque el favor iba a ser para Tapia Chan, entonces le pidieron a Juan Ausencio el trabajo. Él era sicario de la organización de “Los Números”, y el trabajo lo hizo con un grupo de ocho sicarios y policías de su grupo.

“Al reportero no lo mató (Joaquín) ‘El Chapo’ Guzmán ni los Beltrán, eso es pura mentira. Fue este grupo quien se lo entregó a ‘Los Números’; es esa mafia de cuello blanco que opera en Sonora”, dice convencido.

El problema es que empezaron las protestas de la familia de Jiménez Mota y de los reporteros de los distintos medios, algo que no habían contemplado. El tema alcanzó una gran relevancia, por eso tuvieron que ir eliminando a los testigos”, sostiene.

Reporteros tras la pista

Alfredo Jiménez Mota, el reportero de 26 años del periódico EL IMPARCIAL, desapareció el 2 de abril de 2005, luego de confirmarle a una amiga que antes de verla iría a reunirse con una de sus fuentes a la cual notaba muy nerviosa.

El periodista originario de Empalme, Sonora, se distinguió por escribir temas sobre seguridad y narcotráfico, los cuales fueron reveladores tanto por el material que difundía como por el rigor de sus investigaciones.

En enero de 2004, en el periódico El Debate de Culiacán, Jiménez Mota publicó su investigación sobre la presencia del hijo del narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, en un accidente donde murió Alejandro Niebla, el hijo de un empresario sinaloense.
Por este motivo fue objeto de amenazas por parte de Reynaldo Zamora, entonces jefe de Detenciones en Flagrancia de la Policía Ministerial de Sinaloa.

Durante su desempeño en EL IMPARCIAL, Jiménez Mota hizo públicos documentos con información sensible sobre la organización de los hermanos Beltrán Leyva, conocidos como “Los Tres Caballeros”, y su alianza con los Enríquez Parra, un grupo de traficantes que tenía como sede el Municipio de Álamos.

Con otros reporteros del periódico sonorense, Jiménez publicó y dio seguimiento al caso conocido como “el cuarto pasajero”, con el que descubrieron que autoridades [municipales panistas] de Sonora detuvieron el 11 de septiembre de 2004 al narcotraficante Daniel Irene Enríquez Parra, después de haber participado en una “narcofiesta” en Tobarito.

La Policía sólo detuvo a sus tres acompañantes y a Enríquez Parra lo liberaron, pese a que lo detuvieron en un vehículo donde transportaban un arsenal. La investigación de los reporteros de EL IMPARCIAL fue merecedora del Premio Nacional de Periodismo 2006.

“Como a los 30 días que desaparecieron al reportero –dice Ayala Valenzuela–, el 9 ó 10 de mayo, Juan Ausencio Félix Moroyoqui le organizó una fiesta a su madre, y cuando estaba ahí recibió una llamada en la que le decían que se preparara, que saliera de Ciudad Obregón, porque iba a hacer un vuelo para realizar un trabajito, pero no hubo tal, lo sacaron para asesinarlo”.

“El 14 de mayo encontraron los cadáveres de Félix Moroyoqui y de su grupo, los tiraron en la zona del drenaje en Ciudad Obregón y en el llamado Canal Alto. Era un grupo muy peligroso, eran como cinco o seis personas, pero todos utilizaban lanzagranadas, ‘cuernos de chivo’, eran muy sanguinarios... pero los tenían que silenciar”, dice Ayala.

El teniente de la Policía de Navojoa relata que, después de la ejecución de Félix Moroyoqui, “el grupo de Tapia Chan y su jefe Gastélum Villegas ordenaron ir en mi contra, porque yo había sido testigo de muchos de esos encuentros donde se daban órdenes de eliminar gente”.

–¿El Gobernador de Sonora conoce esto o es ajeno a ello?

Absolutamente no es ajeno. Cansado de que el grupo quisiera eliminarme, porque varias veces mandaron sicarios a buscarme, el 16 de junio de 2006 le envié un correo electrónico al Gobernador, en el cual le pido que intervenga, que me ayude y detenga la intención del grupo, pero recibí como respuesta un correo electrónico, al día siguiente, en el que sólo me dicen que mi denuncia fue recibida exitosamente y le asignaron el número 4062. Fue una verdadera burla.
Adicionalmente, el 27 de octubre de 2006 el papá del testigo y su esposa se entrevistaron con Daniel Ibarra Guerra, subsecretario de Atención Gubernamental del gobierno de Bours y ex alcalde de Huatabampo (2000-2003), “quien aceptó que todo era cierto, pero iba a ver cómo me ayudaba. Pidió una semana, dio largas porque iba a venir al Distrito Federal, pero a los tres días llegó otro grupo armado a buscarme a mi casa”, agrega el entrevistado.

Ayala Valenzuela entregó a este semanario la copia del texto que envió al gobernador Eduardo Bours a través de un correo del Gobierno del Estado. Ahí dice: “Le quiero evitar el escándalo, tengo tiempo acosado y hostigado por sus autoridades, en especial por los más afectados en toda mi información que fui testigo”. Entre éstos menciona al procurador Abel Murrieta, al ex jefe de la Policía Ricardo (Roberto) Tapia Chan, así como a Luis Octavio Gastélum Villegas y Orlando Valderráin.

Otro legajo de copias de correos electrónicos fue enviado a Lourdes Larrieta, del programa de agravio a periodistas de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), el 20 de junio de 2006; a la organización Aministía Internacional; al periodista Jesús Blancornelas, el recién fallecido director del semanario Zeta de Tijuana. Y a Ricardo Trotti, director de Libertad de Prensa de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), Ayala le hizo llegar su caso el 19 de septiembre de 2006.

Protección ineficaz

Jesús Francisco Ayala Valenzuela aceptó la entrevista con Proceso la noche del miércoles 17 de enero, en su refugio. El lunes 15 y el martes 16, también por las noches, fue objeto del hostigamiento de un grupo de hombres que llegó hasta donde la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (Siedo) supuestamente lo mantenía oculto.

“Yo sentí que mi seguridad estaba demasiado relajada, pero confié en que estaba protegido en el hotel (de la Ciudad de México) donde me instaló la Siedo. A las 4 de la mañana del lunes llegó un grupo al hotel, a revisar cuarto por cuarto donde me encontraba. Di aviso a la Policía y a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, y entonces se fueron. Pero el martes, en la madrugada, volvieron a regresar y yo estaba en otra habitación, desde la cual observé que incluso estaban descendiendo a rapel por algunos accesos al hotel. Creo que estaba en contubernio la gente del hotel, entonces mi familia se puso muy mal, es demasiado trauma para mis hijos y mi esposa”, relata.

Nervioso, constantemente observa los movimientos cercanos al escondite. “Perdón, es que tengo un año y medio viviendo un verdadero calvario. Pero esto se puso peor desde que denuncié que en el complot está metido el hermano del Gobernador de Sonora”, dice.

El testigo se siente desprotegido por la PGR, luego de que declaró durante un mes todo lo que sabía del mencionado grupo político. Su testimonio quedó registrado en un expediente de 60 fojas, 15 de las cuales tienen que ver con el caso del reportero Jiménez Mota.

Yo no le he escrito al presidente Felipe Calderón, pero tengo un mal presentimiento, porque en Sonora es bien conocido que en la elección del 2 de julio pasado Bours ayudó al señor Calderón. A pesar de ser priista, el Gobernador mandó a la chin... a Madrazo y no quiso nada con ‘El Peje’, entonces me estoy temiendo que en la Siedo no quieran hacer nada por no tener problemas con el gobernador Bours. Yo no quiero nada más que la protección, porque temo por la seguridad de mi familia y particularmente de mis hijos”.

Atrapado en la red

Jesús Francisco Ayala ingresó a la Policía municipal de Navojoa el 7 de enero de 1992. Tres años después, Roberto Tapia Chan asumió el mando de la corporación.

Cuando Ricardo Bours ganó la elección para la Presidencia Municipal de Cajeme en el trienio 2000-2003, Tapia Chan fue designado director de Seguridad Pública municipal. En la elección de 2003, Gustavo Mendívil Amparán –actual diputado federal por el Séptimo Distrito de Sonora– obtuvo la Presidencia Municipal de Navojoa y nombró como su jefe de Policía a su amigo y compadre Luis Octavio Gastélum Villegas, ligado a Tapia Chan.

De acuerdo con los documentos que Ayala entregó a la CNDH y en la entrevista con este semanario, él estaba asignado en Pueblo Mayo, pero el 19 de septiembre de 2003 acudió a saludar a Gastélum Villegas, ya que los dos son originarios de Huatabampo, Sonora.
“Ahí me dijo, ante otros agentes, que yo iba a ser su secretario particular y su chofer, el hombre de toda su confianza. Luego empezamos a viajar mucho a Hermosillo, para que se reuniera con sus padrinos políticos, uno de ellos el director de la Judicial, Tapia Chan”.

“Una de estas reuniones se celebró en los condominios Oasis, en la colonia Pitic de Hermosillo, donde vivía Tapia Chan. Ahí estaban el procurador Abel Murrieta; el subsecretario A de Gobierno, Guillermo Silva Montoya, y elementos de su seguridad y del gobernador Eduardo Bours. En esa reunión se trataron asuntos para favorecer al grupo delictivo de ‘Los Güeros’ o ‘Los Números”, dice.

“Incluso me tocó ser testigo de la presentación que se hizo de Raúl Enríquez Parra, ‘El 9’. Ese día salimos de Navojoa, Luis Octavio Gastélum, Pedro Córdova Herrera, jefe de la Judicial en Hermosillo, y yo. Nos fuimos en la camioneta Trail Blazer café asignada al presidente municipal, Gustavo Mendívil Amparán, quien previamente había sido enterado y estuvo de acuerdo. Nos encontramos con ‘El 9’ en una agencia de automóviles y Córdova Herrera se subió en la camioneta Mercedes Benz del narcotraficante. Nosotros lo seguimos hacia la carretera de San Pedro El Saucito.

“Ahí –prosigue– estaban Tapia Chan y Manolo Barrios, el subdirector de la Procuraduría de Justicia del Estado, a bordo de una Suburban azul, propiedad del Gobierno del Estado. Ahí se saludaron y abrazaron, y ‘El 9’ y Luis Octavio Gastélum se subieron en el asiento trasero de la Suburban y continuaron el camino hacia San Pedro El Saucito. Pedro Córdova y yo nos quedamos en las camionetas y vimos que el narcotraficante tenía teléfonos encriptados y satelitales, y medio millón metido en un cartón. En la Suburban se habían ido manejando hasta Cumpas. Ya que regresaron, el medio millón de dólares pasó a la Suburban.

“También fui testigo de la presentación con el narcotraficante Daniel Cuadras, de Agua Prieta, Sonora, quien fue asesinado después porque Tapia Chan no le cumplió. Quien lo ejecutó fue un comando de sicarios enviados por ‘El 9”.

El testigo recuerda que el grupo político presentó a Juan Ausencio Félix Moroyoqui con Enríquez Parra para que lo ocupara como sicario, y fue con quien se planearon una serie de asesinatos en Navojoa y Ciudad Obregón, “ya que todos ellos estaban metidos grupos de políticos, policías y narco”.

De todo esto tuvo “pleno conocimiento el presidente municipal Gustavo Mendívil Amparán y los operadores de Gastélum Villegas, que eran Orlando Valderráin y Fernando I. Apodaca Lauterio”, apunta.

El teniente Ayala asegura que, aparte de varios atentados, ha sido objeto de hostigamiento. Incluso se le pretendía vincular con el robo de un vehículo que le dio Gastélum Villegas, practicarle exámenes antidoping amañados, “cargarme de droga”, y la petición de Tapia Chan de que se desistiera de sus demandas ante la CNDH.

Dice que el 30 de octubre de 2006 tuvo una comunicación con Sagrario Jiménez, tía de Alfredo Jiménez Mota, y que a las 2 de la mañana del día 31 acudió un avión de la Siedo para trasladarlo de Navojoa a la Ciudad de México, donde aportó toda la información de la que dispone.

Y concluye: “Me entrevisté con Jorge Rosas, director de la Unidad Antisecuestros de la Siedo, quien me prometió incluirme en el programa de protección a testigos, pero después de que aporté nombres, fechas y lugares, ahora me han dado largas. Eso me hace pensar mal… si quieren que me canse y desista, es un hecho que me van a matar”.

Una razón más para derrocar al enano gobernador sonorense...

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