Junto con los spots que está sacando Wal-Mart en donde dice que disque se preocupa mucho por México (lo cual es FALSO, puesto que amenazaron a los trabajadores con correrlos si ganaba el peje) también Sabritas está ahora con las nalgas a la pared gracias al boicot. Vean este testimonio al respecto:
Qué tal pejesenderistas. Ya he escrito un buen de veces, para una u otra cosa, y nunca se postea lo que mando. Bueno, pues, hay mucha demanda de los correos para ser posteados en el blog No. 1 de México. Hablando de demanda les contaré lo que presencié hoy: estaba en el atorado tráfico de calzada del hueso, frente a galerías, como a las dos de la tarde, cuando un tipo con camisa amarilla y gorra me entregó, como a muchos otros autos, una bolsa de Sabritas que decía: "muestra gratis"... lo que significa que, además de los chilloteos que pegó la empresa hace algunas semanas, el boicot realmente les está pegando como para que ya empiecen a regalar productos en la calle... no me había fijado en que consistía el producto hasta que el cemáforo dió siga y ya había cruzado al avenida, si no lo hubiera rechazado, en fin... no me comí sus asquerosas papas que tanto daño hacen, sino que se las día al perro de una vecina panista... aunque, claro, el perro no tiene la culpa...
Como pueden ver, el boicot sigue funcionando. Hay que redoblar esfuerzos y convencer a más gente de que ya no coma esas porquerías.
Por cierto que comento una anécdota personal sobre el consumo de comida chatarra. Resulta que el Viernes pasado salí con unos parientes al cine. Regresé ya un tanto tarde y cansado a la casa así que para no cocinar agarré lo primero que encontré en la alacena: una bolsa de papas fritas que dejó un pariente hace unos días que vino de visita. Para beber una soda (no era coca-cola ni pepsi, pero era una soda).
¿Resulado? A las 6 de la mañana me tuve que levantar al baño con un dolor de estómago de poca madre. Ya sentía que se me salía el pinche alien.
Ni mal me siento en la taza y que sale una pinche DIARREA de esas que hasta uno dice "¡NO MAMES, CABRÓN!" 30 minutos sentado en el escusado tratando de expulsar este pinche horror.
Y es que, han de saber ustedes, nunca tomo sodas. Prácticamente dejé de tomar sodas desde que me empezaron a salir piedras en los riñones. Tampoco soy muy afecto a comer porquerías embolsadas. Pero ahí voy de muy valiente a tragar esas porquerías. Y claro: el estómago me mentó la madre.
Ni loco vuelvo a comer esas chingaderas. Pero eso me pasa por güevón. A la próxima me cae que o me aguanto o me hago unas quesadillas.
Una razón más para apoyar al peje en el 2006.
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