La conjura de los negociadores
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Escrito por Roberto Vizcaíno
04-09-2006
TRAS LA PUERTA DEL PODER
Al evitar la confrontación, al someter su actuación a una acción controlada, los legisladores perredistas se alejaron de López Obrador y optaron por las instituciones, por la vía electoral. Lo hicieron el mismo día en que AMLO las mandó a volar.
Nunca, como el viernes, la forma fue más fondo.
En San Lázaro, como en un guión, todos cumplieron con su papel: sin mayores sorpresas ni obstáculos, los legisladores perrelopezobradoristas asaltaron y se apoderaron de la tribuna; los panistas, impávidos, los dejaron hacer y decir lo que quisieran, y a su vez vitorearon a Fox quien sin apuros, ni riesgo alguno, llegó fresco y sonriente llegó al filo de las 7 de la noche como estaba previsto, entró al recinto y, como lo marca la Constitución, entregó su último informe para luego hablar brevemente e irse, mientras los demás -entre priístas, verdes, convergencistas, aliancistas, alternativistas, periodistas, invitados, curiosos y colados-, simplemente miramos como testigos incrédulos aquel espectáculo, que dejó un aroma de una pelea más arreglada que las del célebre Don King.
Fuera, no lejos de ahí, en el Zócalo, Andrés Manuel López Obrador se quedó quieto, disuadido, contenido, sometido, pero no vencido. Finalmente los foxistas le encontraron la medida. Funcionó el cerco de fuerza. Operó uno de los principios básicos del “Arte de la Guerra” de Sun Tzu.
¿El resultado?, el de Macuspana no movió ni lanzó contra San Lázaro a ni uno sólo de sus pejeadictos a pesar de que había prometido que estaría ahí, en el mismo Palacio Legislativo, con más de 100 mil de sus seguidores para mostrarle su repudio a Fox, e impedir que diera su último informe de gobierno.
Es quizá la primera vez que no cumple una amenaza. Una amenaza que causó tal expectación, que concentró en la Cámara de Diputados a cientos de periodistas de todo el mundo, hasta a los de Al-Jazira, la notable agencia vinculada con el extremismo islámico.
Habrá quien crea que los perredistas se salieron con la suya, que impidieron que Fox diera su Informe. Habrá quien piense que fue todo lo contrario. Todos tienen razón, y no. La verdad es que el régimen presidencial priísta y su acto central, la ceremonia del Informe, estaban agotados desde mucho, muchísimo antes. Eran, son, inoperantes desde hace años. Esto sólo fue caer, como la pera madura.
Así las cosas, el viernes vencieron los negociadores y perdieron los halcones. La actitud asumida por cada uno de los actores del poder, conjuró el riesgo de una situación grave, porque, ¿qué hubiera ocurrido si se hubieran cumplido los vaticinios de la guerra?
Fox se va en tres meses, pero los diputados se quedarán tres años en su cámara y los senadores seis, de aquí al 2012. Si se hubiera dado paso a la violencia, los legisladores de uno y otro grupo se habrían condenado a vivir sometidos al rencor, a las pasiones y a los constantes enfrentamientos de todo tipo.
En cambio, con lo ocurrido, aunque parezca un contrasentido, se privilegió la vía del diálogo y la negociación. Carlos Navarrete, el coordinador de los senadores del Sol Azteca lo explicitó durante la noche del mismo viernes en un programa con Joaquín López Dóriga al que asistieron todos los demás coordinadores parlamentarios: “hoy evitamos cosas mayores… mucho más graves”, precisó.
Y al evitar la confrontación, al someterse a solo una acción controlada, los legisladores perredistas se alejaron de López Obrador y optaron por las instituciones, por la vía electoral. Lo hicieron el mismo día en que AMLO las mandó a volar.
Los resultados de todo esto, los veremos muy pronto.
BREVES:
Sonriente, saludador, afable, tranquilo se vio ese viernes en el Salón de Plenos de San Lázaro al secretario de Gobernación, Carlos María Abascal. Fue de los últimos en llegar, pero el primero en salir.
Uno que llegó también tarde, escurrido por una de las puertas del lado izquierdo del salón, fue el general Clemente Vega.
Juntos, casi del brazo, llegaron los líderes del PRI y el PAN, Mariano Palacios y Manuel Espino y así se sentaron, juntos a ver el espectáculo narrado al principio de este texto.
Martha Sahagún hizo su aparición unos minutos antes de la siete de la noche. A ella le tocó observar el asalto de los perredistas a la tribuna. Entró al recinto por el balcón de invitados, por el primero piso. Una vez consumada la toma, se paró y se fue. No había nada que hacer ahí.
Acostumbrados al agandalle, los expriístas José Guadarrama, Miguel Ángel Navarro Quintero y Arturo Núñez se colaron hasta la presidencia del Congreso durante la toma de la tribuna el viernes. Como en día de campo, los expriísta se colocaron sonrientes para la foto historica: Guadarrama desplazando al perredista Graco Ramírez se ubicó atrás de la silla del presidente de la Cámara de Diputados, el panista Jorge Zermeño y a sus lados quedaron Navarro y Núñez.
Dirán que es por desquite, pero el ahora convergencista Gabino Cué indicó que el 99 por ciento de la responsabilidad de la crisis política en Oaxaca, se la deben los oaxaqueños y el país al exgobernador José Murat: “los agravios que cometió son de ese tamaño”, indicó.
Como invitados frustrados quedaron los gobernadores priístas Enrique Peña Nieto, Eduardo “El Rabioso” Bours, Mario Marín, Ismael Hernández Derás y el veracruzano Fidel Herrera Beltrán, quienes contra todo pronóstico lograron llegar el viernes al Palacio Legislativo de San Lázaro, sólo para tener que salir minutos después porque se canceló la función. “Que nos devuelvan las entradas”, comentó sonriente uno de ellos.
rvizcaino@mejico.com
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lunes, septiembre 04, 2006
CON TODO RESPETO VIZCAÍNO: PERO ¡COMO HAY PENDEJOS!.
Publicadas por Armando Garcia Medina a la/s 8:33 p.m.
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