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lunes, agosto 07, 2006

LOS MAGISTRADOS SIGUEN TENIENDO LA PALABRA.

Opinión México
La moneda sigue girando en el aire

Por: Julio Pomar (especial para ARGENPRESS.info) (Fecha publicación:07/08/2006)

Bien lo dijo este domingo 6 mi colega y amigo Roberto Aguila Vázquez en su columna 'Perchero' del diario 'Ecos de la Costa' de Colima: 'La decisión unánime de los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) no tiene precedente. Por primera ocasión se volverán a contar en una elección presidencial de nuestro país los votos contenidos en millares de casillas (exactamente 11.839), que significan algo así como 8 millones 800 mil votos, si se toma en cuenta que el máximo por casilla es de 750. La cifra es importante y alcanzaría, si tan extraordinario fenómeno fuese posible, para modificar el resultado final del cómputo conocido a la fecha. Vaya, si hubiera en esas urnas sólo votos para Roberto Madrazo Pintado, dejaría el tercer sitio y se convertiría en triunfador de los comicios, pero eso es pura ficción. La realidad es que la moneda está otra vez en el aire...

'Ficciones aparte, el hecho real es que efectivamente esta es la primera elección para Presidente de la República en la historia del país, en que se volverán a contar votos -lo cual indica la gravedad de la crisis poselectoral- aunque lo sea en una proporción absolutamente insatisfactoria no sólo para los seguidores de López Obrador -perjudicados directos de las trapisondas del IFE propanista- sino para más del 70 por ciento de los electores que, según encuestas de última hora, demandan el recuento total de los votos para darle claridad a la elección y legitimidad a quien al final de cuentas resulte ganador.

Pero pese a lo insatisfactorio de la pequeña proporción -un 'diezmo de democracia', la tituló AMLO el sábado 5 al comentar la decisión del Trife en el Zócalo, ante miles de simpatizantes desilusionados o coléricos- de darse el caso de que el Tribunal Electoral recuente con probidad esos votos para el próximo domingo 13, hay la posibilidad (aunque remota, debido a una sospechada parcialidad de los magistrados del TEPJF hacia los resultados del IFE) de que el resultado oficial se revierta y se acerque a las cifras de la verdad.

O que sean tantas y tan graves las irregularidades (con dolo evidente o inferido), que se presuma con verosimilitud el fraude electoral y se abra el camino del recuento total, 'voto por voto, casilla por casilla'. Para lo cual tiene la puerta abierta el Tribunal Electoral en lo estrictamente legal, ya que la del sábado fue sólo una primera instancia en este proceso. O sea, tiene el Tribunal la posibilidad, como se los dijo AMLO el mismo sábado 5, de 'rectificar' el sentido de este su primer fallo.

Es evidente que los panistas y el equipo de campaña calderonista no las tienen todas consigo en esta coyuntura. Se les ve en las apariciones públicas por TV (rostros preocupados y hasta compungidos o atufados, no triunfales ni optimistas, parcos en el decir, como niños 'bien portados' que no quieren enojar al Tribunal Electoral) aun cuando en sus declaraciones oficiales se sigan manifestando 'confiados' en su 'triunfo'. Una 'confianza' que se asemeja al preludio de las lágrimas.

Qué se le va a hacer, si uno es periodista y se fija en todo lo significativo. Por ejemplo, que los gozques televisivos no se hayan vuelto a dar a la tarea de provocar a los obradoristas, atropellando la objetividad periodística como lo hicieron flagrantemente durante los meses de la campaña electoral.

Por su parte, los obradoristas están en su total y perfecto derecho de mantener su resistencia civil pacífica. Y de incrementarla, como lo anunció AMLO. Es un derecho constitucional, el de manifestarse y protestar dentro de los cauces de la ley. Su plantón de 10 kilómetros, desde el Zócalo hasta el Periférico-Lomas, está absolutamente justificado, tanto desde el punto de vista legal como del político.

Las quejas de muchos afectados por el plantón, que interrumpe esa importante vialidad citadina, y acarrea múltiples molestias y genera pérdidas económicas, son justificadas, efectivamente, pero no más que la protesta y la impugnación generados por el fraude que evidentemente se perpetró en el proceso electoral del 2006.

Luchar por la democracia, esto es, construirla, no es un paseo celestial de ángeles o querubines, sino puja recia por la vigencia del voto verdaderamente libre.Ahora la derecha pretende que la interrupción de una avenida es más importante que la lucha por la democracia.

Hasta han llegado a propalar, desvergonzada y desparpajadamente, que 'la ciudad que votó por AMLO' no se merece esta suerte, como si esta fuera 'su ciudad' y la derecha hubiera votado por él y no en contra, y no hubiera sido el pueblo-pueblo el que votó por López Obrador y el que sigue protestando colérico en las calles y en muchísimos sitios del país por el fraude genérico acumulado en la 'guerra sucia' panista, en la intromisión presidencial foxista en sus espots y declaraciones a favor de Calderón (que lo tienen situado en el papel de traidor a la democracia), en las manipulaciones cibernéticas, en las descomunales e ilegales aportaciones económicas de grandes empresas a las campañas mediáticas contra AMLO (que no han sido indiciadas ni mucho menos castigadas por el IFE o por el Trife), en el abuso de los padrones de beneficiarios pobres de los programas asistenciales oficiales (lo midió en días pasados como hecho verificable, la encuestadora Parametría, anti-peje) y en los presumibles 'rasurados' o abultamientos previos del padrón electoral.

Lo que pretende la derecha, con inaudita desvergüenza, es que los obradoristas acepten el triunfo de Calderón y se 'sumen' sumisos a su gobierno 'de coalición'. La hipocresía de siempre de la derecha. No olvidan nada ni aprenden nada.

No hay duda: para esclarecer lo que realmente pasó el 2 de julio lo único procedente sigue siendo que se recuenten todos los votos de todas las casillas. Los magistrados del Tribunal Electoral siguen teniendo la palabra. Sólo se espera que la moneda que están lanzando al aire no tenga la misma efigie en sus dos caras, que no sea una moneda trucada. La construcción de la democracia es más importante que los bloqueos de avenidas por molestos que sean y mucho más que el futuro salarial de los magistrados, ahora que seis de los siete de ellos dejen la función. Al más alto interés de la nación y la democracia deben ellos responder, a ninguno otro.

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