LOS PANISTAS CAPRICHOSOS.

Por: Eduardo Ibarra Aguirre (Fecha publicación:17/07/2006)

Caprichos personales.

Manuel Espino Barrientos, en su condición de presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PAN, emitió el jueves 13 una directriz para los dirigentes partidistas y del comité de campaña de Felipe del Sagrado Corazón de Jesús Calderón Hinojosa: “Bajarse del ring”.

Lo dijo también de manera distinta: “Que no caigan en el juego del debate con Andrés Manuel López Obrador”, porque en Acción Nacional “ha habido expresiones que no ayudan al diálogo” que, según al que conocíamos como el hombre duro del panismo, llevan a cabo con “destacados personajes del Partido de la Revolución Democrática”.

Después de que dirigentes perredistas y la gobernadora de Zacatecas Amalia Dolores García Medina emplazaron al sonorense a que dijera nombres, igual que a Josefina Vázquez Mota, el otrora presidente aguerrido y la sonriente autora de Dios mío, hazme viuda por favor y del estrepitoso fracaso del uso electoral de Oportunidades, hicieron mutis.

Exhibido el teatrito del diálogo, y aún antes, los intransigentes César Nava Vázquez y Germán Martínez Cázares simplemente ignoraron al presidente panista y persistieron en la línea de su jefe y amigo Calderón Hinojosa, de descalificar a López Obrador.

Sólo que ahora lo hace también Arturo García Portillo, secretario de Elecciones y hombre de todas las confianzas de Espino. El primero pidió al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación “no ceder a los chantajes y caprichos personales” del candidato presidencial nacido en Tepetitán, Macuspana, Tabasco.

Lo anterior podría significar que los lineamientos del presidente panista no concitan la convergencia ni siquiera de los integrantes de su corriente y de sus dirigidos. También que la dirigencia blanquiazul y el comité de campaña, Barrientos y Calderón, no laboran en la misma dirección.

Ello se explicaría porque la estrategia poselectoral empezó a hacer agua en varios de sus lineamientos, como le platiqué a usted en la anterior Utopía.Ambos supuestos son un asunto de los panistas, los foxistas y los yunquistas.

Lo preocupante y de interés general es la reiterada incapacidad política de las dos dirigencias para expresar una posición coherente que no agravie al sentido común de los electores.Reducir el creciente y diverso reclamo ciudadano de “Voto por voto, casilla por casilla”, a simples “chantajes y caprichos personales”, como lo ha hecho también Calderón Hinojosa, además de tirar por la borda su preparación académica, revela una seria dificultad para leer la singular coyuntura política.

Que mañana, tarde y noche lo haga el duopolio televisivo -como orgullosamente lo realizó en 1968 y 1988, en el primer caso tardó 30 años para descubrir la masacre del 2 de octubre y en el segundo todavía no acaba de enterarse bien qué paso-, corresponde plenamente con su naturaleza de caja idiota para reproducir la dominación ideológica de los 15 integrantes del Consejo de Administración de Televisa sobre los 71 millones de electores.

Pero que la dirigencia panista persista en las visiones maniqueas y con intransigencia y sospechosismo rechace la apertura de las urnas, a la vez que oculta que presuntamente el Instituto Federal Electoral autorizó la apertura ilegal de 40 por ciento de los paquetes, sólo exhibe la incapacidad para observar lo que ayer se reconfirmó.

Un Centro Histórico y un Zócalo pletóricos hasta la Torre del Caballito con más de un millón de representantes de un movimiento ciudadano que reclama con vigor y paciencia ejemplares el respeto al valor original del sufragio.

Ciudadano porque congrega a hombres y mujeres de todas las clases y grupos sociales. Diverso porque lo mismo reúne a militantes y votantes perredistas y de la coalición Por el Bien de Todos, que a hombres y mujeres, jóvenes -muchos jóvenes- y adultos mayores que no creen en los partidos, sus dirigencias y hasta en sus candidatos.

Pero consideran que está en juego el elemental derecho a elegir, mientras los 39 dueños de México ponen y disponen sobre el agobiante presente y el incierto futuro de la nación.