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martes, julio 18, 2006

EL LARGO DOS DE JULIO

Por Luis Alberto Arellano
http://www.aye.com.mx/
Especial para El Sendero del Peje

1.- De entre las muchas cosas que se jugaban en la elección presidencial, una no prevista fue el futuro del aparato que tenía a su cargo la jornada: el IFE.
Se pensaba que se decidían visiones del país, estilos de gobierno y capital humano para realizarlo, pero nunca nadie tuvo entre sus previsiones que el resultado y las posteriores impugnaciones desgastaran tanto a un órgano ciudadano y con una alta trayectoria de limpieza y legitimidad.

Sin duda, la buena fama que el IFE había ganado desde mediados de los noventa ha quedado reducida a formas muy diversas de la suspicacia y la incertidumbre: hasta aquellos que nunca se habían preocupado por la confianza que el IFE les merecía empiezan a preguntarse si no será verdad que el IFE tuvo que ver en los resultados del dos de julio: su tibia intervención para frenar a los actores externos al proceso y a sus declaraciones francamente ilegales; su lentitud para intervenir en el tipo de propaganda que los tres principales candidatos se dispensaron entre sí (hay que ser justos, eran dos contra uno, Felipe Calderón y Roberto Madrazo contra Andrés Manuel López Obrador); la incertidumbre que generó saber que la familia política de uno de ellos estaba contratado por el IFE para diseñar y manejar el cómputo de votos; las denuncias de manejos extraños por parte de los representantes de casilla y la ineptitud del IFE para detener y sancionar; son estos ejemplos suficientes para que los ciudadanos de a pie comiencen a preguntarse para qué sirve el IFE y si es todo lo imparcial que debe ser.

La reputación del IFE, ganada a pulso en anteriores elecciones ha quedado en entredicho de una manera que parece ser muy difícil de remontar por dos razones, una: el proceso no ha concluido y en parte ha sido por la falta de legitimidad que el IFE se ha ganado entre los actores políticos y entre la sociedad civil.

2.- La inminencia de una elección de Estado estuvo acechando desde hace por lo menos dos años, con la intención explícita del poder ejecutivo de desaforar y restringir los derechos políticos de AMLO. Nada resultó con esa intentona, solamente fue un anuncio de cómo estaría la situación en este dos de julio que ya dura 15 días.

Recuerden ustedes lo risorio de los argumentos, lo ridículas de las exposiciones del fiscal Vega Memije ante los medios de comunicación; recuerden lo poco disimulado que resultó nuestro presidente a la hora de reducir al enemigo político, lo poco prudente de sus intervenciones (siempre en el peor momento, en el peor estilo posible, dejando la sensación de querer polarizar a todo el país), y al final los pocos resultados de sus maniobras.

La sensación de hartazgo, de incertidumbre y de presenciar una conjura torpe y en contra de la voluntad popular ya era patente en ese momento. Sin duda, una vez agotado ese tema, con el desistimiento en cadena nacional del presidente de la república, la ciudadanía descansó de un acoso mediático que buscaba convencerla de lo inevitable del desafuero.

Hoy el acoso ha vuelto con nueva cara, lo inevitable del triunfo de Felipe Calderón. En ambas ocasiones ha tenido el sello de la irrealidad. Por primera vez se logra percibir con toda certeza la diferencia enorme, el hueco gigante que hay entre los medios de comunicación masiva y sus intereses, y la realidad que nuestro país vive.

Este es el momento de sentar el precedente para regular las relaciones de los medios y la sociedad civil. Dejar en claro la mayoría de edad de una ciudadanía que toma sus propias decisiones y reflexiona a partir de su experiencia vital, no de la publicidad radial o televisiva disfrazada de noticieros.

3.- La diferencia de proyectos de nación que rivalizaban en las figuras de Felipe Calderón y AMLO se ha mostrado patentemente en la respuesta que han tenido a la situación postelectoral.
El grupo de AMLO, formado en la tradición de la izquierda combativa y la extraña combinación del salinismo emergente, ha podido bandear la andanada de los medios (con todo lo que eso implica, recuerden el grotesco caso de Pedro Ferriz de Con unos días antes de las elecciones y el extraño caso de la carta en el website de AMLO) sin precipitar demasiadas declaraciones, ni descartar ningún escenario.

El de Felipe ha retado abiertamente al país al declararse ganadores sin ambages y ha desarrollado una violenta presentación de triunfo que solo polariza más las cosas.
Aquí no hay solo dos estilos de gobierno o dos visiones de país, hay además dos formaciones. El equipo de AMLO proviene de una cepa cultivada en el ambiente político y profesional de alto nivel. Camacho Solís será lo que quieran pero es un político de primer orden, Josefina Vázquez Mota ha resultado una burócrata envalentonada y confrontativa.

Qué diferencia entre José María Pérez Gay, un intelectual de altura, contra el imprudente Juan Molinar Horcasitas. Y es porque la visión empresarial ha demostrado con creces, en los seis años de gobierno panista, la carga de oportunismo e improvisación que conllevan, contra la tradición del intelectual, del político formado en las instituciones a las que aspira.

4.- ¿Qué pensará Roberto Madrazo, en la soledad del que nada tiene que perder, que es prioritario resolver? Por un lado puede tener la oportunidad de validar cualquiera de las dos posturas, la del IFE y Felipe Calderón, o la de AMLO y el conteo voto por voto ante el TRIFE. Por otro tiene que rendir cuentas y enfrentar una de las peores situaciones de la historia de su partido, la crisis más profunda: la renovación de su dirigencia como los grandes perdedores de las elecciones, el posible replanteamiento y refundación del partido, el equilibrio de fuerzas que resulte de estas situaciones.

Por lo pronto ya dio un paso necesario para sanear la casa, la expulsión de Elba Esther Gordillo y la renuncia de su gente, deja el camino libre para negociar estos escenarios sin que le cueste todo su capital político. Es decir, puede negociar con los gobernadores, con los mejores posicionados en el congreso, pero ya no tiene el temor de ser castigado con toda la fuerza de su aparato político. Está en casa y con la familia, la presencia o sombra de Elba Esther sólo suponía conflictos de alto nivel sin solución que no fuera la anulación política de Roberto Madrazo.

Pecan estas ideas de reflexiones inmediatas a este dos de julio que no termina de suceder.

Cuando pensamos que en esa fecha terminaba una de las campañas más costosas, más sucias de la historia política de nuestro país, la realidad vino a tocar nuestra puerta y nos dejó saber que no, que ese dos de julio era apenas el comienzo de un larga transición que fue pospuesta hace seis años y que exige resolver algunos de sus peores escenarios.

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