Ricardo Andrade Jardí El problema con Fecal radica en dos puntos fundamentales: El primero tiene que ver con el hecho de ir por el mundo hablando de futuros y democracias cuando el mundo entero sabe que "el caballerito" se impuso como presidente en presencia del Estado Mayor, (Ejército paralelo) con los resultados que suministró su propio cuñado, y ese mismo mundo sabe que el hombrecito del PRIAN que promovió el FOBAPROA se rehusó sistemáticamente al ejercicio bien, pero bien democrático de recontar los votos, toda vez que hasta los jueces a su servicio han aceptado que el proceso electoral está plagado de inconsistencias (lo que en castellano quiere decir que fueron un fraude). El problema con Fecal radica en dos puntos fundamentales: El primero tiene que ver con el hecho de ir por el mundo hablando de futuros y democracias cuando el mundo entero sabe que "el caballerito" se impuso como presidente en presencia del Estado Mayor, (Ejército paralelo) con los resultados que suministró su propio cuñado, y ese mismo mundo sabe que el hombrecito del PRIAN que promovió el FOBAPROA se rehusó sistemáticamente al ejercicio bien, pero bien democrático de recontar los votos, toda vez que hasta los jueces a su servicio han aceptado que el proceso electoral está plagado de inconsistencias (lo que en castellano quiere decir que fueron un fraude). El segundo asunto es quizá más grave y tiene que ver con la ignorancia y la violencia que la mediocridad genera, Fecal, amigo de Elba Esther Gordillo y Roberto Hernández, se caracteriza, como la mayoría de los tecnócratas prianistas, por suponer mucho y saber muy poco y por eso, el amigo de las moscas, utiliza los foros internacionales para hacerle el favor a Bush, golpeando a los gobiernos sudamericanos, que han decidido ver por sus pueblos y no por los usureros trasnacionales, al tiempo que intenta vender la idea de futuro frente al pasado, pasado que en México regresó con el PRIAN y muy particularmente con el megafraude electoral del 2 del julio del 2006 orquestado por un grupúsculo de empresarios amorales y pederastas que financiaron la campaña electoral del caballerito espurio. Efectivamente, el porvenir de América Latina se debate entre el pasado y el futuro, pero lo que la mediocridad no le permite ver al impostor Fecal, es que el pasado está justo en el fraude, en la violencia, en el tan mentado libre mercado, en la pobreza extrema, en el aumento a la tortilla, en los salarios de mierda, en los FOBAPROAS y en la militarización del país bajo el pretexto de la lucha contra el crimen organizado, al tiempo que se aprueba la legalidad de los monopolios y los casinos (blanqueadores de dinero ilícito); el pasado está en las fotos de desgobernates civiles disfrazados de militares, que se ven obligados a reunirse con los "góber preciosos" y a parlamentar con coordinadores políticos acusados de abuso sexual contra niños y niñas. El pasado en América Latina está en el peligroso discurso de la inversión extranjera a rajatabla y la renuncia a la soberanía del control energético, riqueza de los pueblos latinoamericanos, el pasado está más cerca del México de las simulaciones, representado por el amigo de las moscas, que de cualquier otro país del continente. El futuro que siempre es incierto y por tanto una apuesta bienvenida, se dibuja en el Sur del continente con la dignidad de pueblos y gobiernos que se asumen como uno con la conciencia que otorga la cultura sustentada en la memoria histórica particular y continental, y con la experiencia de renunciar a las apuestas de mercado que dieron al traste con las economías de la región para sumar esfuerzos en la construcción posible de economías solidarias, justas y comunitarias. El futuro de las democracias latinoamericanas está justamente en la capacidad que tengan los pueblos y gobiernos de socializar los medios de producción en beneficio de las mayorías y no en la privatización de los recursos en manos de unas minorías privilegiadas que valoran la explotación y el fraude como virtudes indiscutibles de la "Democracia Corporation SA". Y ahí es donde nosotros, ciudadanos latinoamericanos, tendremos que decidir no sólo el México en el que queremos reconocernos, sino la América que queremos construir. Decidir entre las dictaduras, aunque sean con un civil a la cabeza y los FOBAPROAS que desgarren las economías ciudadanas o entre las democracias participativas y las apropiaciones populares que regresen los recursos obtenidos a sus pueblos. |
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