En la columna Serpientes y Escaleras publicada en El Universal de hoy, Salvador García Soto dijo la siguiente estupidez:
Al final del mitin que encabezó en Paseo de la Reforma, a las puertas del bosque de Chapultepec, López Obrador había invitado a senadores y diputados del PRD para que se sumaran al acto con la intención, se dijo, de "hacerles un reconocimiento por su lucha en el Congreso". Para cuando Andrés Manuel terminó su discurso y preguntó cuántos congresistas habían llegado, la cifra que le dieron fue como un balde de agua fría: sólo 30 legisladores del sol azteca, de sus incondicionales, habían respondido a su convocatoria.
Lo que García Soto no dice es que para cuando el peje había llegado a la puerta de los leones en Chapultepec, era casi IMPOSIBLE llegar a la marcha. Practicamente todas las calles que cruzaban Reforma estaban cerradas al tráfico. Vaya; cuando yo llegué no había manera de llegar al template. Encima de eso, los diputados estaban madreados y desvelados. Vaya; YO que estaba madreado y desvelado casi no llego. Y cuando llegué, al único lugar al que había acceso por la calle desembocaba atrás de la valla de la SSP. Y la SSP no dejó pasar A NADIE al templete.
Digo, si se van a poner a decir pendejadas en el Unicerdal, por lo menos que investiguen bien antes de abrir el hocico.
Una razón más para apoyar al peje en el 2006.
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