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viernes, agosto 11, 2006

1300 ORGANIZACIONES SE MANIFIESTAN.CADA MANIFESTANTE REPRESENTABA A 10 ORGANIZACIONES.


Pánico de señoras bien cuando dos jóvenes gritaron ‘voto por voto’.

carlos acosta córdova /apro11/08/2006.

* Sociedad en Movimiento sólo pudo echar a andar sobre Insurgentes a 150 personas.

México, D.F., 10 de agosto (apro).- Bajo la consigna de “nosotros también debemos salir a la calle”, la organización pro-panista Sociedad en Movimiento –encabezada por Alberto Núñez Esteva, presidente de la Coparmex-- realizó hoy su “Jornada por la concordia”, que incluyó una “cadena humana”, en la que participaron apenas unas 150 personas, portando pancartas con llamados a la legalidad y el respeto a los derechos de terceros.

Antes, los invitados se congregaron en un salón del World Trade Center, donde escucharon discursos más bien ajenos a la concordia, pues quienes hicieron uso del micrófono la emprendieron, sin decir nombres, contra Andrés Manuel López Obrador y sus simpatizantes, “que han secuestrado nuestra ciudad”, y contra Alejandro Encinas, jefe del gobierno capitalino, quien –dijeron-- le hace más caso a su partido que a sus deberes como gobernante.

El primero fue Ari Kahan, presidente de la Fundación Paisano –uno de las mil 300 membretes que componen Sociedad en Movimiento--, y el que al iniciar su mensaje empezó con un “Dios los bendiga”. De inicio arremetió contra quienes “tienen secuestrada a la ciudad”:“Cuando las leyes no se respetan, cuando las fuerzas de las multitudes crean impunidad, cuando se violan flagrantemente y sin consecuencias los derechos más elementales del ciudadano, cuando se golpean la paz y el orden, cuando deliberadamente se causa un daño económico a la nación, y se lesionan los intereses y la imagen de nuestro país, entonces es el momento de rechazar categóricamente el artero asesinato a la concordia”.

Y por ahí se fue, con esa carga discursiva ajena a la concordia. Acusó a López Obrador y seguidores –siempre sin decir nombres-- de atacar a las instituciones, impedir el libre tránsito, amenazar de violencia, hechos que “están totalmente reñidos con los intereses supremos de la nación”.

Después del discurso de Kahan, el segundo punto en la agenda fue que los asistentes debían escribir alguna leyenda relacionada con la concordia y el conflicto postelectoral, en las cartulinas que previamente los organizadores habían dispuesto en las mesas.

Durante media hora se dieron a la tarea de escribir, en grupos de tres personas, mensajes como “En México queremos la paz”, “Concordia”, “Paz y respeto a los demás”, “Respeto es paz”, “El respeto a terceros es respeto a México”, “Somos mayoría silenciosa”, “Respeto, responsabilidad y razón”, “En México queremos trabajar en paz”, “Yo respeto tus derechos, respeta los míos”, “Violencia también es el secuestro de la ciudad” y cosas por el estilo.

Mientras los demás escribían en sus cartulinas, Francisco González Garza, de la Asociación a Favor de lo Mejor, decía: “Nosotros también debemos salir a la calle. Debemos sacar a flote ese grito que traemos en el corazón, diferente de la violencia y de la destrucción. Queremos ser la voz de millones de personas que por estar en su trabajo, en el estudio o atendiendo lo fundamental de la vida, no puede estar ni instalada en campamentos, ni puede estar perdiendo el tiempo”.

Arengaba, ante un público que parecía no entusiasmarse, por más plural que se veía: tres mujeres mazahuas, algunos campesinos, profesionistas la mayoría, hombres casi todos de traje, mujeres --maduras las más--, que no ocultaban su origen clasemediero; pocos jóvenes en realidad.

Pedía González Garza: “Démosle una voz a México, pero hagámoslo también en la calle, como esa sociedad que somos, de altura, integradora, constructiva. Digamos ‘estamos presentes’, aunque sea en este rato. Somos la otra voz, la voz de la construcción.”También, mientras otros escribían, el presidente de la Coparmex se dejaba entrevistar por un nutrido grupo de periodistas.

Insistía: “No estamos a favor o en contra de alguien, simplemente pedimos legalidad, respeto a las instituciones”, aunque sí acusó a López Obrador de estar cuestionando a las instituciones, al IFE, al Tribunal Electoral, a la Presidencia. “Esto que estamos viviendo es como el agua –dijo--, que si va por su cauce, da vida, pero si se desborda, destruye, arrasa”.

Poco después, ya suspendida la escritura, fue al micrófono y citó algunos párrafos de un mensaje de Juan Pablo II –“un personaje que siempre he admirado mucho”--, en el que llama a la concordia, al diálogo y al entendimiento entre adversarios.

Abogó por que ahora sea la sociedad, “esta mayoría silenciosa”, la que se exprese. “Ya los políticos se expresaron, dijeron lo que tenían que decir, ya hubo guerra sucia, ya hubo calumnias y mentiras, ya polarizaron a la sociedad, ya dividieron a los mexicanos… pero nosotros, la sociedad, reclama concordia, paz, serenidad.

Queremos un México en donde todos estemos unidos, en el que no importe el partido por el que se votó, somos todos mexicanos, debemos estar unidos en lo esencial: impulsar a este gran país al gran futuro que tiene”.

Al término de los discursos, los líderes de Sociedad en Movimiento organizaron a la gente para salir a la calle; formaron una fila de tres en tres, bien formaditos, con las cartulinas en alto, atendiendo las instrucciones, como en la primaria, como si fuera la escolta, como cuando se rinden honores a la bandera. Y ahí van. Ordenados, bajando la escaleras, para delicia de los reporteros gráficos.

Ya salía media columna del World Trade Center, cuando dos jóvenes –distintos a ellos en apariencia, en indumentaria-- gritan jocosos: “¡voto por voto, casilla por casilla!”.Eran sólo dos, pero ese grito hizo que todos voltearan; algunas de las mujeres de edad de Sociedad en Movimiento se apanicaron, vieron a los jóvenes con miedo, temblaron, y buscaron esconder sus pancartas. Pero los jóvenes sólo se carcajearon de esa reacción y se fueron. No pasa nada.

Los manifestantes siguieron su camino, a la vanguardia Núñez Esteva y González Garza y una mujer del Consejo Interreligioso. Ni gritos ni consignas. Rostros más bien incrédulos, que daban la sensación de no saber bien a bien qué hacían ahí en la calle, “protestando”.Se apostaron sobre Insurgentes, frente a la estación Polyforum del Metrobús. No más de 200 metros lineales ocuparon.

Poca atención llamaban a los automovilistas, que no alcanzaban a distinguir lo que decían sus pancartas. Pocos transeúntes repararon en el “plantón”.

--Don Alberto, ¿no cree que están manejando un concepto de “concordia” muy parcial? –se le pregunta al presidente de Coparmex, en el camino a Insurgentes.
--No veo por qué.

--Sólo se está acusando a una parte de ser violenta, de no respetar los derechos de los demás. Pero cuando Felipe Calderón insiste en que ganó la elección, cuando va al Tribunal y casi exige que lo nombren presidente electo, como lo hizo ya Elba Esther Gordillo, ¿no es eso también violentar las cosas, no respetar las instituciones?
--En su momento nosotros dijimos que no debería haber triunfalismo, que nadie ahorita podía declararse presidente electo. No estamos hablando a favor de uno u otro. Apostamos a la democracia, a la legalidad, al orden, a la concordia. Y sea quien sea quien violente eso, estaremos en contra. Somos parejos, no hablamos de nombres y apellidos; cualquiera que quiera salirse de la concordia, de la unidad, de la legalidad, de la institucionalidad, se debe encontrar con una sociedad que reclama que tomemos los cauces que corresponden.

El reportero le pregunta sobre la poca concurrencia a esta reunión, a la “Jornada por la concordia”, sobre todo porque Sociedad en Movimiento la integran presuntamente mil 300 organizaciones en todo el país.“Nos organizamos y lo decidimos de un día para otro”. Por eso no vino mucha gente”, pretextó.

Por la tarde, el presidente de la Coparmex Ciudad de México, Gerardo Trejo, dio a conocer estimaciones de las pérdidas a consecuencia del mega-plantón que mantienen simpatizantes de la coalición Por el Bien de Todos en el corredor vial Reforma-Juárez-Zócalo.Según el empresario, en los primeros once días suman más de 2 mil 400 millones de pesos.

Pero no es lo único. Señaló que se han perdido entre 35 y 50 mil empleos.Ante tal situación, Trejo exhortó a hoteleros, a empresas de servicios, al comercio organizado y a restauranteros directamente afectados por el llamado mega-plantón, a que procuren en lo posible no recortar más empleos y a emprender alternativas para evitar el cierre de establecimientos, como otorgar a personal vacaciones y realizar otras actividades de mantenimiento o iniciar procesos de capacitación de sus trabajadores, para evitar tiempo ocioso e improductivo.

A su vez, José Luis Barraza, presidente de la Coparmex, demandó:"Exigimos de nueva cuenta que se cumpla y se haga cumplir la ley por parte del Gobierno del Distrito Federal. Hay un enorme malestar por las pérdidas que generan estos plantones, y es lamentable no haya una actuación de las autoridades correspondientes. Entre las 32 mil unidades que hay en la zona, ya se sufren las consecuencias. Simplemente el considerar la posibilidad de la pérdida de un empleo solamente por cada unidad de negocio estamos hablando de 30 mil empleos perdidos".

En tanto, Lorenzo Ysasi, presidente de la Cámara Nacional de Comercio (Canaco) de la Ciudad de México, estableció, con datos propios, que las pérdidas ascienden a más de mil 800 millones de pesos, alrededor de 0.1% del PIB local. "Diariamente perdemos entre 150 y 250 millones de pesos. Tan sólo en el Centro Histórico existen 32 mil unidades de negocios, pero en áreas circunvecinas donde están los plantones, éstos llegan a más de 57 mil establecimientos, de tal forma que durante agosto podríamos perder entre 30 mil y 50 mil empleos. La situación ya se tornó más que grave", subrayó.

El representante del comercio organizado de la capital del país estimó que la pérdida de horas-hombre, de aquellos que no han podido llegar a su centro de trabajo o que llegan retrasados, oscila entre las 300 y 600 millones de horas, si se considera a unas 300 mil personas afectadas por estos "mega-plantones".

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