Primera plana de La Jornada de hoy:
La nota:
Ante un auditorio multitudinario que llenó el Zócalo y se extendió a Paseo de la Reforma más allá de la glorieta de Colón los organizadores calculan que acudieron millón y medio de personas, y la Secretaría de Seguridad Pública cifra en un millón 100 mil, Andrés Manuel López Obrador, candidato de la coalición Por el Bien de Todos, convocó a una nueva movilización el 30 de julio, cuyo número duplique la de ayer. Recomendó a Felipe Calderón que piense ''que una elección fraudulenta no se borra ni con todas las aguas de los océanos''
Encabeza en el Zócalo la movilización más numerosa en la historia política de MéxicoHay un millón y medio de votos sin sustento, dice López Obrador
''La mancha de una elección fraudulenta no se borra ni con toda el agua de los océanos''
Panorámica aérea de la concentración en respaldo al ex jefe de Gobierno capitalino Foto Alfredo Domínguez
Durante la movilización más numerosa en la historia política del país, Andrés Manuel López Obrador anunció el inicio, esta misma semana, de las primeras acciones de resistencia civil pacífica en contra de un fraude electoral que incluyó "la falsificación" de 60 por ciento de las actas de escrutinio y cómputo, lo que significa que hay un millón y medio de votos sin sustento.
Es decir, explicó ante un auditorio multitudinario que llenó el Zócalo y se extendió a la avenida Reforma, más allá de la glorieta de Colón, que ''las actas de escrutinio no reflejan la verdadera votación, porque apuntaron más o menos votos que los depositados en las urnas''.
El que nada debe, nada teme
Casi al final de la concentración, que convocó a más de un millón y medio de personas, según los organizadores, y un millón 100 mil de acuerdo con Seguridad Pública del Distrito Federal, López Obrador llamó a una nueva movilización el próximo 30 de julio, que duplique la asistencia de ayer, y convocó a Felipe Calderón a actuar de manera responsable y aceptar, sin ningún pretexto, el recuento voto por voto.
"El que nada debe, nada teme", dijo en lo que fue la segunda asamblea informativa, y recomendó al panista pensar "que la mancha de una elección fraudulenta no se borra ni con todas las aguas de los océanos. Le recuerdo también que México y su pueblo no merecen tener un presidente de la República espurio, sin autoridad moral ni política", resaltó.
Acompañado por sus tres hijos, López Obrador inició la marcha por la democracia a las 10 y media de la mañana en Chapultepec, en la Puerta de Los Leones, y llegó al corazón político del país tres horas y minutos después, en medio de una ovación de los miles de simpatizantes que ya lo esperaban.
El grito de "¡no estás solo, no estás solo!", seguido del "¡voto por voto, casilla por casilla!", no dejó de escucharse en la Plaza de la Constitución. Cobijado por sus simpatizantes, declaró que tiene la certeza de que, al realizarse el recuento, quedará demostrado su triunfo legal y legítimo. Para la apertura de los paquetes, explicó, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) tiene suficientes elementos cuantitativos y cualitativos.
Recalcó que además de la actitud facciosa del Instituto Federal Electoral (IFE) durante la campaña, de la manipulación de los sistemas de cómputo, de la falta de equidad en la compra de anuncios publicitarios en radio y televisión, del activismo ilegal de grupos de intereses creados, de la guerra sucia, del uso de programas y recursos públicos en apoyo del candidato de la derecha, así como de la tenaz injerencia del presidente Vicente Fox, "ahora puedo decirles que se falsificaron los resultados en las actas de escrutinio y cómputo".
Explicó que la revisión hecha por la coalición Por el Bien de Todos muestra que 60 por ciento del total de las 130 mil 788 actas contienen "errores aritméticos. Lo aclaro más: hay cerca de un millón y medio de votos no sustentados en boletas electorales. O sea, las actas de escrutinio no reflejan la verdadera votación, porque apuntaron más o menos votos".
Ello explica por qué en el cómputo del 5 de julio, en los distritos electorales donde se accedió a abrir los paquetes, hubo casos "donde el candidato de la derecha fraudulentamente tenía de 100 a 200 votos de más y nosotros hasta 100 de menos por casilla".
No es válido, argumentó, que sus adversarios "se refugien en argumentos legaloides, de falta de tiempo o de carácter técnico para negarse a abrir los paquetes electorales, cuando lo que está en juego es la democracia y la estabilidad política del país. Nadie debe temer que la elección se limpie".
El Zócalo y sus alrededores se pintaron de amarillo perredista, pero también hubo otros colores, no sólo de los integrantes del PT y Convergencia, sino de ciudadanos sin partido e inclusive familias que se citaron a desayunar antes de las 8 de la mañana en los restaurantes y hoteles cercanos.
Una enorme manta con las obras de José Luis Cuevas, Vicente Rojo y Gilberto Aceves Navarro cubrió la parte posterior del templete, en el que se congregaron los escritores Elena Poniatowska, Carlos Monsiváis y Sergio Pitol; la luchadora social Rosario Ibarra de Piedra, los actores Jesusa Rodríguez, Héctor Bonilla, Daniel Giménez Cacho y Regina Orozco, la cantante Eugenia León, los gobernadores de Zacatecas, Amalia García Medina, y de Baja California Sur, Narciso Agúndez; el jefe de Gobierno capitalino, Alejandro Encinas, y el candidato ganador a jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, además de dirigentes de los partidos que integran la coalición.
Antes de la intervención de López Obrador, Carlos Monsiváis leyó un escrito redactado al alimón con Sergio Pitol.
Ambos cuestionaron la campaña de desprestigio desatada por el PAN y Los Pinos, y advirtieron: "La violencia ha partido de la derecha; una violencia ideológica, de calumnias y mentiras, de difamación y fraude hormiga".
Sorprende, leyó Monsiváis, la andanada poselectoral del sector de Calderón, que no nada más se obstina en el linchamiento de López Obrador, sino también menosprecia burlonamente a millones de mexicanos. Preguntó: "¿De veras creen que el choteo barato y la desinformación disipe las dudas sobre el recuento de votos?"
Los patrocinadores del fraude hormiga, agregó, son los que desataron, y a nombre de la libertad de expresión, nada menos que la campaña de "López Obrador, un peligro para México", y desplegaron con ello su mentalidad clasista.
"Si un candidato presidencial es un peligro para México, lo son también los que decidieron votar por él en números tan elevados; hasta ahí llega su poder de calumnia", insistió Monsiváis.
También Rosario Ibarra reprochó la estrategia del miedo impulsada desde el PAN, y preguntó a su vez: "¿Qué les va a quitar Andrés Manuel a los pobres? El hambre y la miseria. A eso le tienen miedo".
Después, en su discurso, el candidato presidencial enfatizó que la principal demanda es voto por voto y casilla por casilla, porque ello contribuiría a la estabilidad económica y financiera del país, a la paz social, a dejar atrás la cultura política de la desconfianza, a que no siga triunfando el dinero sobre la dignidad y la moral del pueblo.
También para que nunca se cierren las puertas a la democracia, para fortalecer las instituciones, para afianzar la legalidad, para alejar la confrontación irracional, para contribuir a la conciliación y a la unidad de los mexicanos.
A cada frase, la multitud respondía: "¡voto por voto, casilla por casilla!" Cobijado por el respaldo incondicional de sus simpatizantes, López Obrador propuso una serie de acciones, a partir de esta misma semana, en tanto el tribunal electoral resuelve el juicio de inconformidad.
La primera, reforzar los campamentos ciudadanos ubicados fuera de los 300 comités distritales, para evitar que se introduzcan o extraigan de manera ilegal boletas de los paquetes electorales.
Iniciar las primeras acciones de resistencia civil pacífica, mismas que serán definidas por un comité ciudadano, que acordará las circunstancias en que se llevarán a la práctica.
Y, tercero, celebrar una tercera asamblea nacional informativa el 30 de julio, es decir, dentro de 15 días, también con una marcha que partirá del Museo de Antropología al Zócalo, a las 11 de la mañana.
El tabasqueño agradeció que lo ayudaran a convocar a esta movilización, "la más importante, más grande, más numerosa de toda la historia política de México", pero les planteó un nuevo reto: que en esa fecha se duplique el número de asistentes.
Esto es importante, explicó, porque "nuestros adversarios le apuestan, entre otras cosas, al desánimo y al desgaste de nuestro movimiento", en un cálculo similar "muy obvio y elemental" al que hicieron durante el desafuero.
"El mismo grupo que ahora quiere pisotear la democracia en aquel momento sostuvo que no íbamos a lograr nada, que serían unas cuantas protestas y luego todo volvería a la normalidad; que no iba a pasar nada. Ese fue su cálculo; inclusive, uno que vendió un banco sin pagar impuestos dijo que él no estaría en México, que se iría de vacaciones a Francia."
Sin embargo, "otra vez les vamos a demostrar que cuando se quiere pisotear la dignidad y los derechos ciudadanos, y se arremete en contra de la democracia, siempre hay mujeres y hombres con principios y convicciones, que ni se cansan ni mucho menos se rinden. Como ha dicho Carlos Monsiváis: 'alguien que sólo conoce el desánimo y el abatimiento, nunca será digno del pesimismo'".
Expresó su convicción de que ni con todo el aparato del Estado, "usado facciosamente, ni con todo el dinero de un grupo de privilegiados, ni con toda la maquinaria que han echado a andar podrán aplastar la libre, consciente y responsable voluntad de millones de mexicanos. ¡No olvidemos que somos millones dispuestos a hacer valer nuestros derechos! Y ésta es la fuerza más poderosa".
La frase convocó una respuesta inmediata de la gente: ''¡a güevo!", y otra intensa: "¡sí, señor presidente!" Y López Obrador les recordó que la movilización no fue sólo para apoyar a una persona, sino para defender el irrenunciable derecho del pueblo a elegir a sus gobernantes.
Para cerrar, exclamó: "Tengo la convicción de que no estoy solo, porque todos estamos juntos". Todavía escuchó a Eugenia León interpretar una versión actualizada de Amorcito corazón, en la que la letra dice ahora: "yo quiero que Andrés Manuel sea presidente".
El Astillero de Julio Hernández:
Astillero
Nueva fase
Resistencia civil de izquierda
Caldera desfondada en 15 días
Nulidad igual a impunidad
La movilización ciudadana de ayer a favor de la transparencia electoral hace que el litigio político por la Presidencia de la República entre en una nueva fase. El número de asistentes, pero sobre todo, el ánimo de ellos (festivo, convencido, activo, contenidamente pacífico), muestran que falló la terrible acometida de medios, Iglesia, empresarios y Estado (MIEDO) con la que trataron de imponer la percepción social de que Felipe Calderón había ganado los comicios y que inevitablemente era el próximo PREPsidente del país llamado CiberMéxico.
En este cambio de escenario, Andrés Manuel López Obrador retoma la iniciativa política, luego de dos semanas extraordinariamente difíciles, en las que llegó a trastabillar sobre todo en cuanto a la definición del objetivo jurídico a conseguir: limpieza del proceso o anulación; pruebas de fraude manual tradicional o también evidencias cibernéticas, además de los enredos que le causaron los videos salmantinos del embarazo de urnas y la descalificación que hizo de los propios representantes partidistas en casillas.
El planteamiento de una segunda etapa de lucha descansa especialmente en la convocatoria a la resistencia civil, forma de lucha contra abusos del poder que los panistas han practicado con pasión en décadas anteriores. Al litigio judicial y la movilización pública, el lopezobradorismo ha decidido añadir la práctica de acciones concretas que desobedecen y retan a los poderes. El panismo foxista o calderonista no estará en condiciones de satanizar esa forma de lucha porque distinguidos personajes del partido blanquiazul se empeñaron en ese tipo de resistencia en muchas elecciones estatales y municipales, incluso con el apoyo apenas encubierto de dirigentes católicos y líderes empresariales.
El nuevo acomodo del tablero de ajedrez tiene como elemento llamativo el fracaso de los esfuerzos por acallar la protesta ciudadana, pero también el hecho de que día a día surgen pruebas del fraude manual y cibernético que en contra de López Obrador fue realizado. Las historietas numéricas que habrían dado legalidad y legitimidad al presunto triunfo de Feli-Pillo Cibernético han quedado suficientemente descalificadas tanto por las evidencias documentales -actas del día de la elección, manipulación de los resultados preliminares, desaseo y contradicciones en los conteos distritales- como por las posteriores medidas desesperadas de mapacheril corrección que llevaron a los directivos del IFE a abrir contra derecho 40 por ciento de los paquetes electorales del país.
Tantas muestras de delincuencia electoral hacen pensar que la elección de Presidente de la República está en vías de ser declarada nula. En el fondo, esa posibilidad ayudaría a la pareja presidencial porque así acabaría deshaciéndose del nunca suficientemente deseado Felipe Calderón y, por un tiempo que en términos judiciales valdría oro, de los ánimos justicieros de López Obrador. Anular los comicios presidenciales significaría abrir un periodo de negociaciones políticas en las que PAN y PRI acabarían nombrando un presidente interino (¿qué tal un patriota como Cuauhtémoc Cárdenas, el coordinador vicentenario oportunamente colocado en la antesala?) que convocaría a comicios para completar el periodo sexenal, pero ¡ojo, mucho ojo!, en esa hipótesis los arreglos de cúpula podrían incluir la impunidad de los tórtolos de Los Pinos y de su parentela metida en tráfico de influencias y otras linduras jurídicamente punibles. Entre más débil llegue el próximo gobierno, más difícil le será tomar medidas fuertes contra segmentos de poder como las complicidades de la señora Marta, el señor Vicente y sus hermanos e hijos bribiescas y bribonescos. Anular las elecciones, desde luego, también sería recortar el periodo presidencial, pues en caso de que AMLO decidiera volver a participar en los comicios, y se le reconociera el triunfo, ya no ejercería el sexenio completo, sino la parte que quedara después del interinato.
Por ello es que el movimiento de López Obrador busca limpiar las elecciones, pero no anularlas, contar voto por voto pero no tumbar el proceso. El factor netamente electoral ha pasado a un plano importante, pero no definitorio: es posible que a partir de ahora lo esencial sea el grado de protesta y su calidad. La resistencia civil requiere organización, pero, en especial, pacifismo, y justamente allí es donde los adversarios de AMLO podrán jugar las cartas de la provocación y de la represión. El discurso del odio tomará ahora la forma de la defensa de la legalidad y el rechazo a la desobediencia (que si fuera panista sería una respetable dama de sociedad, entonces sí reconocida como resistencia civil). Los voceros mediáticos del régimen en busca de renovación, el de las complicidades corporativas que buscan establecerse por décadas, seguirán aislándose en sus castillos de marfil electrónico, creyendo que aún podrán sostener a un Felipe Calderón que ni él mismo se la cree. Y los represores agazapados estarán prestos para revivir las glorias de Atenco en cuanto sea necesario.
En quince días, sin embargo, el cuadro se le ha descompuesto gravemente a los calderónicos y su presunto equipo de respaldo (Fox, Marta, Salinas, Abascal, entre otros). El equipo de FelIFE ha dado graves muestras de minusvalía, con una Josefina Vas Que... a la que sus poses monjiles no libran del grave pecado republicano de haber usado la información asistencial federal para fines electorales, o con el impresentable joven Mouriño, de negocios familiares escandalosos por oscuros y siempre aprovechados del poder. Además, los cuchillos largos del PRI están cambiando las perspectivas de negociaciones gordillistas, sobre todo con gobernadores del tricolor, que el calderonismo preveía. Pero, por sobre todo, pareciera que ese calderonismo desfondado perdió -en quince días- la oportunidad de asestar un golpe irreparable de usurpación frente al cual los mexicanos debieran aceptar su imposición como presidente.
Y, mientras, este tecleador da las gracias a todos quienes ayer le dieron el gran honor de saludarlos personalmente, ¡hasta mañana, viendo que Chente y Marta siguen gastando el dinero del pueblo en viajes internacionales sin más provecho que el deleite personal!
México S.A. (y no, no es el Emperador Palpatine; es Lorenzo Servitje, el de Bimbo--pero para el caso es igual):
México SA
A favor de lo menor
Grandes corporaciones en la propaganda del miedo y la inducción del voto
Lorenzo Servitje, cabeza del Grupo Bimbo. Imagen de archivo Foto Carlos Ramos Mamahua
Variados son los membretes -reales o fantasmas- de "asociaciones", "agrupaciones", "consejos" y conexos que se sumaron, se suman, a la propaganda del miedo, la inducción del voto y el rescate del candidato chaparrito, pelón y de lentes, pero al final de cuentas los consorcios que las financian no dejan de ser los mismos.
Al lado del Consejo Coordinador Empresarial y el Consejo de la Comunicación, aparece la siempre púdica Asociación A Favor de lo Mejor, creada por Lorenzo Servitje, una persona muy moral, dueño del monopolio del pan industrializado en el país, generoso contribuyente de causas nobles (Marta Sahagún y su Vamos México), padrino de "caballos negros" que se doblaron al primer trote, y benefactor y rescatista de otros mini candidatos panistas, como Feliproa.
De forma aparatosa, A Favor de lo Mejor surgió a la luz pública cuando a Televisa se le ocurrió transmitir Big Brother, un programa que, de acuerdo con la púdica asociación, "trastocaba los valores tradicionales de la familia mexicana". Servitje y su pía organización amenazaron a la casa Azcárraga con retirar todo apoyo publicitario si se aferraba a tal programación. Y el tigrillo se vio en la penosa necesidad de negociar con el barón de los sólidos principios cristianos y el monopolio del pan industrializado.
Ese fue el "estreno" público de A Favor de lo Mejor. Desde entonces, la organización condiciona su apoyo publicitario a los medios de comunicación, a los que obliga -según dicen- a ser "decentes", "rectos", "respetuosos de los valores cristianos del auditorio" y "cuidadosos" en sus contenidos, amén que las empresas privadas -nacionales y extranjeras- que le dan cuerpo son prácticamente las mismas que "desinteresadamente" patrocinan al Consejo de la Comunicación y las que despachan, con derecho de picaporte y "en representación del empresariado nacional", en el Consejo Coordinador Empresarial. Es decir, las cabezas visibles del poderoso aparato propagandístico de los barones, que en las pasadas elecciones inyectaron miedo entre los votantes, con espots "con alto contenido social", que "no tienen la intención de inducir o coaccionar el voto" y que se divulgaron "sólo por conciencia cívica", según su dicho.
Lorenzo Servitje no es el primer empresario que en nombre de Dios comete todo tipo de abusos; tampoco el último. Los hay de sobra, pero hasta consorcios tan poderosos como Televisa han tenido que doblarse ante la amenaza del panadero a la hora de hacer cuentas sobre el ingreso publicitario.
Héctor Larios Santillán, ex presidente de A Favor de lo Mejor y del Consejo Coordinador Empresarial despachará -a partir del primero de septiembre- como diputado, e incluso se le menciona como posible coordinador de la bancada panista en San Lázaro. Lo propio hará como senador de la República, en igual fecha, Alberto Cárdenas, el oscuro jamelgo que, también por obra y gracia del mecenas Servitje, dijo ser "un sólido" precandidato a la Presidencia de la República y sólo alcanzó, por la vía plurinominal, un escaño, al igual que el famélico charrito que alguna vez dijo ser secretario de Gobernación.
Como en el caso del Consejo de la Comunicación, en A Favor de lo Mejor -que patrocina a lo menor- entre otras empresas aparecen Citigroup-Banamex, Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (trasnacional financiera feliz porque el PREP le procuró ganancias), Femsa (la de Garza Lagüera), Grupo Modelo (con la embajadora Aramburuzavala y Carlos Fernández), Pepsico, Coca-Cola, Herdez, Jhonson and Jhonson, Grupo Gigante, Comercial Mexicana, Comex (la casa matriz de Josefina Vázquez Mota), Kimberly Clark, Jumex, Kraft, La Costeña, Lala, Mabe, Aeroméxico, Mexicana de Aviación, Nestlé, Procter and Gamble, Sabritas, Sears, Telmex, Unilever y el Grupo Bimbo, desde luego.
Ese es el bello panorama que ofrecen los grandes corporativos que sólo actúan por "por conciencia cívica", que hacen y deshacen sin "intención de inducir o coaccionar el voto" y que no persiguen otra cosa que obras pías "con alto contenido social". Lo mejor del caso es que el corporativismo "desapareció con el cambio".
Sin duda son poderosos política y económicamente, pero los grandes consorcios también tienen su talón de Aquiles. Cierto es que el gobierno los exenta, les regresa impuestos que no les corresponden y les otorga jugosos contratos públicos, entre otras muchas gracias, pero los consumidores tienen la flecha exacta para ese talón.
Las rebanadas del pastel:
Por cierto, un año atrás en Argentina la trasnacional Shell sin autorización aumentó el precio de sus productos. La respuesta del presidente Kirchner fue: "no hay mejor acción para quien abuse del pueblo que un boicoteo nacional...." En unos cuantos días, las ventas de la petrolera se desplomaron 60 por ciento, y anuló el alza de precios. En estos días se repite el numerito: los expendedores de carne han aumentado los precios de ese producto, y el llamado es el mismo ("vecinos, compren menos carne si no bajan los precios. Hagamos sentir nuestro poder de consumo, que no nos vendan a cualquier precio. Eso es conciencia, ustedes lo pueden hacer").
Ciudad Perdida y el silencio de las pantallas:
Ciudad Perdida
La larga mañana de la democracia
Ningún incidente que desacreditara la caminata
Las pantallas nuevamente guardaron silencioDespués de varias horas, en las sienes aún se siente el martilleo de las voces de más de un millón de personas que claman: "voto por voto", "casilla por casilla", en una larga oración que se convierte en letanía de la democracia.
Ayer, a la convocatoria para hacer valer el sufragio, para impedir el fraude, se caminó por el centro de la capital de México con una tranquilidad, con un orden dignos de un pueblo mayor, maduro, para decirlo mejor, que mostraba su indignación, su coraje, en pancartas recién pensadas, sobre el algodón de las camisetas amarillas donde escribieron con letras negras pensamientos fugaces que sonaban a premonición: "No pasarán", entre otras, pero también gritaban mentadas al presidente del Instituto Federal Electoral, Luis Carlos Ugalde; al candidato presidencial panista, Felipe Calderón, sin que se les olvidara Vidente Fox, o coreaban consignas.
No hubo pintas en las paredes ni ataques a los bancos ni nada que pudiera ser usado para desacreditar la caminata. Tampoco había toletes, ni escudos ni uniformes tipo armadillo. Nada que oliera a violencia, nada que oliera a represión.
La gente acudió al Zócalo, a la plaza mayor de México para mostrarse libre del mensaje videograbado que para desgracia del país taladró la conciencia de otros, pero que no penetró a éstos que vinieron de muchas partes del país a declararse vacunados contra el mal de la televisión: libres.
Pero de cualquier manera allí estaban. Los platos blancos de las antenas trasmisoras de imagen de las televisoras más poderosas, esas que han tratado de suplantar el voto con programas que sentencian la participación ciudadana a la sujeción de sus intereses, quedaron como hongos inútiles entre la marea amarilla.
Nadie transmitía. Los canales de televisión se cerraron, la radio programó música o espacios deportivos. Como en los peores años priístas, se pretendió silenciar la voz de más de un millón de personas. En bien de la democracia, seguramente, los medios electrónicos se cerraron.
Tal vez fue que esos medios decidieron no transmitir. Tal vez fue que desde algún despacho sórdido de las calles de Bucareli y General Prim, o desde Los Pinos, llegó la orden para que no se reflejara la decisión de la gente por defender lo único que les han dejado: el voto.
Y es que salta la duda porque las estaciones móviles estaban listas, con los tiempos seguramente apartados y pagados, pero no pasó nada, o cuando menos ellos pretendieron que en el Zócalo no pasó nada.
Pero serán pocos, muy pocos los que puedan ignorar que ayer domingo 16 de junio, más de un millón caminaron el centro de la ciudad de México con la idea fija de no dejarse gobernar por un usurpador.
La larga mañana de esta democracia, hecha por la gente -cosa rara a estas alturas-, se inició muy temprano, por allí de las seis y media de la mañana, y culminó más allá de las tres de la tarde en un éxodo que no mostraba cansancio, pero sí dignidad y orgullo.
El día 16 terminó, pero viene más. Por lo pronto ya se piensa en el último domingo de este mes histórico, cuando la gente vuelva al Zócalo para ponerse de acuerdo y se inicien los actos de resistencia civil para la defensa del sufragio arrebatado.
Ayer fueron poco más de un millón cien mil personas. Para finales del mes se convocó a 2 millones a inundar todo el Centro Histórico de la capital con la voluntad de la gente, a declararse libres de la voz de la pantalla televisiva y a seguir, como dice López Obrador, hasta donde la gente quiera y aunque a algunos les duela.
Una razón más para apoyar al peje en el 2006.
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