Roberto Zamarripa escribe en el Reforma:
Democracia no es 'rating'.
Por sus mítines los conoceréis. En vísperas del segundo debate televisivo, los principales candidatos hacen ejercicio callejero.La hija mayor de Felipe Calderón, María, trae un impermeable amarillo, el color equivocado. El padre candidato llega a la colonia de Capulín Soledad enclavada en los vericuetos del desorden urbano que ha hecho crecer a Naucalpan, uno de los principales municipios del país.Bajo la carpa puesta en el Deportivo Tanque de Agua, un puñado de personas aguarda al candidato la noche del sábado 3.
Felipe viene del gimnasio. Es decir, de las jornadas de entrenamiento para el debate presidencial. Insiste en ser coloquial y dice 18 veces la palabra "amigos" en menos de 20 minutos; sólo menciona una vez al PAN y dos veces a Vicente Fox pero cinco más la palabra Presidente. Cuatro ocasiones menciona la palabra empleo y nueve más la palabra trabajo.Rápido se ubica como el candidato de la continuidad, la que será su divisa en el debate. "Aunque le duela a mis adversarios, yo voy a seguir amigos, voy a seguir con los programas de Vicente Fox Quesada", remacha el candidato para el aplauso, siempre con su hija de nueve años detrás.
Felipe exhibe la contradicción. Era el más antifoxista del gabinete y si quiere ganar, tiene que recargarse en la obra de quien no lo dejaba ser candidato. Es el mejor polemista de los contendientes principales pero tendrá que sacrificar la confrontación en aras de la defensa de un gobierno con cartas de popularidad pero hoyos de eficiencia.
La autenticidad es su hija que le apoya, la artificialidad es una masa arrastrada por los métodos corporativos.
Dice Felipe que como Presidente no regalará dinero -como sí lo ofrecen otros candidatos que no nombra en el mitin. Aunque acude a Naucalpan del brazo del panista que más dinero reparte en las campañas, Ulises Ramírez, ese nuevo jeque del panismo mexiquense, más cerca de la compra de voto que del bien común.
Felipe camina en una cuerda delgada. Es el candidato del spot cuando pudo haber sido el candidato de la congruencia. Un exceso verbal puede costarle una caída... pero una destreza puede acercarlo a la Presidencia.
En la víspera del debate, Roberto Madrazo se aferra a lo emblemático: reúne la mañana del domingo 4 a una pléyade de leyendas del deporte para las cuales la gloria declina. Desde el Ratón Macías, eternamente priista, hasta el Púas Olivares, quien es ajonjolí de todos los mítines. Ya acudió con Marcelo Ebrard, también con Felipe Calderón, se dice muy amigo de Roberto Campa y ayer domingo le echó porras a Madrazo.Puro deportista retirado. Los únicos activos, quizás, son los luchadores, los rudos.
Toda semejanza con el partido es mera coincidencia.Madrazo habla para ellos en términos deportivos. "El efecto de pared... se da entre los 30 y 32 kilómetros (de un maratón)" cuando, según el candidato, "siente uno que no da más, que se acabó el aire... duelen las ampollas... y el dolor es insoportable, pero nos faltan sólo 12 kilómetros para ganar esta elección...".
Según Madrazo en ésas anda. Igual, se ve sobre-entrenado. Gesticula, manotea, baja la voz cuando platica y reta a gritos con los brazos en alto.Lo suyo parece ser esa colección de glorias del pasado y una campaña que de repente parece que le sobran las ampollas y le falta el mertiolate.El pasado es lo que mejor vende.
No hay en Madrazo, con fuerza y credibilidad, una propuesta de futuro.Efectivamente, Madrazo está en el kilómetro 30, con achaques y con ganas de tomar un atajo en su carrera. En el debate o se desfonda o mete el sprint.
El PRD le apuesta al músculo.
Sobre la acera de Periférico hay una hilera amarilla por momentos entusiasta, a ratos desordenada, en algunos lados enfadada por el madrugador acarreo. Hacía rato que los perredistas no salían a la calle a demostrar que gobiernan la Ciudad de México, acaso la prenda más fuerte de Andrés Manuel López Obrador rumbo al debate.
López Obrador ha decidido encerrarse domingo y lunes para dedicarse a la lectura y, eventualmente, algún ensayo de algo que seguramente aborrece: hablarle a la nada teniendo enfrente una cámara de televisión, un reflector, un set artificial.
Lo suyo es hablarle a la gente y cuando no la ve se descompone. A pesar de todo, es de los pocos líderes políticos de la izquierda que ha entendido el uso de los medios.Supone como entrenamiento las conferencias mañaneras de su gobierno donde podía evadir respuestas a preguntas incómodas.Pero "batear" en una conferencia no es lo mismo que batear preguntas en un debate donde la gente espera, precisamente, las respuestas.
Es un debate que puede pintarlos como son, para el espectáculo, para la ratificación de convicciones, para la proyección de una imagen.Ojalá no confundan la democracia con el rating. Ojalá entiendan que la televisión también puede servir para mostrar inteligencia.
Una razón mas para votar por AMLO y la mayoría perredista al Congreso.
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lunes, junio 05, 2006
LA DEMOCRACIA Y LA TELERA.
Publicadas por Armando Garcia Medina a la/s 4:19 p.m.
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