Miguel Angel Granados Chapa en el Reforma:
Miguel Ángel Granados Chapa.
Chiapas preelectoral.
Emilio Zebadúa, quien fue secretario de Gobierno nombrado por el gobernador Pablo Salazar, de quien después se distanció, y hoy es diputado federal, aspira a la candidatura perredista al gobierno estatal con tales méritos que hace innecesaria una candidatura externa.
Padecen embrollos los dos partidos que pueden disputar la gubernatura de Chiapas, en la jornada del 20 de agosto. El lunes pasado, el PRI eligió de nuevo al senador José Antonio Aguilar Bodegas, cuya postulación inicial fue impugnada por sus contendientes Roberto Albores y Jesús Orantes. En el PRD el diputado Emilio Zebadúa se inscribió anteayer como precandidato, a pesar de que sólo hoy se emitirá la convocatoria, que eventualmente buscaría impedir la contienda interna para optar por un aspirante externo, que sería el alcalde de Tuxtla Gutiérrez (con licencia) Juan Sabines, que renunció el martes a su pertenencia al tricolor.
Carente de instrumentos de control en los estados donde no gobierna (perdió el Poder Ejecutivo de Chiapas en 2000, a manos de una vasta coalición opositora que apoyó a Pablo Salazar Mendiguchía), el priismo chiapaneco no contó tampoco con mecanismos de negociación que permitieran una candidatura de unidad, por lo cual se resolvió organizar un proceso interno de selección de candidato. Estaban listos para participar en él, además de Albores y Orantes, el alcalde de Tuxtla Gutiérrez (que declinó por eso la candidatura senatorial que le fue ofrecida) y el diputado Sami David, el candidato derrotado hace seis años. Pero el candidato presidencial priista, Roberto Madrazo, que toma directamente las decisiones de este tipo, resolvió abreviar el proceso y a su influjo, sorpresivamente el consejo político estatal dejó con un palmo de narices a los aspirantes (así se dice cuando los achata el portazo con que se niega el acceso a un sitio o un proceso) y el 6 de abril canceló la consulta, escogió el método del candidato único y nombró al efecto a Aguilar Bodegas.
Las decisiones irritaron a precandidatos y sus seguidores, algunos de los cuales se enfrentaron con dirigentes locales del partido y aun derribaron parte de la estructura metálica donde poco antes el senador triunfante había rendido protesta.Los inconformes acudieron a la justicia electoral, y la semana pasada el tribunal federal respectivo ordenó la reposición del procedimiento, lo que fue acatado el 24 de abril, obviamente con el mismo resultado que tres semanas atrás.
Es fácil suponer que los descontentos trocarán su posición, y al contrario es de esperarse que reaccionen yéndose del PRI, como lo hizo ya Sabines, a quien como si fuera cosa propia el Comité Nacional perredista le había ofrecido la candidatura de ese partido al gobierno del estado.
Zebadúa y el senador Rutilio Escandón están dispuestos a buscar esa candidatura, opuestos a que el PRD presente una candidatura externa, ya que estiman tener derechos y posibilidades no menores que las atribuidas a Sabines.
Zebadúa ha hecho publicar repetidamente los resultados de encuestas que lo muestran como altamente preferido por los chiapanecos y por ello se han agudizado las maniobras para inhibir su participación, incluida la acusación de que no es chiapaneco siendo que jurídicamente lo es sin lugar a dudas, y también ha reforzado esa oriundez voluntaria y productivamente.
Graduado en derecho y economía en la UNAM y el ITAM, y doctorado en Harvard, Zebadúa surgió a la vida pública al ser elegido en 1996 consejero electoral en el IFE. Desempeñaba esa función cuando en 1998 escribió la Breve historia de Chiapas, que forma parte de la serie Historia de los estados de la República Mexicana, del Fondo de Cultura Económica. Preparar el libro, explicó el autor, resulta de un interés "que se remonta a las primeras historias de la vida cotidiana en lugares como Pichucalco y Tuxtla Gutiérrez que me narraba mi abuela en mi niñez, y que han servido desde entonces como prisma para estudiar una sociedad llena de contrastes".
Dada la renovación de la vida pública chiapaneca significada en el triunfo de la oposición, el gobernador Salazar invitó a Zebadúa a ser secretario de Gobierno, para aceptar lo cual renunció a su fructífero papel en el IFE. Durante poco más de dos años realizaron su trabajo en plena armonía política que se rompió cuando el secretario resolvió iniciar su camino hacia la gubernatura pasando por su elección como diputado, lo que consiguió en 2003.
Desde entonces ha contado con el desafecto del gobernador, cuya eficacia política le ha permitido ganar influencia no sólo en los partidos que lo postularon (puesto que no se afilió a ninguno) sino hasta en el PRI. Muy próximo al presidente Fox, actúa políticamente al lado de la corriente Nueva Izquierda en el PRD, la fuerza hegemónica en ese partido y a través de ella procura neutralizar a Zebadúa y auspiciar a Sabines.
Puede lograrlo porque los Chuchos gozan de crecientes posiciones en el PRD (dos de sus conspicuos miembros están en la breve lista de quienes pueden ser senadores de representación proporcional). Pero de ser así ese partido corre el riesgo de fracturarse, amén de la incongruencia en que incurriría una vez más.
El pragmatismo que infecta a las decisiones perredistas se basa en la certidumbre (a menudo contradicha por los hechos) de que los ex priistas recién llegados aseguran votos, no sólo para sí sino para Andrés Manuel López Obrador. Pero en este caso Zebadúa garantiza una presencia electoral aun mayor que la atribuible a Sabines, que hubiera servido para ofrecer un nuevo rostro al PRI, pero no al perredismo.
Será lástima que la cosa se decida según la copla jarocha que deplora del gato "las malas razones, pues teniendo la carne en casa, sale a cazar ratones".
Cajón de Sastre.
Los obispos católicos, reunidos en una de sus asambleas anuales, tienen más poder de convocatoria sobre Andrés Manuel López Obrador que sus propios contrincantes, así como grupos de industriales y banqueros cuyas invitaciones ha declinado.
Se presentó ante el Episcopado el martes, y ayer lo hizo el candidato panista Felipe Calderón.
Más allá de la pertinencia de la participación de los jerarcas eclesiásticos en la justa electoral, cabe alertar a los núcleos de seguridad que rodean a los aspirantes presidenciales con motivo de lo ocurrido en la reunión del panista y los prelados: una banda de enmascarados irrumpió en el acto, en lo que pareció una farsa en el sentido teatral de la palabra, pero pudo haber sido algo diferente.
Salvo López Obrador, los candidatos disponen de escoltas provistos por el Estado Mayor Presidencial, que en el caso de Calderón parecen no haber estado próximos a la sala donde ocurrió el suceso y no fueron por lo tanto capaces de evitar la agresión verbal de que se hizo víctima al aspirante blanquiazul.
Este último comentario de Granados Chapa, se refiere a los enmascarados con la cara de Bush que salen en el video publicado hoy en el blog con el título de Video !Amigou!. Según parce ser a Granados Chapa no le hizo mucha gracia. Sería sano que los testigos de la escena, nos postearan la nota del suceso, para efecto de evitar elucubraciones paranoicas.
Una razón mas para votar por AMLO y la mayoría perredista al Congreso.
/tr> |
jueves, abril 27, 2006
LOS INTRÍNGUILIS DE LA POLÍTICA PARTIDISTA.
Publicadas por Armando Garcia Medina a la/s 1:19 p.m.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario