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jueves, abril 27, 2006

EDUCACIÓN Y MEDIOS.

Fausto Fernandez Ponte con su original estilo nos dice:

EDITORIAL
No Tenemos Excusas... 1/2
No parecen ser pocos los mexicanos que se hacen lenguas acerca de las causales de la triste situación en la que se halla nuestro país y, por ende, casi todos nosotros.

Hágase la salvedad, caro leyente, que también existen mexicanos que piensan que todo está bien o que vivimos mejor que nunca. Al parecer, estos compatriotas no son mayoría.

Cada quien, por supuesto, es libre de registrar la realidad con arreglo a los prismas de sus vivencias personales, pero antójanse insoslayables ciertos hechos.

Y esos hechos se emblematizan en que el ingreso per cápita de los mexicanos es un tercio del de Canadá y un cuarto del de Estados Unidos, nuestros socios en materia de comercio.

Además, aquí la concentración de la riqueza es escandalosamente dramática, por espectacular. Y por añadidura, la pobreza parece extenderse más y más.

A ello sumaríanse otras peculiaridades de nuestra realidad: la corrupción en el ejercicio del poder es parte de una idiosincrasia. La corrupción aquí es una cultura.

Y más: la desigualdad económica, la injusticia social y la iniquidad política son simultáneamente causa y efecto de un saqueo brutal del país por extranjeros y cómplices mexicanos.

Pero volvamos a las causales de nuestra lamentable situación económica, política, social e inclusive cultural y, así, hagamos camino al andar por los vericuetos de la lógica.

Y es que la lógica, tanto la aristotélica como la dialéctica --la de Heráclito--, nos dice que dadas ciertas premisas verdaderas los mexicanos deberíamos vivir mejor.

Véanse, si no, las premisas siguientes:
1) México posee un territorio enorme --unos dos millones de kilómetros cuadrados--, con un denso recurso humano que mueve a envidia a otros: más de cien millones de habitantes.

2) En ese vasto territorio nuestro se localizan en gran cuantía riquezas que, si traducidas en valor corriente, representan materias primas de importancia estratégica suma.

3) Está México en una ubicación geográfica privilegiada, pues es, a la vez, un país de la América del Norte, de Mesoamérica y el Caribe insular y del sur.

4) Poseemos los mexicanos un riquísimo acervo de experiencias históricas caracterizadas por las luchas por desasirnos de intervenciones y yugos extranjeros.

5) Somos, cabría añadir, un pueblo de sincretismo cósmico, síntesis de un crisol genético y cultural variopinto.
Dadas tales premisas, ¿por qué éstas no devienen silogismo de grandeza y esplendor y vivimos en la angustiosa precariedad socioeconómica y el raquitismo político?

No tenemos excusa epistemológicamente, pues carecemos del conocimiento para discernir con objetividad, en lo colectivo, quiénes y cómo se ha dado nuestra situación.

Incluso, muchos mexicanos --diríase que un grueso mayoritario-- carece de la escolaridad que permite a la conciencia ejercer una intuición política educada.

Así, nuestro atraso en lo social, lo económico, lo político e inclusive en otros aspectos aleatorios de la vida nacional tiene un origen identificable: la educación

Sin duda. En nuestra forma de organización social, la educación es, ciertamente, el medio de control social más eficiente, en tándem con otros: los de la difusión de masas.

Los medios de difusión masiva actúan a la par que la estructura educativa formal y otros mecanismos de la élite del poder para conservar y reproducir el sistema económico.

Nuestra educación es, por decirlo sin eufemismos, asaz insuficiente y, por ello mismo, deficientísima para los veros intereses de la sociedad. No lo son para la elite del poder.

Mediante el sistema educativo formal y el coadyuvante -- como la radio, la televisión y periódicos-- se inducen conductas colectivas que anestesian a la ciudadanía.

Una razón mas para votar por AMLO y la mayoría perredista al Congreso.

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