FECAL ESTÁ LOCO...Y LE VALE MADRE.

Estallido social

sábado, 20 de enero de 2007

No es nada remoto, advierte Olivia Gall, Doctora en Ciencia Política por la Universidad de Ciencias Sociales de Grenoble, Francia MEXICO, D.F., 19 de enero (LA JORNADA).- El peligro de un estallido social en México resulta nada remoto en el actual contexto histórico, sostiene la analista Olivia Gall, quien argumenta que ello responde en gran medida a "la ausencia de liderazgo y la falta de claridad de los proyectos políticos". Doctora en Ciencia Política por la Universidad de Ciencias Sociales de Grenoble, Francia; integrante desde 1986 de la plantilla del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la UNAM; y presidenta del Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir, agrega: "La actualidad mexicana está determinada por una lucha de proyectos políticos, pero ninguno ha mostrado la capacidad real de equilibrar realmente los tres poderes del Estado, mantener un nivel de crecimiento lo suficientemente importante para que México no pierda su lugar en el concierto económico de las naciones y obviamente garantizar que la población mexicana salga de la miseria. "La sociedad mexicana, en muchos sentidos, está escindida, porque hay una lucha electoral muy fuerte, pero de forma simultánea no ve en algunos de los proyectos una posibilidad real". Olivia Gall profundiza sobre la realidad política mexicana en entrevista con La Jornada, que tiene lugar de manera previa al comienzo, en febrero, de la serie de diplomados y talleres que se imparten en el instituto Simón de Beuvior. Las temáticas de éstos tienen que ver con liderazgo, liderazgo social, negociación y gestión, relaciones de género, discriminación, racismo, sexualidad y derechos para jóvenes, entre otros. --Se dice que la descomposición de la clase política se acentuó en el sexenio de Vicente Fox e incluso fueron varias las voces que dijeron extrañar el régimen priísta, ¿qué opina de eso? --No colocaría esa descomposición en el foxismo; es un proceso que en realidad comenzó desde 1941, a partir de Manuel Avila Camacho y después con Miguel Alemán. "Lázaro Cárdenas, Francisco J. Mújica y en general todo ese equipo rebasaron a la izquierda por la izquierda: a Lombardo al Partido Comunista; por más que la izquierda no reconozca eso, y creo que allí había un proyecto de nación. "No digo que todo les salió bien, sino que allí se estaba construyendo una clase política sólida, con principios, valores, con un proyecto de nación, a corto, mediano y largo plazos. "Me parece muy peligroso extrañar a ese PRI que estuvo en el poder de Avila Camacho hasta López Portillo, y me pregunto qué es lo que debemos extrañar de ese partido: ¿el autoritarismo brutal, el presidencialismo vertical, el hecho de que ese partido tuviera el control de todo, que tenía formación de cuadros? "Con Fox entró un gobierno que no fue ni eso ni todo lo contrario; fue algo bastante indefinido. Los seis años del foxismo muestran una ausencia de proyecto, pero eso no significa que la clase política no haya comenzado a descomponerse desde mucho antes. "Por otra parte, no busco ponerme en la encrucijada de Calderón y su proyecto con López Obrador y el suyo. Me parece que ambas corrientes son resultado, víctima y protagonistas de esa situación en la que estamos de inexistencia de un proyecto de nación, de falta de una manera moderna de hacer política transparente, eficaz y con claras metas concretas en cada uno de los sectores que se quieren abarcar, y una ausencia de liderazgos modernos. "Por liderazgos modernos quiero decir aquéllos que de veras puedan demostrarle al país que son democráticos, no caudillistas, no caciquiles, transparentes, de equipo y que no hablen de política, sino de proyectos en cada área". --Y sobre esta idea latente de que el país puede volcarse en insurrecciones y hechos violentos, ¿qué puede abundar? --A lo largo de estos años, hay muchos casos en los que la izquierda no ha escuchado, y no en términos de que no entienda la problemática social, sino que no ha escuchado otras manera de avanzar hacia resoluciones claras de esa problemática. "Los sectores más conservadores, en tanto, no han entendido la profundidad y gravedad de la problemática social de este país. Entonces, es un diálogo de sordos, cada una de las partes entiende una cosa y esto puede generar violencia, si es que Calderón no es capaz --y me refiero a él y al resto de su equipo de gobierno-- de solucionar la rabia que la gente tiene en este país por las injusticias, la impunidad, la pobreza. "Por otro lado, si la izquierda, que es de origen muy priísta, no es capaz de crear una oposición, diría no sólo con un buen discurso hacia la pobreza, sino una acción eficaz, contundente, de oposición real, con proyecto político, entonces puede ser que tampoco sepa cómo enfrentar esa violencia. "Estamos en una situación muy explosiva. Pero yo no colocaría las cosas en que unos son malos y otros buenos, unos neofascistas y otros auténticos de izquierda; no creo que ése sea el foco; el problema va mucho más allá". --¿Concuerda con ese dicho de que el pueblo tiene los gobernantes que merece? --En toda nuestra historia, incluso precolombina, no tenemos modelos claros de construcciones o proyectos democráticos. Han sido ínfimos los momentos en la historia de México en que se ha avizorado la posibilidad de proyectos democráticos. "Entonces, ¿de dónde vamos a sacar como sociedad, por más que tengamos una cultura tan increíblemente rica, los elementos para saber cómo construir proyectos mucho más democráticos, equitativos, plurales? "Nos es difícil, y no colocaría que somos un pueblo que merece los gobernantes que tenemos porque somos imbéciles. "Como sociedad necesitamos proponernos desde la vida cotidiana incorporar modelos de vida mucho más respetuosos de la otredad, equitativos frente a diferentes géneros, diferentes edades, las diferencias que hay en este país. Es algo que nos corresponde a todos y no sólo al gobierno. "Puede la sociedad crecer y el Estado no dejarlas. Por eso me parece que lo que importa ahora es que la sociedad sea consciente de que tiene que crecer; que tenga la claridad mínima para exigirle al Estado que no bloquee ese crecimiento".