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lunes, 15 de enero de 2007 | |
Volver al pasado En patética nostalgia de un pasado nebuloso, el gobierno panista plantea resucitar la figura del Consejo Mexicano de Inversión al que los neoliberales en el poder se solazaban en designar con el simbólico Mexican Investment Board, en el marco de la extinción del Banco Nacional de Comercio Exterior. Ahora que la diferencia sustancial es que su manejo ya no será mixto, sino estrictamente del sector privado. De hecho ya está en la mesa la iniciativa de ley que le daría cauce como una suerte de brazo ejecutivo de la Comisión Nacional de Inversiones Extranjeras, por más que las tareas de ésta no empaten con la promoción. La cuña para llegar al Congreso sería, paradójicamente, el diputado priísta por Nuevo León, Eloy Cantú Segovia. La exposición de motivos habla de mantener en el escenario la coyuntura de México frente a los indicios de desaceleración del ritmo de crecimiento de la economía mundial; las tendencias hacia el regionalismo de las economías; el resurgimiento de actitudes proteccionistas de los países como resultado de presiones sociales de grupos contrarios a la globalización, además de inclinaciones hacia la reubicación geográfica por razones de eficiencia y servicio al cliente, e incremento en los esquemas de alianzas estratégicas. El foco rojo lo encendió el fracaso de la Ronda de Doha en el marco de la Organización Mundial de Comercio, al que los analistas califican como una señal de precaución a la apertura del comercio y la inversión. El eje de la discusión, como usted sabe, era la exigencia del desmantelamiento de los subsidios que las naciones desarrolladas otorgan a sus productores del campo, que se convierten en arma letal cuando las cosechas se exportan. Lo cierto es que aún cuando el flujo mundial de inversiones externas creció 29 por ciento durante 1995 para alcanzar un inaudito monto de 916 billones de dólares, la tendencia de los últimos cinco años apunta hacia fusiones y adquisiciones de empresas de economías desarrolladas. De hecho, apenas una tercera parte, es decir 334 billones, fluyó hacia países en desarrollo, lo que volvió feroz la competencia en un escenario en que todo cuenta: el PIB per cápita; el tamaño de la economía; el nivel de infraestructura; el tipo de cambio; los montos salariales... De acuerdo a los promotores de la iniciativa, el organismo reciclado tendría que gritar a los cuatro vientos los aspectos positivos del país... y pugnar por remontar los negativos. Entre los primeros se anota la estabilidad macroeconómica; el grado de inversión alcanzado por las emisiones de deuda del país; la integración económica de México con el entorno global; la abundancia de recursos naturales; la mano de obra calificada, joven y de costo moderado... Entre los segundos destacan el alto nivel de las tasas de interés; la estrecha vinculación con Estados Unidos en comercio e inversión; la productividad laboral de bajo nivel y lento crecimiento; una infraestructura obsoleta e inadecuada; el marco regulatorio restrictivo a ciertos sectores estratégicos; encadenamiento productivo quebrado; falta de reformas estructurales; inestabilidad política; inseguridad; corrupción... Lo cierto, dígase lo que se diga, es que la experiencia del Consejo Mexicano de Inversión fue desastrosa. Mientras su presidente era la figura decorativa más emblemática en las giras internacionales de los Presidentes de la República en turno, su burocracia se dedicaba a cachar los logros de las consejerías comerciales del Banco Nacional de Comercio Exterior para colgarse las medallas al pecho. De hecho, jamás se conoció un listado real de las inversiones promovidas oficialmente por la causa, ni acción alguna de seguimiento frente a los proyectos que se enlistaban año con año. La justificación tradicional hablaba de carencia presupuestal... por más que éste fluía bajo dos afluentes: público y privado. ¿Podría, pues, el gobierno lograr lo que no pudo una estructura mixta con prominencia empresarial? ¿Habrá suficientes recursos públicos para crear un órgano burocrático de funciones redundantes? ¿Será tanta la saña contra el Banco Nacional de Comercio Exterior? Volver al pasado. Balance general · * * Lo cierto, en concordancia con la denuncia que colocó en la mesa el gobernador del Banco de México, Guillermo Ortiz, es que buena parte de la escalada inflacionaria de las últimas semanas se explica por la acción criminal de los acaparadores. * * * En una operación denominada Poncio Pilatos, la Comisión Federal de Telecomunicaciones que encabeza Héctor Osuna se lavó las manos en relación con la exigencia de la Secretaría de Hacienda de crucificar al magnate Carlos Slim Helú. |
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