Les compartimos del blog REVOLUCIONES:
F. F. Cuautle desde Nashville
Sobre mi experiencia universitaria, debo decir que estoy convencido de que ha sido muy positiva. Mis expectativas se han ensanchado y puedo darme cuenta de que estudiar aquí, ayuda a madurar en lo personal y lo intelectual, y abre posibilidades hacia la creatividad profesional. Pienso que no se trata sólo cruzar la frontera y adaptarse de una forma mecánica a un espacio diferente, sino de entender qué significa el hecho de cruzar, de cambiar, de transformar y transformarse y las implicaciones que conlleva este proceso. Entender que se está ante la gran oportunidad para aprender de los otros, de sus mecanismos de comportamiento y formas de ser. Tampoco puedo decir que mi experiencia es la misma para todos los estudiantes que viajan a los Estados Unidos. Cada experiencia es diferente aunque en el ámbito académico es muy parecida. En mi caso, creo que la mejor manera de enfrentar la vida fue a través del trato y el conocimiento del otro, de un legítimo interés por conocer al otro, no para atacarlo en su propio espacio, sino para crear nuevos espacios de convivencia, donde se pudiese entender por qué el otro es así y reconocer la importancia de su labor. Esta situación no puedo generalizarla puesto que, los Estados Unidos están llenos de espacios de confrontación, de lucha irreflexiva, de dominación intransigente. Por eso es que elegí como propia, la tarea de construir instancias de conocimiento mutuo y de diálogo armónico que pude cristalizar en ciertos momentos de mi estancia: tengo amigos de varios países, españoles, estadounidenses y latinoamericanos con los que dialogamos amplia y productivamente.
En suma, sostengo que al cruzar la "línea" se debe conformar un imaginario y una reflexión en la que lo propio debe ser concebido como fronteras que se difuminan, dándole paso a la consciencia de un nuevo tipo de ciudadano: el que comprende las múltiples incongruencias que sustentan a las fronteras; construidas como instrumentos de división y menosprecio. Ahora no pretendo romper fronteras sino, más bien, diluirlas a través de una reflexión en la que pueda yo estar de uno u otro lado de esa frontera. Es decir, creo que la posibilidad de acceder a una otredad de ida y vuelta, reflexiva, en la que lo aprendido sobre lo otro y el otro represente la oportunidad de promocionar modos de conocimiento y convivencia en los que el diálogo armónico sea factible.
Hasta Pronto
¿No leyeron la primera parte? Piquen aquí
Opina: revolucionesmx@gmail.com
Sobre mi experiencia universitaria, debo decir que estoy convencido de que ha sido muy positiva. Mis expectativas se han ensanchado y puedo darme cuenta de que estudiar aquí, ayuda a madurar en lo personal y lo intelectual, y abre posibilidades hacia la creatividad profesional. Pienso que no se trata sólo cruzar la frontera y adaptarse de una forma mecánica a un espacio diferente, sino de entender qué significa el hecho de cruzar, de cambiar, de transformar y transformarse y las implicaciones que conlleva este proceso. Entender que se está ante la gran oportunidad para aprender de los otros, de sus mecanismos de comportamiento y formas de ser. Tampoco puedo decir que mi experiencia es la misma para todos los estudiantes que viajan a los Estados Unidos. Cada experiencia es diferente aunque en el ámbito académico es muy parecida. En mi caso, creo que la mejor manera de enfrentar la vida fue a través del trato y el conocimiento del otro, de un legítimo interés por conocer al otro, no para atacarlo en su propio espacio, sino para crear nuevos espacios de convivencia, donde se pudiese entender por qué el otro es así y reconocer la importancia de su labor. Esta situación no puedo generalizarla puesto que, los Estados Unidos están llenos de espacios de confrontación, de lucha irreflexiva, de dominación intransigente. Por eso es que elegí como propia, la tarea de construir instancias de conocimiento mutuo y de diálogo armónico que pude cristalizar en ciertos momentos de mi estancia: tengo amigos de varios países, españoles, estadounidenses y latinoamericanos con los que dialogamos amplia y productivamente.
En suma, sostengo que al cruzar la "línea" se debe conformar un imaginario y una reflexión en la que lo propio debe ser concebido como fronteras que se difuminan, dándole paso a la consciencia de un nuevo tipo de ciudadano: el que comprende las múltiples incongruencias que sustentan a las fronteras; construidas como instrumentos de división y menosprecio. Ahora no pretendo romper fronteras sino, más bien, diluirlas a través de una reflexión en la que pueda yo estar de uno u otro lado de esa frontera. Es decir, creo que la posibilidad de acceder a una otredad de ida y vuelta, reflexiva, en la que lo aprendido sobre lo otro y el otro represente la oportunidad de promocionar modos de conocimiento y convivencia en los que el diálogo armónico sea factible.
Hasta Pronto
¿No leyeron la primera parte? Piquen aquí
Opina: revolucionesmx@gmail.com
No hay comentarios.:
Publicar un comentario