Silla con tachuelas.
Jorge Chabat.
15 de septiembre de 2006
Son muchos los que apuestan a que Felipe Calderón no va a poder gobernar. Son muchos los que apuestan a que Calderón no va a lograr ningún acuerdo con los partidos políticos para sacar adelante las reformas que el país necesita. Y son muchos los que creen que la "doctrina" Bartlett seguirá siendo la norma de los partidos políticos: si le va mal a Calderón le va bien al país. De hecho, López Obrador y una parte del PRD están abiertamente promoviendo este fracaso y no tienen empacho en decirlo: parten del supuesto de que será un presidente espurio. Por lo tanto, lo mejor que se puede hacer es sabotearlo.
Y la verdad es que hay elementos para suponer que, en efecto, Calderón no va a poder gobernar. Por un lado, hay un PRD decidido a hacerle la vida de cuadritos. Aunque tal vez con el paso de los meses esto cambie, por lo pronto tiene a perredistas y lopezobradoristas en plena rebeldía y sin intenciones de negociar nada. Por otro lado, está un PRI debilitado y dividido, con el cual ya se ha comenzado a negociar, aunque la durabilidad de estos acuerdos no está garantizada.
Para colmo, uno de los interlocutores del tricolor, el coordinador de los diputados de ese partido, Emilio Gamboa, fue exhibido hace tres días como gran cuate del "papito" Kamel Nacif, hecho que no lo ayuda políticamente. Claro, más de algún lector dirá que, a pesar de todo, Calderón cuenta con su partido, el PAN, que es la primera fuerza en el Congreso, con lo cual el panorama no se ve tan negro. Sin embargo, ese es un supuesto que habrá que probar en la práctica.
Ciertamente, el PAN tiene la bancada más grande en las dos cámaras, pero eso de que va a apoyar a Calderón está por verse. Los coordinadores panistas en la Cámara de Diputados y Senadores fueron nombrados por el presidente del PAN, Manuel Espino, quien es para Felipe Calderón como Lex Luthor para Supermán.
Además, el coordinador de los senadores, Santiago Creel, fue el precandidato a la Presidencia que perdió frente al propio Calderón en un proceso ríspido, del cual el ex secretario de Gobernación salió más que raspado. Por si ello no fuera suficiente, buena parte de los diputados y senadores panistas son gente de Espino, no de Calderón, por lo cual es probable que a quien hagan caso sea al presidente del PAN y no al presidente del país.
Además de enfrentar este complicadísimo panorama, hay que señalar que Calderón ya ha anunciado que buscará un gobierno de coalición, lo cual en principio implica que probablemente nombrará para algunos puestos de su gabinete a miembros de otros partidos. En otras palabras, Calderón va a ser un presidente con un gabinete campechaneado, en el cual los secretarios de Estado calderonistas serán pocos.
En este contexto, ¿cuál es el margen de maniobra que tendrá el próximo presidente para llevar adelante sus propias políticas? La verdad es que, en el corto plazo, muy reducido.
El primer año del nuevo gobierno va a ser de ajustes y en ese periodo el nuevo presidente tratará de ampliar su margen de maniobra. En esta etapa, Calderón buscará aislar a sus enemigos y establecer alianzas que le permitan llevar a cabo su agenda en los años siguientes. En el ámbito de su partido, Espino va a ser presidente del PAN hasta el 2008, lo cual hace suponer que en ese frente Calderón deberá coexistir pacíficamente por lo menos durante todo 2007.
En la relación con el PRD, Calderón deberá esperar que las cosas se asienten y que al final la lógica institucional prive sobre la lógica de la movilización. Eso va a llevarse varios meses.
Desde luego que la negociación de una reforma política que incluya una reforma electoral puede mejorar la comunicación con el partido del sol azteca. Obviamente, conforme avance el tiempo y las elecciones de 2009 se aproximen, el PRD entrará en la lógica de la competencia electoral y dejará atrás las movilizaciones antisistema. En relación con el PRI, también Calderón deberá esperar a que las cosas se acomoden. El partido tricolor está en un proceso de redefinición postelectoral y seguramente será el próximo año cuando quede más claro quién será el interlocutor.
En fin, como se puede apreciar, Calderón va a ser, en efecto, un presidente muy acotado, al menos durante el primer año. Sin embargo, es probable que las cosas se vean de manera diferente en 2008. Para entonces puede ser que el PAN esté en manos más afines al nuevo presidente de la República, que en el PRD haya más disposición al diálogo y en el PRI más claridad acerca de con quién negociar. Si ello ocurre, va a ser hasta el segundo año de gobierno cuando veamos al verdadero Felipe Calderón. Por lo pronto, lo que vamos a tener es un presidente tratando de sentarse en una silla presidencial llena de tachuelas de todos los colores.
jorge.chabat@cide.edu
Analista político e investigador del CIDE
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viernes, septiembre 15, 2006
TACHUELAS Y SUEÑOS.
Publicadas por Armando Garcia Medina a la/s 4:19 p.m.
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