DEL OREJÓN DEL UNIVERSAL.

Serpientes y Escaleras.
Salvador García Soto
15 de septiembre de 2006.

El patriarca jubilado

Cual patriarca que sabe que ha llegado su otoño, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano publicó ayer la que podría ser su carta-despedida del partido que fundó hace 18 años. No porque el ingeniero quiera dejar al PRD, sino porque con sus profundas reflexiones y explicaciones, Cárdenas sabe que el perredismo tomará un nuevo derrotero en el que su liderazgo moral será jubilado y finiquitado para oficializar el ascenso del nuevo cacique que hace rato le arrebató el control de partido del sol azteca.

Justo cuando faltan 48 horas para la Convención Nacional Democrática que será el foro en el que el PRD le será escriturado a Andrés Manuel López Obrador para que disponga su fusión en un frente de partidos -el Frente Amplio Progresista-, que dará paso después al surgimiento de un nuevo partido de izquierda, Cuauhtémoc abandonó las ambigüedades y las explicaciones a medias y expuso claramente los motivos por los que le regateó su apoyo al candidato presidencial de su partido.

Cárdenas sabe muy bien que después del domingo no tendrá nada más que hacer en el PRD. Sus propios correligionarios, los mismos que todavía ayer, al conocer su carta, decían respetarlo, le extenderán su jubilación de facto y lo desplazarán de manera definitiva del liderazgo moral que durante muchos años le reconocieron, pero que ya no tiene cabida en un partido dominado completamente por el lopezobradorismo del que el ingeniero dice disentir.

Será, por supuesto, una "jubilación de terciopelo". La decisión de Andrés Manuel y de su círculo cercano era no responder ni entrar a la confrontación con el ingeniero, con quien el tabasqueño siempre ha rehuido el enfrentamiento por el "profundo respeto" que dice sentir por quien fue su tutor y en gran medida su creador político dentro del PRD.

Los lopezobradoristas dan por hecho que junto con Cárdenas, si se llega a dar una ruptura, se irán sólo los miembros de su círculo cercano. Figuras como Marco Rascón, Julio Moguel, Salvador Nava, incluso, la ex perredista Rosario Robles, podrían seguir a Cuauhtémoc si decidiera tomar una ruta distinta a la del Frente Amplio. Más allá no creen que hubiera mayores desprendimientos de las corrientes mayoritarias que apoyan el proyecto de la Convención y los resolutivos que surjan de ella.

Pero por aterciopelada que fuera, la jubilación de Cuauhtémoc del perredismo puede dejar un gran perjudicado: su hijo Lázaro Cárdenas Batel, a quien el ingeniero no sólo le complica su futuro político, sino que lo coloca en un dilema nada fácil para el gobernador de Michoacán. ¿Qué hará Lázaro?, ¿seguirá y apoyará a su padre o se quedará en el partido de López Obrador?

Notas indiscretas.
Tras la publicación de la historia de las dos damas del PAN, nos llegó información que asegura que ya no son tres, sino seis las llamadas de Los Pinos que se ha negado a tomar la cercana colaboradora de Calderón que nada quiere saber de la señora que se creyó presidenta.

Por cierto, ayer la Secretaría de la Función Pública emitió un documento que parece tener relación directa con la historia de esas dos damas panistas.

Dice el gris y servil secretario Eduardo Romero que los negocios de los enriquecidos hermanos Bibriesca Sahagún "son legales". Este Romero que hoy hace de oficioso limpiador de los hijastros presidenciales, es el mismo que convirtió en cacahuates los lingotes de oro que alguna vez soñó Francisco Barrio con el Pemexgate.

¿El informe de Romero a la Cámara de Diputados tendrá que ver con el frío que ha empezado a sentir a últimas fechas doña Martha.

Las cifras que colocan a Pemex como la segunda petrolera mundial que mayores utilidades recibe, 47 mil millones de dólares en 2005 antes de la sangría a que la somete Hacienda, hizo que ayer en Veracruz los empresarios de ese estado reconocieran al director general de Petróleos, Luis Ramírez Corzo, por su labor en la paraestatal. Junto a Ramírez Corzo estaba, por cierto, el gobernador veracruzano Fidel Herrera, que sonreía a diente pelón, como queriéndose olvidar de sus penosas conversaciones con Kamel Nacif.

Los dados ya dieron su grito. Escalera para todos.