Los autoelogios de Fecal: una vieja falacia

El autoelogio es recurso por excelencia de la mercadotecnia y de la propaganda política, como ha ocurrido durante el gobierno de Fox así como en la campaña de Calderón.
Igual que los comerciantes intentan grabar en la mente de los consumidores las supuestas ventajas de un producto e inducir en ellos la simpatía hacia él, incluso con meras asociaciones de imágenes, Calderón se ha presentado desde un principio como el candidato "de las manos limpias", de tal suerte que sus apologistas e incluso algunos observadores extranjeros o poco enterados destacan esa supuesta cualidad en él, de ser un "hombre honesto", sin detenerse a considerar los hechos mismos y la naturaleza misma de esa propaganda autoelogiosa.
En realidad, sìempre hay algo de engaño en esas calificaciones, sean propias o ajenas, pues difícilmente alguien es honesto o tiene las "manos limpias" en todos los momentos de su vida, y en particular Calderón no ha sido honesto en muchas ocasiones, pues ha mentido de diversas formas, ha caído en el influyentismo y en el nepotismo, ha sido tramposo, ha abusado de los privilegios del poder y ha propiciado innecesariamente la agresión contra sus adversarios ideológicos a quienes califica como "un peligro para México".
Muchos otros políticos y comerciantes usan esa trampa en la vida cotidiana, calificándose ellos y ellas mismas de "honestísimos(as)" y procurando que sus allegados repitan ese juicio tan general y arbitrario.
Precisamente, el autoelogio pone en duda la honestidad de quien lo usa, al querer fungir ante los demás en su propio caso como juez y parte, además de que sólo al final de la vida se podrá valorar en qué medida alguien fue honesto o no lo fue.
Desafortunadamente hay quienes juzgan no con base en hechos, que a veces es necesario indagar, sino en esos juicios generales y arbitrarios, que basan en la su credibilidad en la mera repetición, como cuando los propagandistas y amigos de Salinas se dedicaron a pregonar su inteligencia que ellos presumían absoluta y desmesurada.
Llevando esas situaciones al extremo, la conocida novela de la baronesa de Orczy, La Pimpinela Escarlata, obra escrita contra la revolución francesa, incluyó como uno de sus personajes a una mujer de la que sus admiradores pregonaban que era "la mujer más inteligente de Europa", a pesar de que no había producido ninguna obra intelectual y en su vida combinaba aciertos ocasionales al lado de muchas torpezas. Algo similar sucede con la supuesta "honestidad" de Calderón.
Las campañas deberían basarse más bien en lo que los políticos han hecho o no por los ciudadanos y por el país, y no, como en el caso de Calderón, en adjetivos que ellos mismos se aplican.
En el caso de Calderón hay otro factor a tener en cuenta, que es la posibilidad de confundir su imaginaria honestidad con el tono gris de su carrera política y de su perfil personal.