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viernes, junio 02, 2006

Fecal en entrevista preelectoral

Fecal se exhibió en entrevista preelectoral

Cuando todavía no estaban definidas las candidaturas presidenciales, el Sol de México publicó un suplemento especial con entrevistas a los principales precandidatos, entre los que desde luego se contaba Fecal.
En ella pregonó abiertamente posiciones autoritarias, relaciones con sectores reaccionarios, así como proyectos contrarios a los intereses populares.
Ante Mario Vázquez Raña señalaba, por ejemplo, refiriéndose a la reforma fiscal, que “tenemos que pasar también de impuestos al ingreso que nos restan competitividad como economía a impuestos generalizados al consumo” (p. 83)
Es decir, en términos concretos Fecal sugería aplicar los impuestos que Fox no pudo imponer sobre las medicinas, libros, alimentos, etc, con consecuencias desastrosas para la economía familiar y para la subsistencia de quienes no contamos con grandes ingresos, con tal de beneficiar a los empresarios, que son quienes acumulan la riqueza.
En esa ocasión, el precandidato justificaba su propuesta con el consabido galimatías de que si el rico y el pobre pagan igual cantidad al fisco, el segundo de ellos “sale ganando”, como sofísticamente alegaron los voceros de Fox en su momento, sin considerar que esa exacción no tiene las mismas consecuencias para quien puede pagarla y para quien no puede materialmente hacerlo.
El mismo concluiría su respuesta admitiendo: “A lo mejor es muy complicado para platicar en la entrevista, pero tengo la idea de que se puede hacer una reforma fiscal que no agravie a las familias más pobres, que ha sido el problema de la reforma fiscal en nuestro país”.
Sobre la reforma laboral respondió:
“Trataría de plantear un esquema, creo que la reforma laboral se ha detenido en parte porque se considera que puede vulnerar derechos adquiridos de los trabajadores. Yo lo que haría, Mario, es un nuevo régimen laboral para nuevos trabajadores, es decir, para quienes ya están en un puesto de trabajo dejar las cosas tal como están, pero me gustaría una reforma laboral que no tocara a ninguno de los trabajadores en activo para que no hubiera ninguna cancelación de derechos, pero que hubiera un régimen nuevo, es decir, para los empleos nuevos que se crearan en México” (p.81).
Indirectamente, sugirió la privatización de PEMEX, al afirmar que “el gobierno no puede hacer toda la inversión que se necesita, no sólo por razones de costo, sino por razones de eficiencia…” (p. 77)
En suma: quitarles sus derechos a los nuevos trabajadores. Es lo que en la misma entrevista llamaba Fecal su “propuesta del futuro” y no “del pasado”.
Con su habitual retórica vergonzante, que evita decir las cosas directamente y apela a trampas para tratar de quedar bien, también arremetió contra los derechos humanos usando consabidos argumentos de corte fascistoide, pues evidentemente instancias como esas dificultarían la labor represiva de panistas como él una vez llegados al poder.
Sobre el tema de los derechos humanos, dijo:
“Bueno, estoy convencido de que hemos evolucionado hacia una sociedad que garantice los derechos humanos, lo que pasa es que esta Comisión termina siendo una comisión de defensa procesal de delincuentes, con todo respeto, pero es así.
“A veces defendemos más los derechos de los delincuentes que los de las víctimas. Creo que la Comisión (de derechos humanos) debiera seguir operando con toda libertad, pero también considerando que la sociedad necesita eficacia en la persecución de los delitos. Creo que nadie está pensando en regresar a prácticas que violenten los derechos humanos, pero el primer derecho humano que tenemos todos es a la justicia, y a que no nos asalten o nos lastimen o violen a nuestras hijas”.
Ilustrando otra característica de la retórica Fecal, la última parte de la respuesta plantea brutalmente y a pesar de que antes lo contradiga con sus pronunciamentos formales de respeto a esos derechos. En efecto, es un tópico que en países como Estados Unidos se ha usado para justificar la guerra contra los inmigrantes y el terrorismo de estado, que hay que preservar la “seguridad” sobre todo de las hijas de familia, concebidas como vírgenes deseadas por sus padres, y a quienes algún salvaje delincuente de raza inferior las puede violar. Es exactamente la frase que usaba Charlton Heston, al frente de la sociedad del Rifle, para oponerse a Clinton y defender la tenencia de armas: “hay que defender a nuestras hijas”.
Asimismo, en la entrevista, Fecal desliza otra de esas declaraciones: la delincuencia tiene como una de sus principales causas la falta de “valores”, es decir, en su punto de vista, de valores tradicionales de corte religioso.
Cuestionado sobre los aciertos y errores del gobierno de Fox, Fecal se explayó sobre los lugares comunes de la propaganda foxista, tratando a la vez de pasar como relativamente crítico de Fox: “La parte económica, sin ser nada de que presumir, ciertamente; pero, mira, es un presidente que por primera vez en décadas no ha estado involucrado en una crisis económica de las que devastaban a los mexicanos…” (p. 83)
Desde luego, para Fecal y para muchos otros políticos, no hay crisis económica porque literalmente recogen el dinero en bandeja de plata.
Sin embargo, haciendo gala de su complicidad con Fox, se negó a plantear contra él crítica alguna. Dijo: “Los errores, pues mira, a pesar de la diferencia que yo haya tenido con el presidente no le tengo rencor ni agravio ni seré alguien que vaya a dedicarse a cuestionar su gobierno”. (p. 83)
En esa larga entrevista, Fecal defendía a los Amigos de Fox, con su estilo tramposo, en estos términos: “Con toda honestidad, considero que la asociación Amigos de Fox y quienes la integran constituyeron un movimiento genuino, de ciudadanos bien intencionados, que quisieron cambiar las cosas en México…Me parece que quizás no se cuidaron las formas, no había la experiencia –yo creo-para hacer las cosas de una manera más cuidadosa, no estaban perfectamente claras las reglas, pero lamento los desencuentros que he visto, básicamente a través de la prensa…” (p. 75)
También hablo de su deseo de unir a los derechistas, fraccionados en varios grupos dentro del PAN, de sus excelentes relaciones con Vázquez Mota y con Manuel Espino, según dijo, de los promotores de su precampaña, entre los que destacó a Ramírez Acuña, gobernador de Jalisco y a Tarcisio Rodríguez. Este último, por cierto, es coordinador de su campaña en esa entidad, y sigue siendo regidor de Zapopan, con un salario de unos 100 mil pesos mensuales, al que no ha renunciado pese a su actividad proselitista.
Es significativo que desde su precampaña Calderón haya encontrado esos apoyos entusiastas en una tierra donde tradicionalmente ha habido un fuerte fanatismo religioso que encuentra su principal ámbito de participación política en el blanquiazul.
También mencionó entre sus auspiciadores a panistas mexiquenses, como Rubén Mendoza y José Luis Durán Reveles, de quienes dijo: “son amigos míos desde hace mucho tiempo y me están apoyando” (p. 75)
Añadió: “Mira, te voy a poner un caso –por cierto, importante por otro tema- Leonel Funes, un panista joven muy destacado de Ciudad Nezahualcóyotl que estuvo apoyando a José Luis Durán me apoya. Te digo que es destacado Leonel porque, entre paréntesis, su hermano es uno de los asistentes personales del papa Benedicto XVI” (p. 75).
Explicó también que en ese tiempo ya recaudaba ingresos para su campaña pasándoles la charola a sus partidarios: “realizamos periódicamente cenas de recaudación entre ciudadanos, generalmente en pequeños grupos, pedimos una cooperación, y lo que más regularmente hacemos son cenas más abiertas en donde cada quien aporta una cuota de cinco o 10 mil pesos”.
“Hemos hecho varias cenas muy interesantes. En alguna ocasión hacia el mes de agosto hicimos una cena de 10 mil pesos y hubo 150 personas, en diciembre hicimos otra de cinco mil pesos y hubo más de 400 personas y haremos otra más el 31 de mayo próximo…” (p. 75)
Sobre su oficina de campaña: “…La oficina de hecho me la prestan, Mario, es de una familia de abogados, la familia Almada, donde estuvo, por cierto, la casa de campaña de Vicente Fox. Es una casa ganadora y así la reconocemos”.
Agregaba: “Un compañero panista, el exdelegado de la Miguel Hidalgo, Arne Aus Den Ruthen, que simpatiza con mi candidatura, me facilitó un autobús que se llama “El Hijo desobediente”” (p. 75).

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