EN LA MADRE...

Froylan N. López Narváez, escribe en el Reforma:

De la Madre...
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La sanción al clérigo Marcial Maciel, formalmente reducido a laico, no oír confesiones, absolver, oficiar misa, predicar, inhabilitarlo para la burocracia eclesiástica, aun en su propia invención, La Legión de Cristo, e impedirle impartir los sacramentos, se deriva de la asunción de que es culpable de abuso sexual contra menores. A la hija de Vicente Fox la casó un sacerdote español miembro de esa secta católica, el fin de la semana pasada.

Una secta (M. Moliner) es una doctrina enseñada por un maestro y también el conjunto de sus adeptos. Fundada por un mexicano, heredero de la vocación de otro notorio católico, ya beatificado, Ricardo Guízar y Valencia, La Legión de Cristo, más y mal conocida como los Millonarios de Cristo, es una corporación más bien dedicada al cultivo y operación con poderosos del dinero, de los poderes públicos, de lo que suele decir con ufanía y hasta prepotencia, "las clases altas de México".

Por supuesto tienen sus pobres, a quienes no les está vedado ser legionarios, les asisten y benefician conforme a los modos "caritativos", que no implican fraternidad alguna o solicitud, si los miserables o pobres tutelados pensasen en trastocar el "orden" social que propicia y aun impone su dependencia.

Pero, como el Opus Dei, su fama y notoriedad se finca en que poseen escuelas privadas para educar, sobre todo, que no únicamente, a los vástagos de las clases dominantes en los países en donde se han instalado.

Quizás por lo que se lee en San Mateo (XVIII, 7) "¡Ay del mundo por los escándalos! Tienen, ciertamente, que venir escándalos; pero ¡ay del hombre por el que viniere el escándalo!", con la cautela sibilina de los comunicados de prensa oficiales, la oficina de prensa de la Santa Sede emitió un comunicado. Manifiesta que se consideró pertinente dar curso a las querellas en contra de Maciel.

Este las recusó. En 30 de abril de 2001, el cardenal Joseph Ratzinger autorizó la investigación de las acusaciones. "Tras haber sometido los resultados de la investigación a un estudio atento, la Congregación para la Doctrina de la Fe, decidió teniendo en cuenta la avanzada edad del padre Maciel, como su delicada salud, renunciar a un proceso canónico e invitar al padre a una vida reservada de oración y de penitencia, renunciando a todo ministerio público". Y para que se sepa de dónde viene y quién está de acuerdo, el comunicado concluye: "El Santo Padre aprobó estas decisiones". Se diría en jerga infantil, "chiras, pelas".

Las valientes y decididas personas victimadas por quien fue eminente eclesiástico, no cejaron en mantener sus querellas y, públicamente, sostener la comisión de las vejaciones y ultrajes que les infligieron ha mucho, cuando niños, cuando adolescentes.

La honestidad y congruencia de hermanos suyos en la fe y en la congruencia, los católicos Alberto Athié Gallo y el abogado canónico Antonio Roqueñí, atendidos benévolamente por el obispo de Coatzacoalcos, Carlos Talavera Ramírez, llevan el caso al cardenal Ratzinger.

La Jornada y el primer Canal 40, encabezado por Ciro Gómez Leyva, y a pesar de que no había remuneraciones, como hasta la fecha, por trabajos cumplidos y salarios devengados, divulgaron el infame asunto, peliaguda y rotundamente sancionado, hasta ahora.

La consideración y publicación del odioso enjuiciamiento tiene, entre otros, el valor de que en las relaciones de poder en México, la Iglesia Católica tiene eminencia. Esta presunta asamblea de creyentes, que reclaman el poder moral y educativo sobre sus feligreses, influye en las luchas sociales en el país y sus vínculos e influjos entre los poderosos y entre los empobrecidos lleva al punto de que tienen fuerza de convocación y se dan el lujo de llamar a cuentas a los candidatos presidenciales.

Los obispos también reclaman su parte y los saludos y encuentros entre gobernantes y mandamases regionales formen parte de sus tareas. Ellos las consideran evangélicas, ministeriales, pero no dejan de ser, para los demás, faenas políticas. Aunque se proclame aquello de que lo del César para él, y lo de la Iglesia para ella, verificable es que todo poder se entrelaza y negocia con los otros.

Nadie reconoce como derecho el poder de reclamar que los ciudadanos afirmen una fe o increencia, que un gobernante charro case a una hija vestido a la usanza europea, "quesque", ni que las nupcias se testifiquen ante un sacerdote vinculado con una secta en entredicho y ajena a las creencias y maneras de ser comunes o populares. Pero sí es el caso extrañar los gastos, tendencias y usos oficiales y acordonar templo, impedir acceso a fieles corrientes.Lamentable e imprevista coincidencia para el festejo nupcial.

Pero como la pederastia es un mal que asuela a ejércitos, comunidades religiosas, escuelas y gobiernos con ejecutivos preciosos, el cuidado y la denuncia de estas perversiones es de incumbencia social, nacional. Y si a esto se agrega el feminicidio en el estado de México y en Chihuahua, aunque ocurre doquiera, pero no tan patentemente, junto con violaciones a mujeres solidarias o contestatarias, el acontecimiento de estos fenómenos malignos convoca a enmarcar que la maldad no concluye tan sólo en la Madre Iglesia.

Una razón mas para votar por AMLO y la mayoría perredista al Congreso.