OPINA WALL STREET JOURNAL SOBRE AMLO.

López Obrador ladra, pero no muerde a los bancos de México, dicen asesores y analistas.


CIUDAD DE MEXICO—El candidato presidencial que lidera las encuestas en México ha ganado apoyo acusando a los banqueros locales de enriquecerse mientras, supuestamente, no hacían nada por los mexicanos de a pie.
Esto está generando preocupación por un mayor intervencionismo, en caso de que se imponga en las elecciones de julio.
Medir cuán pro-empresa (o anti-empresa) será el gobierno del populista Andrés Manuel López Obrador en caso de llegar a la presidencia se ha convertido en una obsesión de los salones de juntas de México y Estados Unidos.

La respuesta tendrá amplias consecuencias para la inversión y la estabilidad en un país que se ha convertido en uno de los principales socios comerciales de EE.UU. y una de las mayores fuentes de ganancias para compañías como Wal-Mart Stores, Met-Life y Citigroup Inc.

Gane o pierda López Obrador, los bancos de México, en su mayoría propiedad de gigantes internacionales como Citigroup y HSBC Holdings Plc, ya están en la mira de los reguladores gubernamentales, porque prestan mucho menos que los bancos de otras economías de la región, como Brasil y Chile.

Al mismo tiempo, cobran comisiones a menudo superiores a las de los bancos del mundo desarrollado, lo que excluye del sistema bancario a los mexicanos más pobres.

Los bancos dicen que ya están en camino de incrementar los préstamos y reducir las comisiones. López Obrador quiere que cambien más rápido. Pese a la encendida retórica del candidato, sus consejeros económicos y algunos importantes banqueros dicen que gobernará más moderadamente de lo que sugiere su campaña.

Anticipan una retórica más dura —"persuasión moral", tal y como la llaman— pero no regulaciones más intervencionistas.

Una medida que está siendo evaluada, dicen los asesores de López Obrador, es otorgar más licencias operativas a bancos regionales pequeños, y ofrecerles recursos de financiamiento más baratos. El actual presidente Vicente Fox utilizó con éxito una fórmula similar para incitar el préstamo hipotecario.

Los bancos estatales, como el banco de desarrollo Banobras, también podrían hacerse más competitivos, argumentan sus asesores. Banobras, por ejemplo, no puede prestar a tasas competitivas debido a sus altos costos de pensiones, salarios y otros gastos fijos.

"Las tácticas intervencionistas no están entre las opciones", dijo Rogelio Ramírez de la O., un economista educado en Cambridge que está asesorando a López Obrador. "Puede que su discurso sea enérgico, pero no quiere salirse de los mecanismos establecidos."

La popularidad del ex alcalde de la capital mexicana debe mucho al contragolpe latinoamericano de los últimos años en contra de las recetas de libre comercio auspiciadas por EE.UU. y que ha ayudado a candidatos populistas a ganar elecciones en Venezuela, la Argentina y Bolivia.

En Venezuela, Hugo Chávez ha fomentado un auge del crédito al imponer un límite a los intereses y obligar a los bancos a cuotas mínimas para sectores como la agricultura o hipotecas para familias de bajos ingresos. Otros países latinoamericanos que también han elegido gobernantes izquierdistas, sin embargo, optaron por una regulación menos severa, como el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva.

La gran pregunta sin respuesta, entonces, es: ¿López Obrador se parecerá más a Lula da Silva o a Hugo Chávez? Los asesores económicos de López Obrador dicen que el camino será la moderación, pero no está claro todavía si el candidato —que lleva una ventaja de 10 puntos en la mayoría de las encuestas— finalmente escuchará los consejos de economistas como Ramírez de la O.

Parte de su plataforma económica sugiere una reversión de las políticas pro-mercado, como la promesa de modificar el tratado de libre comercio con EE.UU. y Canadá (Nafta) para proteger a los pequeños productores mexicanos.

En el centro de la campaña está la promesa de combatir la corrupción y hallar maneras de mejorar las perspectivas de la clase trabajadora, en un país que tiene una de las mayores desigualdades del mundo entre ricos y pobres.

Los bancos ocupan un rol clave en este mensaje. A principios de este mes, López Obrador calificó a su principal rival, Felipe Calderón, del libremercadista Partido Acción Nacional, de "lacayo y títere" de los bancos. Calderón contraatacó con una serie de comerciales que comparan a López Obrador con Chávez.

López Obrador también sugirió que el presidente del banco central, Guillermo Ortiz, debería renunciar, alegando que su rescate del sector bancario en los años 90 llenó los bolsillos de los banqueros a costa de los contribuyentes.

Ortiz, cuyo mandato termina en 2009, no contestó a las acusaciones. A pesar de todo, en su gestión como alcalde de la capital, López Obrador optó por una estrategia pragmática.

Uno de los blancos favoritos de sus ataques ahora es Roberto Hernández, director de Citigroup después de vender su banco, Banamex, al gigante estadounidense en 2001. López Obrador ha criticado severamente la venta, porque fue hecha de manera que Hernández no necesitara pagar impuestos sobre la operación.

Pero, cuando la ciudad de México necesitó un banco suscriptor para una de las mayores colocaciones de bonos municipales realizadas en el país, López Obrador eligió el Banamex de Citigroup.

Por John Lyons y Tom Barkley The Wall Street Journal.


¿Cual miedo?,¿Cual estigmatización de fracaso?. Con esta apreciación que tienen en el corazón financiero del planeta, echan abajo la estúpida y absurda campaña panista y priísta, de FeCal y Madrazo, de que con AMLO el país se va al caos. En el mismo vocero del centro financiero neoyorkino reconocen que las críticas que AMLO le hace a los bancos y banqueros son legítimas y tienen sustento social y económico.

Aquí tienen amigos del blog un excelente artículo para rebatir cualquier argumento fanático propagandístico de descalificación que usen los prianistas en contra de AMLO.

Y por supuesto esta es una razón mas para votar por AMLO y la mayoría perredista al Congreso.