RUBÉN MARTÍN: CALDERÓN, GOBIERNO MILITARIZADO
NOTA ORIGINAL PÚBLICO MILENIO
El primer año de Felipe Calderón permite dar cuenta, más que del estado de salud de la república, del ambiente que priva en los grupos de mando en el país y de cómo una buena parte de los opinadores públicos han mudado de convicciones y lealtades, en el mismo sentido que han virado los vientos del poder político. Lo que antes le rendían pleitesía a Andrés Manuel López Obrador ahora se esmeran en encontrar las virtudes de Calderón.
Desde esta posición el primer año de Calderón es una “maravilla”. Lo más común es que destaquen sus dotes políticas (cualquiera que se compare con el torpe de Fox sale ganando), sus acuerdos con las fuerzas parlamentarias, su capacidad para sacar adelante las “reformas estructurales” (ISSSTE y fiscal), la presunta pacificación del país, la creación de empleos y la llegada de inversión extranjera. Una maravilla, según estos opinadores.
En este balance del primer año de Calderón se olvidan mencionar varios puntos relevantes. Los presuntos logros de Calderón en materia económica y política son apenas una vuelta de tuerca más en el proyecto estratégico de integración de México a la economía de Estados Unidos.
Los acuerdos con el Congreso de la Unión y con los distintos partidos deben verse en el contexto del reparto de cuotas de poder, muchas veces aceitadas mediante corrupción a gran escala, con los decadentes líderes priistas que ante su debilidad política pactan con Calderón a fin de que desde Los Pinos se les permita ejercer el cacicazgo político en sus territorios. ¿De qué otro modo hay que leer la garantía de impunidad que Calderón concedió a Mario Marín, a Ulises Ruiz?
Lo más grave es que los supuestos logros económicos y políticos de Calderón siguen agravando la crisis social que padece el país. Baste recordar que la política económica de Calderón ha generado una inflación y carestía como hace mucho no se veía en el país. Un senador, un periodista bien situado, un secretario de Estado, o un diputado local no padecen el aumento en el precio de las tortillas o en el litro de leche. Pero esa es la para más de 50 millones de mexicanos.
De otro lado, se cree que con conceder impunidad y respaldar a Ulises Ruiz mediante el envío de policías federales se resolvió la crisis social en Oaxaca. Se cree que como el subcomandante Marcos ya no concede entrevistas a Televisa, el zapatismo está debilitado o ya no existe.
Por supuesto que no es así, y todos estos fragmentos del país reunidos ofrecen un mosaico más complejo y grave de lo que se reseñado en estos días en torno al primer año de gobierno de Calderón.
Pero quienes ejercen el poder si tienen idea de la grave situación y se preparan para ella. El dato irrefutable en este sentido es que sin el apoyo y la ayuda de las Fuerzas Armadas, Calderón no habría asumido el poder tal como lo asumió ni habría gobernado, como lo ha hecho.
La estrecha alianza y el protagonismo que Calderón ha concedido a las fuerzas armadas del país son la principal característica de este primer año de gobierno. El apoyo del Ejército a Calderón fue claro desde que los magistrados electorales legalizaron su supuesto triunfo electoral, continuaron a lo largo del tenso verano político que vivió el país en 2006. Recuérdese que Calderón tomó el poder en la noche en Los Pinos, acompañado del Estado Mayor Presidencial y el primero de diciembre pudo llegar a la Cámara de Diputados gracias a que esta estaba tomada por más de seis mil policías y militares.
A partir de ahí Calderón ha recompensado significativamente a altos mandos y a las bases de las fuerzas armadas. Les concedió aumentos salariales de más de 50 por ciento, aumentó las prestaciones a los comandantes y generales, y aprobó créditos hipotecarios para 20 mil integrantes del Ejército y la Armada. Los guiños a las Fuerzas Armadas son aún más importantes. Calderón se vistió de militar y luego puso uniformes de soldaditos a sus hijos. Estos datos no son banalidades. Estamos hablando de una reestructuración del poder civil con los militares. Todo esto se explica por la debilidad con la que Calderón llegó al poder y que en una buena parte de la población no es reconocido como presidente.
El resultado de fondo es que con el pretexto de la lucha en contra del narcotráfico (que en sí misma ha sido un fracaso), las Fuerzas Armadas han tomado posiciones claves para eventuales insurrecciones o rebeliones sociales. Hace años que Chiapas hay una estrategia contrainsurgente, que ahora se está extendiendo por todo el país.
De modo que los militares y quienes controlan el poder político se preparan para enfrentar esta realidad social, mientras en las páginas de opinión nos entretenemos reseñando las banalidades de la clase política. Luego no nos declaremos sorprendidos.
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No tengo nada qué agregar o comentar a la columna de Rubén Martín más allá de que estoy completamente de acuerdo. Lo que sí quiero decir con respecto a Julio Hernández, en vista de su columna de ayer y aún más, la de hoy, es que creo que fue un severo error en la selección de términos, que en lugar de reconocerlo después prefirió ocultarlo bajo la alfombra de la "falta de autocrítica" de nuestra parte en su columna de hoy.
El Sendero no es un ente monolítico, y si la autocrítica fuera inexistente, no resultaría que en el Foro del Sendero 2 de los temas más importantes y que han desencadenado las discusiones más acaloradas, son sobre la necesidad de reformar el PRD o tal vez crear un nuevo partido de Izquierda, o sobre el llamado a no hacernos bolas, porque el PRD está más sólido que nunca; temas en los que se han visto obligados los moderadores a emplearse a fondo para que la discusión no se desencarrile.
Me traigo los comentarios de algunos foristas para que se vea la opinión de éstos también en el Sendero:
Una más:
Otra:
Una más:
Para acabar:
Me pregunto si usted, Julio, considera que la gente con la que estuvo en Oaxaca el año pasado también es fundamentalista, o en realidad estaba actuando por dignidad. Seguro que dirá que es por lo segundo, a pesar de que se pusieron miles de barricadas, que se tuvieron decenas de muertos y heridos, y que le tocó a usted recibir junto con ellos el baño de gas lacrimógeno.
Pero si a esa gente se le fue la PFP con todo, si Ulises Ruiz pudo atacarlos con saña fue gracias al fraude. Sin fraude ni Ulises Ruiz ni Mario Marín habrían tenido la posición para negociar la impunidad de la que ahora gozan y estarían tras las rejas que es lo que merecen. Aceptar el fraude, es aceptar también a Ulises Ruiz y a Mario Marín, es aceptar la represión y es renunciar a la dignidad. Punto.
Con todo y todo, Julio, todavía le admiro y le respeto, porque si no fuera por el valor de usted y su camarógrafo, la represión en Oaxaca pudo haber sido peor.
Saludos desde este colaborador del Sendero del Peje.
NOTA ORIGINAL PÚBLICO MILENIO
El primer año de Felipe Calderón permite dar cuenta, más que del estado de salud de la república, del ambiente que priva en los grupos de mando en el país y de cómo una buena parte de los opinadores públicos han mudado de convicciones y lealtades, en el mismo sentido que han virado los vientos del poder político. Lo que antes le rendían pleitesía a Andrés Manuel López Obrador ahora se esmeran en encontrar las virtudes de Calderón.
Desde esta posición el primer año de Calderón es una “maravilla”. Lo más común es que destaquen sus dotes políticas (cualquiera que se compare con el torpe de Fox sale ganando), sus acuerdos con las fuerzas parlamentarias, su capacidad para sacar adelante las “reformas estructurales” (ISSSTE y fiscal), la presunta pacificación del país, la creación de empleos y la llegada de inversión extranjera. Una maravilla, según estos opinadores.
En este balance del primer año de Calderón se olvidan mencionar varios puntos relevantes. Los presuntos logros de Calderón en materia económica y política son apenas una vuelta de tuerca más en el proyecto estratégico de integración de México a la economía de Estados Unidos.
Los acuerdos con el Congreso de la Unión y con los distintos partidos deben verse en el contexto del reparto de cuotas de poder, muchas veces aceitadas mediante corrupción a gran escala, con los decadentes líderes priistas que ante su debilidad política pactan con Calderón a fin de que desde Los Pinos se les permita ejercer el cacicazgo político en sus territorios. ¿De qué otro modo hay que leer la garantía de impunidad que Calderón concedió a Mario Marín, a Ulises Ruiz?
Lo más grave es que los supuestos logros económicos y políticos de Calderón siguen agravando la crisis social que padece el país. Baste recordar que la política económica de Calderón ha generado una inflación y carestía como hace mucho no se veía en el país. Un senador, un periodista bien situado, un secretario de Estado, o un diputado local no padecen el aumento en el precio de las tortillas o en el litro de leche. Pero esa es la para más de 50 millones de mexicanos.
De otro lado, se cree que con conceder impunidad y respaldar a Ulises Ruiz mediante el envío de policías federales se resolvió la crisis social en Oaxaca. Se cree que como el subcomandante Marcos ya no concede entrevistas a Televisa, el zapatismo está debilitado o ya no existe.
Por supuesto que no es así, y todos estos fragmentos del país reunidos ofrecen un mosaico más complejo y grave de lo que se reseñado en estos días en torno al primer año de gobierno de Calderón.
Pero quienes ejercen el poder si tienen idea de la grave situación y se preparan para ella. El dato irrefutable en este sentido es que sin el apoyo y la ayuda de las Fuerzas Armadas, Calderón no habría asumido el poder tal como lo asumió ni habría gobernado, como lo ha hecho.
La estrecha alianza y el protagonismo que Calderón ha concedido a las fuerzas armadas del país son la principal característica de este primer año de gobierno. El apoyo del Ejército a Calderón fue claro desde que los magistrados electorales legalizaron su supuesto triunfo electoral, continuaron a lo largo del tenso verano político que vivió el país en 2006. Recuérdese que Calderón tomó el poder en la noche en Los Pinos, acompañado del Estado Mayor Presidencial y el primero de diciembre pudo llegar a la Cámara de Diputados gracias a que esta estaba tomada por más de seis mil policías y militares.
A partir de ahí Calderón ha recompensado significativamente a altos mandos y a las bases de las fuerzas armadas. Les concedió aumentos salariales de más de 50 por ciento, aumentó las prestaciones a los comandantes y generales, y aprobó créditos hipotecarios para 20 mil integrantes del Ejército y la Armada. Los guiños a las Fuerzas Armadas son aún más importantes. Calderón se vistió de militar y luego puso uniformes de soldaditos a sus hijos. Estos datos no son banalidades. Estamos hablando de una reestructuración del poder civil con los militares. Todo esto se explica por la debilidad con la que Calderón llegó al poder y que en una buena parte de la población no es reconocido como presidente.
El resultado de fondo es que con el pretexto de la lucha en contra del narcotráfico (que en sí misma ha sido un fracaso), las Fuerzas Armadas han tomado posiciones claves para eventuales insurrecciones o rebeliones sociales. Hace años que Chiapas hay una estrategia contrainsurgente, que ahora se está extendiendo por todo el país.
De modo que los militares y quienes controlan el poder político se preparan para enfrentar esta realidad social, mientras en las páginas de opinión nos entretenemos reseñando las banalidades de la clase política. Luego no nos declaremos sorprendidos.
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No tengo nada qué agregar o comentar a la columna de Rubén Martín más allá de que estoy completamente de acuerdo. Lo que sí quiero decir con respecto a Julio Hernández, en vista de su columna de ayer y aún más, la de hoy, es que creo que fue un severo error en la selección de términos, que en lugar de reconocerlo después prefirió ocultarlo bajo la alfombra de la "falta de autocrítica" de nuestra parte en su columna de hoy.
El Sendero no es un ente monolítico, y si la autocrítica fuera inexistente, no resultaría que en el Foro del Sendero 2 de los temas más importantes y que han desencadenado las discusiones más acaloradas, son sobre la necesidad de reformar el PRD o tal vez crear un nuevo partido de Izquierda, o sobre el llamado a no hacernos bolas, porque el PRD está más sólido que nunca; temas en los que se han visto obligados los moderadores a emplearse a fondo para que la discusión no se desencarrile.
Me traigo los comentarios de algunos foristas para que se vea la opinión de éstos también en el Sendero:
Respecto a lo que señala Julio Hernández, hago una pequeña cita textual: "En el fondo, sabido es, se encuentra el referente sustancial de la manera como cada cual desea tratar al producto institucional de las elecciones de 2006...." Este conflicto proviene de una situación inédita en México: un movimiento ciudadano que rebasa los cauces partidistas, pero que es determinante para que el partido (PRD) tenga un repunte político muy importante a raíz de las últimas elecciones. El papel del partido en esta situación es (o debería ser) el instrumento institucional que encauza las demandas ciudadanas. ¿Pero qué pasa cuando el partido se convierte en botín de intereses ajenos a la causa? ¿intereses privados vs intereses políticos vs intereses sociales?.
Una más:
Allá el que se deje...
ES CUESTION DE INTELIGENCIA O DE PRINCIPIOS NEGOCIAR CON RATEROS?
No mames pinche julio:
1.- te roban el carro con que vas a trabajar ocho putas horas por un salario miserable, pero que necesitas para llevar a tus hijos a la escuela...
2.- El hijo de puta que te lo roba pasaen tu carro por un charco y te salpica mientras esperas el camión...
3.- Lo denuncias con la policía y los valientes repersentantes de la ley te ponen una putiza...
4.- Y luego ("inteligentemente" para julio hernández) vás y le pides un aventón al ratero?
NO ME CHINGUES...
Al menos en Michoacán no hacemos eso.
Otra:
Si juntamos todos los terminos con los que nos han llamado.. de los que me acuerdo son:
descalzonados.. la mis universo (que su marido le puso el cuerno, seguramente por lista) dixit
feos.. el jutbolista guapo dixit
un peligro para mexico.. el consejo de no se que diablos empresariales dizque dixit
nacos.. todos los wannabes de 4k dixit
huevones.. creo que fue la delenalga de Fernadez de cebollas una tal cuevas dixit
des-cerebrados... leonalgas dixit
fundamentalistas... jh dixit
Quiza lo que mas nos molesta de lo que dijo Julio, no es si lo somos, sino que este adjetivo (peyorativamente aplicado -Samara dixit-) viene de alguien que consideramos parte del movimiento.
Una más:
Una cosa es cierta, la autocrítica nosotros la llevamos al extremo... aveces parece que nos gustara autoflagelarnos.
Personalmente el julio me cae bien... su columna me divierte... es como tener un amigo chismoso, pero gracioso.
Eso de llamar fundamentalistas a los pocos que defienden la dignidad y la legalidad en la política, fue una pendejada que debería cuestionarse también él mismo...
CUANDO ESTABA CON BROZO Y LA BARRA DE LOS PERIODISTAS... julio se callaba lo que pensaba? no defendía sus puntos de vista?
asío que: Julio, permiteme que te haga una autocrítica!
jajajajajajaja
Para acabar:
Yo siento que no hay porqué molestarse, cuando el río suena es porque el agua lleva y si hasta un periodista (porque sí, Julio no deja de ser periodista) nos menciona... por algo será.
Ahora bien: ¿semos fundamentalistas?, pues me pongo el saco, total, pero valdría la pena plantearle unas cuantas preguntitas a Julio Hernández: ¿con qué actitudes entonces se hace oposición al cinismo de un fraude electoral, o al cinismo neoliberal de la derecha, al cinismo huesero de los chuchos, al cinismo (y poca dignidad) de un Cuauhtémoc Cárdenas, al cinismo de las instituciones viciadas, al cinismo del CCE, de Coppel, Bimbo y Jugos del Valle; al cinismo de la Chucky y llamadas telefónicas comprometedoras que están grabadas y registradas para la Historia, al cinismo de una SCJN protegiendo delitos que a todas luces merecen castigo, al cinismo de un gober picioso-picioso, al cinismo de las intenciones de privatización de los energéticos, al cinismo hipócrita de Perveto, sus pederastas y ahora hasta sus campanazos; al cinismo de declaraciones de muertes por gastritis crónicas, al cinismo de achacar tragedias más por impunidad y corrupción que por el calentamiento global y a la influencia de la luna; al cinismo de OX, su látigo y sus hijastros; al cinismo de una intentona de desafuero con el argumento más idiota que pudieron encontrar; al cinismo de Ugalde?...
¿Cómo?
Lástima que no tengo el poder de una pluma cuyas líneas se impriman en un diario de impacto como La Jornada, pero me gustaría que Hernández volteara a ver el cinismo que nos ha obligado a ser fundamentalistas y me hiciera favor de descubrir el hilo negro: ¿cómo diantre se combate entonces ese cinismo?, ¿acudiendo a las instituciones a dejar nuestra queja por escrito para que nos acusen de recibo y nos quedemos sentados esperando a que ese cinismo se transforme en justicia?
Me pregunto si usted, Julio, considera que la gente con la que estuvo en Oaxaca el año pasado también es fundamentalista, o en realidad estaba actuando por dignidad. Seguro que dirá que es por lo segundo, a pesar de que se pusieron miles de barricadas, que se tuvieron decenas de muertos y heridos, y que le tocó a usted recibir junto con ellos el baño de gas lacrimógeno.
Pero si a esa gente se le fue la PFP con todo, si Ulises Ruiz pudo atacarlos con saña fue gracias al fraude. Sin fraude ni Ulises Ruiz ni Mario Marín habrían tenido la posición para negociar la impunidad de la que ahora gozan y estarían tras las rejas que es lo que merecen. Aceptar el fraude, es aceptar también a Ulises Ruiz y a Mario Marín, es aceptar la represión y es renunciar a la dignidad. Punto.
Con todo y todo, Julio, todavía le admiro y le respeto, porque si no fuera por el valor de usted y su camarógrafo, la represión en Oaxaca pudo haber sido peor.
Saludos desde este colaborador del Sendero del Peje.
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