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martes, mayo 08, 2007

Y SI NO HUBIERA GANADO... QUÉ HACEMOS?

Este reportaje salió publicado en PROCESO, y no tiene desperdicio.

Vean ustedes:


Por primera vez desde que este semanario solicitó el acceso a las boletas
utilizadas en la elección presidencial, en agosto de 2006, uno de los
integrantes de la Comisión de Transparencia del IFE habla sobre la verdadera
razón del rechazo a nuestra petición. ¿Qué tal si lo que hasta ahora es una
verdad jurídica quede cuestionada? ¿Qué tal si los resultados de la elección hubieran sido distintos? El país, el sistema electoral, no lo resistirían…De haberse contado los votos de la elección presidencial de 2006 por medio de una solicitud de acceso a la información –como lo solicitó Proceso– el país no habría resistido que el resultado fuera distinto al cómputo oficial del Instituto Federal Electoral (IFE). México no está preparado para eso.

¿O sea que los resultados de una elección supuestamente "democrática" es un secreto de estado que puede alterar la paz pública?

¿Y la guerra sucia orquetada por el PAN, asesorados por facistas como Dick Morris y Solá, no alteran la paz pública?

Eso sólo se ve en los estados FASCISTAS.

Pero hay más:



Uno de los consejeros ciudadanos del IFE que en todo momento se opuso al
recuento ciudadano independiente fue Arturo Sánchez Gutiérrez, quien en
entrevista con este semanario no sólo considera que existía ese riesgo, sino
también admite que el instituto tuvo una limitada actuación durante el proceso electoral de 2006, que derivó en un cuestionado triunfo del ahora presidente Felipe Calderón. Eso se debió, según Sánchez Gutiérrez, a que el sistema legal electoral no alcanzó para resolver satisfactoriamente una situación electoral y poselectoral tan compleja, que incluye la petición de esta revista para tener acceso a las boletas de la elección presidencial. El IFE negó el acceso
solicitado para no verse sometido a impugnaciones por quienes desde un principio, como Calderón y el PAN, se opusieron tajantemente a la apertura de los paquetes electorales.

O sea que la voluntad popular puede ser institucionalmente violada sí y solo sí el marco legal en materia electoral está en pañales. Ni Maquiavelo lo vislumbró con tanta saña.

Aunque no dijo nombres, el consejero se refiere a “actores en diferentes líneas” que habrían acudido al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) para rechazar un eventual recuento de los votos.Por primera vez desde que Proceso le solicitó al IFE las boletas en agosto pasado, un consejero ciudadano que forma parte de la Comisión de Transparencia y Acceso a la Información del IFE –la instancia que negó el acceso– acepta conversar sobre esa decisión, tomada en diciembre pasado y avalada, aunque con distintos argumentos, por el TEPJF el 25 de abril de este año. Sánchez Gutiérrez admite que la estrecha diferencia entre el primero y el segundo lugar en la contienda, de apenas el 0.56%, establecida
ya como verdad jurídica, generó inquietud en el país. “El fallo del tribunal, cuando calificó la elección presidencial el 5 de septiembre de 2006, es la verdad jurídica. Y se acabó. (Pero) tenemos la inquietud de que esa verdad pudiera ser cotejada, verificada o desmentida. Ahí es donde podemos avanzar, pero necesitamos una puerta para eso”.El consejero compara, sin dar nombres, la elección de Calderón con la de Marcelo Ebrard como jefe de gobierno de la capital del país: “¿Qué habría pasado si en un conteo que sí se permitió, como fue en el caso de la elección para jefe de Gobierno del Distrito Federal, se encontraba que el ganador no era el ganador? Habría pasado algo para lo que a nivel federal no tenemos marco jurídico. (En la
capital del país) era tan clara la ventaja del ganador que no era factible que eso sucediera, pero en una elección (federal) tan cerrada como la que tuvimos, el marco jurídico no está listo para una situación como esa”.
Aquí el declarante se contradice: ¿Era la sociedad mexicana la que no estaba preparada para una noticia así... o era el marco jurídico? Pónganse de acuerdo, señores. No les costó mucho trabajo dar por validada una elección con clara evidencias de fraude. Pero malpensado que es uno... ni modo.

Según él, el IFE estaba enfrentado a “huecos legales que ante la obligación de
responder a una petición como la de Proceso nos dejó frente a una decisión
bastante compleja”.En el Distrito Federal, si un candidato ganador rebasa los
topes de gastos de campaña pierde la silla. En el caso de la presidencial no
pasa nada. Ante esa situación se pregunta: “¿A qué estábamos enfrentados? A
huecos y vacíos legales que desde el punto de vista de algunos de nosotros nos
colocó en una situación jurídica difícil, sobre todo en la parte de la
obligación de destruir las boletas, porque hay un mandato establecido muy
claramente en la ley”.La conservación de esos documentos, según el IFE, le
cuesta 500 mil pesos mensuales por el pago de los servicios de luz, teléfono y
renta de bodegas donde se almacenan los 220 millones de boletas en los 300
consejos distritales del país. El material está resguardo por el Ejército y la
Marina, que tienen destacados entre ocho y 12 elementos en cada lugar y cuyos
gastos están a cargo de las propias Fuerzas Armadas.La petición Proceso para
tener acceso a las bodegas donde se almacena la papelería de la elección
presidencial ha evitado que se destruyan, una vez que el Tribunal Electoral
declaró ganador a Calderón el 5 de septiembre de 2006. Aunque esa instancia
judicial cuestionó la actuación del IFE en el proceso electoral, terminó por
validar la contienda. Lo mismo hizo el pasado abril cuando, con distintos
argumentos, confirmó la negativa de la Comisión de Transparencia y Acceso a la
Información del IFE a proporcionar las boletas.Esta decisión tuvo un nuevo costo
para la imagen del IFE. Los magistrados de la Sala Superior del TEPJF
pusieron en duda la capacidad de la Comisión de Transparencia para fundar y motivar su negativa.

Y los mexicanos que se chinguen y ni modo. Así ser esto de la "democracia".


Incluso algunos de los magistrados se mofaron de sus justificaciones
(Proceso 1591). Sin embargo, para Arturo Sánchez había escenarios que hubieran
sido peores:“El Tribunal pudo haber dicho: está mal fundado y motivado, y
vuelvan a resolver. Entonces, todas las discusiones se habrían puesto sobre la
mesa y hubiéramos tenido que valorar el caso de nuevo. Pero no, sólo dijo que no
motivamos bien la decisión, aunque fue la correcta. Con todo y que no nos gusta
la resolución por lo que hace a las argumentaciones, no erramos en el fondo.”A
partir de esta apreciación, Sánchez Gutiérrez establece la principal defensa en
la actuación del IFE: que el marco legal es insuficiente y que las autoridades
electorales hicieron lo que pudieron. Amplía su justificación y dice que el
instituto estará en la misma condición hasta que se reforme la legislación
electoral. No había certeza jurídica. El consejero ciudadano del IFE advierte
que en las elecciones intermedias de 2009 el país se enfrentará a una situación
similar, incluso más difícil, si algún ciudadano solicita el acceso a las
boletas de la elección de su diputado, ya que ahí no podría operar el argumento
sobre lo “impráctico” de la petición de acceso a las boletas.“Ahí no hay
argumento que valga. Por eso sí se antoja la necesidad de un marco jurídico
que fortalezca esta tendencia a la transparencia, y yo ahí voy, aunque voté en
contra de que se abrieran las boletas. No sé si para bien o para mal. Capaz que
tanto el IFE como el TEPJF estamos equivocados.”
Entonces, Arturo
Sánchez cuestiona algunos argumentos de los magistrados de la Sala Superior del
TEPJF y les devuelve parte de sus críticas: “El tribunal dio un argumento
interesante, menos sofisticado que el nuestro: nos dijo que no es práctico abrir
los paquetes”. –Pero la Ley de Transparencia no habla de solicitudes prácticas o
imprácticas. –Eso que lo responda el tribunal. Nosotros no argumentamos eso.

Ahora lo hemos hecho y hay que aclarar que fue por mandato. Pero yo lo dije
en su momento dentro de la comisión: ojalá no tenga que aplicarse este criterio
para otro tipo de materiales. No me gustaría enfrentar esto de nuevo. Sánchez
Gutiérrez critica además que los magistrados electorales hayan determinado la
prohibición de utilizar las boletas para hacer investigaciones sobre el proceso
electoral, aunque sí se autorizó con los datos de las elecciones de 2003. En
decisión polémica, señala, los magistrados electorales decidieron que las
boletas no son entregables a los ciudadanos, no pueden archivarse como
documentos históricos y tampoco pueden ser sujetas a investigaciones.“A mí me
llama la atención esto último –confía–. Yo simpatizaba con la riqueza de los
documentos que están dentro de los paquetes electorales. En 2003 se pidió la
reserva de un número de paquetes para labores de investigación. Por ejemplo, se
podía saber la cantidad de hombres y mujeres que votaron y su condición
socioeconómica, o si los votos se anularon porque el ciudadano lo quiso o porque
no supo cómo votar.” Según Sánchez Gutiérrez, entre los consejeros del IFE hubo
“debates serios” sobre la posibilidad de dar las boletas a los ciudadanos. “Eso
nos metió en un problema técnico y financiero. Pero no hubo una solución
práctica ni económica”, pues se trataba de más de 40 millones de boletas
electorales que tenían que ser escaneadas.Añade que se pensó también en un
muestreo con testigos sociales diversos y con un mecanismo de vigilancia. “En
donde nos atorábamos frecuentemente era en las atribuciones jurídicas para tomar
una decisión de ese tipo, porque nos podíamos enfrentar a la situación inversa,
de que hubieran sido otros actores los que fueran al tribunal contra una
eventual decisión de que sí se abrieran los paquetes electorales. “La
mayoría de los integrantes de la Comisión de Transparencia, y eventualmente de
las pláticas con todos los consejeros electorales, optamos… que con la actual
ley, el camino… era no abrir los paquetes.”Además, “había actores en diferentes
líneas” que se opondrían a un recuento y de que el Código Federal de
Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe) obliga a resguardar las
boletas electorales.

–¿Entonces, el IFE no se arriesgó a abrir los paquetes?–No teníamos un
marco jurídico que nos diera certeza para avanzar en ese camino. Así lo juzgamos
y así operó. El tribunal dijo que no. Los magistrados dijeron que no motivamos
bien, pero la decisión es correcta y los vas a hacer de esta otra manera. Con
todo y que no nos gusta por lo que implicaron sus argumentaciones, no erramos la
decisión jurídica.–Pero el TEPJF utilizó frases duras e irónicas contra ustedes
en la sesión pública en la que avaló la negativa.–El tribunal está en su
derecho.–Esta imagen no es nada buena para ustedes.–No me gusta, pero mi trabajo
es institucional y en este sentido el tribunal dijo en derecho e impuso una
sanción que no nos gusta –dice el consejero sobre la amonestación pública a la
Comisión de Transparencia del IFE por minimizar la petición de acceso a las
boletas de los votos nulos de la elección presidencial, hecha por la periodista
Delia Angélica Ortiz.Sánchez opina que “se lastimó la imagen del Consejo
General, pero no de todo el IFE. Pero es algo que acepto porque se trata de una
materia donde hay muchos puntos por aclarar. Ni modo. Es una forma dura de
aprender”.–La crítica no fue nueva. Su imagen estaba ya muy vapuleada luego del
proceso electoral.–A la luz de algunos sectores sí. No puedo argumentar lo
contrario. No tengo empacho en reconocer que el tribunal marcó un camino
diferente y asumo las consecuencias, incluso en la forma en que lo hicieron.
El tribunal estableció una nueva interpretación del derecho electoral en la cual
pide mayor certeza, investigación y fundamentación. Se le insiste al consejero
en que tanto la anterior Sala Superior del TEPJF, encargada de calificar el
proceso electoral de 2006, como los actuales magistrados electorales le han
enmendado la plana al IFE en relación con esos comicios.–No lo niego. (...) Ante
una realidad cambiante que plantea tantos retos, con un electorado tan dividido,
ante fenómenos nuevos como las campañas negativas, la intervención del
presidente en turno, la imposibilidad de un marco que controle la participación
de servidores públicos y ante los vacíos de una ley que no se ha modificado en
11 años, no me es extraño que haya una gran cantidad de cosas por hacer.“Hay
fenómenos que no están precisos en la ley, incluso procedimientos que en su
momento fueron eficientes pero que ahora mostraron que no lo son, como el
nombramiento de los consejeros electorales. Hay reclamos sociales que antes no
se presentaban ante la misma conducta por parte de la autoridad y no puedo decir
que es una posición cómoda como consejero. No es el mejor de los mundos”. Tema
para la reforma. El consejero con más antigüedad como funcionario del IFE señala
que esos vacíos se deben considerar en la reforma del Estado: “Ojalá que estos
temas se consideren en la reforma electoral. No sólo la transparencia, sino
el financiamiento público, la fiscalización, el acceso a los medios, que son los
grandes temas. También están las precampañas, las campañas sucias, las
conformaciones partidistas, una mayor representatividad en las autoridades, la
forma de nombrar a los consejeros y a los consejos locales, el registro de
candidatos y la aprobación de nuevos partidos. Hay que tomar decisiones
difíciles como las que tomamos en relación con las boletas”.

–A propósito de cambios, ¿conviene la renovación del Consejo General del
IFE en la perspectiva del proceso electoral de 2009?

–Si hay un nuevo marco jurídico que le dé certeza a la ciudadanía en la
forma en que se organizan los procesos, que resuelva conflictos añejados en la
ley desde hace 11 años, y que ese marco incluya una perspectiva electoral más
sólida para México e incluya modificar al Consejo
General del IFE, no tengo
ningún inconveniente.Pero aclara: “No lo entendería al revés, que lo único por
hacer es cambiar a los consejeros. Eso no resuelve las cosas porque el IFE es
mucho más que nueve personas. El IFE operó en 2006 con un equipo profesional que
ha venido desempeñándose desde hace más de cuatro elecciones, con un servicio
profesional sólido que hay que mejorar, pero eso es el IFE.“A pesar de que el
tribunal avaló la negativa, el IFE aún debe conservar los paquetes electorales.”

Respecto del destino de las boletas, el consejero dice que en el IFE aún
está pendiente el análisis de los alcances del acuerdo del Consejo General
tomado en diciembre pasado, para destruirlas hasta que concluyeran los procesos
judiciales sobre la apertura de los paquetes:“Hay que ver cuáles son y qué grado
de avance tienen. Hay quienes piensan que esta última resolución de la Comisión
de Transparencia aún puede recurrirse ante el tribunal, y hay quien dice que no
porque ya es un acatamiento de sentencia. Yo quiero estar seguro y no hacer nada
hasta que tengamos plena certeza de lo que pase. El Consejo General se tendrá
que reunir y fijar los criterios para la destrucción, con el propósito de que se
haga ante los partidos y los consejeros
locales y distritales. Hay que
buscar mecanismos ecológicos y económicos. Para el IFE es importante destruir
las boletas, porque además hay un costo importante.”–Por lo resuelto por el IFE
y el TEPJF, en México estamos imposibilitados de tener un recuento electoral, a
diferencia de lo que pasa en otros países.

–Hay países donde las boletas se queman el día de la elección. En el caso
de Florida, Estados Unidos, en el año 2000, fue una solución de emergencia ante
una problemática no prevista. En el caso de México ni el IFE ni el tribunal,
ante la solicitud de información, lo consideraron pertinente. Nunca vamos a
tener un escenario como en Estados Unidos. Yo creo que hay un marco legal que lo
podría permitir y no me opondría. Ahora que se habla tanto de la reforma
electoral, es necesario resolver esto. ¿Por qué no hemos llegado ahí?

Creo que porque ni nuestra cultura política ni nuestro marco jurídico
dan elementos certeros para llegar hasta ahí. No dudo que avancemos hacia
allá.


Si su estómago soportó tanto cinismo, los felicito. Yo mejor voy al baño,

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