ESPURIOLANDIA.

Opinión
México
Ahora Felipelandia
Por: Eduardo Ibarra Aguirre
Fecha publicación: 21/03/2007
Como si realmente tuviera mucho que festejar o de que rendir cuentas, Felipe de Jesús Calderón Hinojosa persiste en las celebraciones por sus primeros 100 días de gobierno.

Primero los festejó durante una gira de trabajo por Chiapas, después convocó a Palacio Nacional al gabinete, representantes de los tres poderes de la Unión, 13 gobernadores –entre ellos Ulises Ruiz Ortiz, el factor de división de los oaxaqueños--, Luis Carlos Ugalde Ramírez y José Luis Soberanes Fernández, quien en la medida que lo consienten en Los Pinos suaviza informes y críticas por la violación sistémica de los derechos humanos por parte del Ejército, el Estado Mayor Presidencial, la Policía Federal Preventiva y la Marina.

El despliegue militar y policiaco, incluido un grupo denominado Seguridad Privada, los detenidos y los siete golpeados, particularmente Rafael Acosta quien fue internado en el hospital Leñero, y la desaparición de Antonio Jiménez por gritar: “Felipe, espurio, por miedo te repudio”, son reveladoras de que éstos como millones de ciudadanos no caben en el Balance de inicio de gobierno ni en el libro de 76 páginas a colores y finamente impreso que declara cumplidas las 100 acciones de gobierno, como si se tratara del I Informe al Congreso de la Unión.

La hambruna de legitimidad que padece el michoacano lo está conduciendo, desgraciadamente, por la misma ruta que durante seis años recorrió su entonces jefe y aún compañero de partido aunque no de facción, Vicente Fox Quesada, mejor conocida como Foxilandia y que generó un profundo divorcio con el México real. Desencuentro profundizado por las televisoras de Emilio Azcárraga Jean y Ricardo Salinas Pliego.

En la medida que el México formal del foxismo es suplido por la inocultable realidad de las obras faraónicas que ya requieren mantenimiento urgente y la gigantesca y estructural corrupción que lo selló, los principales beneficiarios durante 2000-2006 y también en los últimos 110 días, y sus intelectuales orgánicos empiezan a gritar histéricos: ¡Muera el (viejo) rey! ¡Viva el (nuevo) rey!

Con las alforjas llenas por uno y por otro, siguen de espaldas a la realidad, interesados sólo en ganar peldaños en la escalera que registra Forbes y también en la que no se publica. En cobrarle a Felipe de Jesús Calderón las facturas y los intereses por haberlo convertido en inquilino principal de Los Pinos.

El de Morelia manda preocupantes señales de valoración desmedida de su gobierno y de una obra pública que no se observa pero que ya califica desmesuradamente con el interesado apoyo del duopolio televisivo y el oligopolio radiofónico.

Mas el hambre crónica de legitimidad presiona severamente al esposo de Margarita Zavala Gómez del Campo –quien abandonó la discreción al pronunciar un discurso ante marinos de Acapulco, Guerrero, en calidad de vaya usted a saber qué-- para deslindarse tardíamente respecto del entonces presidente que rindió culto a la ignorancia, la dependencia de una fémina, la torpeza y la corrupción.

Por la vía de la edificación virtual de Felipelandia, Calderón Hinojosa no tiene futuro institucional ni político. Y seguramente lo sabe mejor que nadie, pues vivió en las entrañas del gobierno foxista y el edificio construido por éste y la mediocracia está derrumbándose. Construir otro no es recomendable porque el imaginario colectivo no tiene espacio para más leyendas cuando los bolsillos están semivacíos, la mesa escasa de alimentos, la inseguridad pública y la falta de empleo a la orden del día.

Con la ley y las instituciones en la mano, por el contrario, es viable caminar en dirección opuesta a Foxilandia y el séquito familiar y amistoso de beneficiarios. Hacer este camino al andar costará aliados, mas suscitará respaldo ciudadano y, en esa medida, disminuirá el hambre crónica de legitimidad.