Pemex: huya, huya, ¡la patrulla! |
domingo, 10 de diciembre de 2006 | |
Francisco Rodríguez No falta mucho para que la sociedad mexicana se aleje o incluso se esconda ante la presencia de quienes dicen ser políticos. De hecho, ya causan el mismo pavor que una "pareja" de policías demandantes de una "mordida", con la cual ellos integrarán el "entre" para sus superiores.
Lo peor es que la misma percepción popular señala que, antes que terminar con esas insanas costumbres, policías, partidos políticos, gobierno y empresarios las fomentan. El signo o membrete es lo de menos. Hubo ingenuos que, en el 2000, pensamos que los panistas que habían "sacado al PRI de Los Pinos", conseguirían "adecentar" al gobierno. Confieso que fui uno de ellos. Poco caso hice a un gran amigo guanajuatense quien, conociéndolos, me decía: "Grábate esto: son panistas, no suizos". ¡Cuánta razón le asistía! El de Vicente Fox, ladinamente escudado en la persona de su todavía actual esposa, fue "el peor de todos los sexenios priístas", en materia de corrupción. Ellos, sus hijos, hermanos, sobrinos, colaboradores se enriquecieron brutalmente, al tiempo que el grueso de la población se empobrecía. Un ejemplo poco conocido bien podría ilustrar la aseveración. El del ex director general de Petróleos Mexicanos, José Luis Ramírez Corzo, a quien no pocos asocian cual el "mecenas" que en esa, la primera empresa paraestatal, tuvieron Sahagún y sus hijos los bribones Bribiesca. Asociado con la familia presidencial, ¿con qué autoridad moral podía reclamarle su superior, el Jefe del Ejecutivo, que empleados de Florentino Pérez, el magnate español propietario del Real Madrid, dijeran en cuanto lugar se presentaran en la Ciudad de México, que ellos ya habían "entregado 5 millones de dólares, por cada contrato para construir plataformas petroleras, a Ramírez Corzo y al `doctor' Ramón Muñoz, de la Presidencia". ¿Llamarlos Fox a cuentas por ello? ¡Ni pensarlo! La versión de los enviados de Pérez se confirmaría fácilmente si por la zona residencial del Pedregal de San Angel se dieran una vueltecita los auditores de la dependencia que encabeza el joven amigo y paisano del señor Calderón, Germán Martínez Cáceres. Con ganas de encontrar, se les aparecería la nueva mansión que, a un costo aproximado de 4 millones de dólares -más de 40 millones de pesos- acaba de construirse el señor Ramírez Corzo. Si gasta 4 millones de "verdes" para vivir, debe tener muchas veces más de eso en los paraísos fiscales, ¿o no? No estaría de más que, aprovechando el viaje, se asomaran a las oficinas de los expendedores de gasolina (Onexpo), quienes afirman haber estado hasta la coronilla de las muchas veces que la señora esposa de Ramírez Corzo, Patricia Azanza, les pedía prestados helicópteros y, claro, el combustible para desplazarse. ¿Huya, huya, la patrulla? No. Ahora es: Huya. Huya. ¡La camarilla! |
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