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viernes, noviembre 03, 2006

AHORA RESULTA QUE LA SEGOB ESTÁ EN LA ARQUIDIÓCESIS.

Enfrentamiento de 8 horas entre la APPO y la PFP afuera de la UABJO: 62 heridos.

josé gil olmos, pedro matías y rosalía vergara .

* Heridos, dos fotógrafos de Proceso, Miguel Dimayuga y Germán Canseco; y David Jaramillo de El Universal.

Oaxaca, Oax., 2 de noviembre (apro).-

El anunciado operativo estratégico para liberar las calles de esta ciudad no tuvo un buen final. El último lugar que debía ser liberado, las arterias aledañas a la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO), se mantuvo en manos de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), luego de un enfrentamiento de ocho horas con la Policía Federal Preventiva (PFP).

La APPO y cientos de simpatizantes, maestros, colonos y estudiantes defendieron el campus universitario, desde donde transmite Radio Universidad que, a últimas fechas, se ha convertido en la fuente de información y enlace del movimiento social oaxaqueño.

Las fuerzas federales se apostaron desde la madrugada en las cercanías de la universidad, y a las 7:45 de esta mañana iniciaron el operativo. Cientos de policías, apoyados por dos helicópteros de la PFP y uno de la policía estatal, seis tanquetas de agua y elementos de las fuerzas especiales fuertemente armados, intentaron arrancarle este reducto a la APPO, a punta de gases lacrimógenos e, incluso, con disparos eventuales hacia el interior de las instalaciones.

Al final, terminaron retirándose dejando una estela de 62 heridos, entre ellos tres fotógrafos: David Jaramillo, del diario El Universal, y los fotógrafos de Proceso, Miguel Dimayuga y Germán Canseco, y un número indeterminado de detenidos, aunque extraoficialmente se mencionó a 10.

Durante las ocho horas, el campus universitario fue asediado por los policías que atacaron por tierra y aire. En las calles, en varias ocasiones, replegaron a los estudiantes y colonos. Inclusive, desde dos helicópteros lanzaron bombas lacrimógenas y las llamadas “aturdidoras”, que emiten un gas incoloro de mayor potencia que ocasiona nauseas y debilitamiento, fuera y dentro de la UABJO.Todo el día se dieron los enfrentamientos.

Inclusive, hubo pronunciamientos de la Iglesia, partidos políticos y organizaciones de derechos humanos, para detener el operativo de la PFP, pero el gobernador Ulises Ruiz no dijo una palabra, ni emitió alguna posición al respecto.

Los primeros enfrentamientos.
Por la mañana, los policías federales instalaron una valla en avenida Universidad, a la altura de la estación de autobuses ADO. La intención era quitar las barricadas que se colocaron a lo largo de esa avenida, con ayuda de las tanquetas. Sorpresivamente, un grupo de estudiantes se manifestó enfrente de la valla policiaca para pedir a los policías que se retiraran del lugar.Lanzaron consignas y cantaron su himno: “Venceremos”, mientras otro grupo de jóvenes, que cubrían su rostro con un paliacate, encendió una fogata.

Los vecinos salieron de sus casas a apoyar a los universitarios, y recriminaron a los elementos policiacos querer montar su operativo durante la celebración del Día de Muertos. “Lo que ustedes hacen, sus hijos lo va a pagar”, les gritó una señora.

Dentro de la UABJO, los manifestantes se preparaban para una eventual represión. Ahí estuvo Flavio Sosa, miembro de la dirigencia colectiva de la APPO, quien incluso participó en la defensa de la universidad, también conocida como CU.Cerca de 200 estudiantes, colonos y maestros resguardaron las instalaciones universitarias. Pusieron un trascabo en la entrada cercana a la estación de radio, que no dejó de trasmitir, y las demás puertas las cerraron con cadenas.

La refriega comenzó en Plaza del Valle cuando, según los estudiantes, la PFP les lanzó gas lacrimógeno. Fue cuando se comenzaron a organizar y repelieron a los policías, a los que lanzaron piedras, cohetones, petardos y bombas molotov. Aunque la PFP tenía la orden de no responder con violencia a eventuales agresiones, al final la lucha fue a pedradas. Los contingentes se replegaron en cuatro calles aledañas, donde fueron contenidos por los mismos policías. Con sus resorteras lanzaron canicas y tuercas a los uniformados, quienes respondieron con chorros de agua y gas pimienta, que lanzaron desde las tanquetas.

Fueron ocho horas de intenso combate, el más largo en los cinco meses de conflicto. Desde el aire, los helicópteros PF 305 de la PFP daban vueltas ubicando los focos más fuertes de protesta y lanzaron cartuchos de un gas incoloro que, al olerlo, provocaba nauseas, ardor en la piel, en los ojos y debilidad en el cuerpo. Las bombas lacrimógenas fueron lanzadas a dos iglesias y al interior del campus universitario, donde los estudiantes respondían con piedras, resorteras, cohetones y gritos.

Las escenas asemejaban reyertas sólo vistas por televisión en Medio Oriente.Los inconformes trataron de mitigar los efectos de los gases con Coca Cola o vinagre, y siguieron lanzando piedras hacia el contingente policiaco, que poco a poco comenzó a retroceder, hasta que fue desbaratado. Pero se reagruparon y la escena se repitió varias veces a lo largo de las ocho horas.

Campo de batalla.
Para el mediodía, la avenida Universidad era campo de batalla: árboles ardiendo; las piedras se esparcían por el suelo como una larga alfombra; carritos del supermercado, llenos de piedras, bombas molotov, botellas de vinagre y Coca Cola. Nuevas vallas con rocas, alambres de púas, troncos y llantas aparecieron en ambos lados de la avenida. Los policías se lanzaban contra los appistas, estudiantes y maestros, tratando de recuperar los metros perdidos.De manera simultánea, hubo varios enfrentamientos.

En las calles aledañas a la UABJO, en la colonia Cinco Señores, se registró un enfrentamiento a pedradas y canicazos. Y se lanzó gas en las iglesias de Cinco Señores y Siete Príncipes. La PFP tuvo que pedir refuerzos. Cuando éstos llegaron, los inconformes se replegaron.Cuando parecía que el ambiente crispado se iba desmoronando, los inconformes, agrupados en un enorme contingente, comenzaron el contraataque calle por calle ganando terreno a las fuerzas federales.

Después se dispersaron cercando en diversos puntos a los uniformados, recordando la estrategia que usaron el pasado 14 de junio para expulsar a los policías estatales que reprimieron el movimiento de la Sección 22 del magisterio.Alrededor de la dos de la tarde, la PFP decidió replegarse a petición de la Arquidiócesis oaxaqueña, que fue exhortada por la APPO para pronunciarse contra la represión.

Jessica Sánchez Maya, de la Liga Mexicana de Derechos Humanos (Limedh), tomó nota sobre la detención de Diego Hernández López, Gerardo Jiménez Vázquez, el profesor Pedro –locutor de Radio Universidad--; Juan Alberto Vázquez, Jaime Gaspar Luis, Abel Martínez, Ubaldo García Guzmán y los menores José Antonio Félix y Máximo Andrés, quien fue llevado al hospital con fractura de cráneo. Además, de decenas de heridos, que apenas se están documentando.

Después de que los policías comenzaron a retirarse, en las calles los manifestantes festejaban: “Si se pudo, si se pudo”, coreaban. De igual modo, gritaban la consigna de este movimiento: “Ya cayó, ya cayó, Ulises ya cayó”. Eran cerca de dos mil oaxaqueños que habían acudido al llamado de las campanas de las iglesias a sumarse a la causa de la APPO.

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