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viernes, octubre 20, 2006

NOTAS DEL DIARIO :




Carstens, el mismo rumbo
19 de Octubre del 2006
Actualizado: 2:48:35 AM hora de Cd. Juárez


# “De gustarme, por supuesto, pero eso lo decidirá el presidente electo”
Agustín Carstens Carstens, a la pregunta de si le gustaría ser el nuevo secretario de Hacienda

Luis Javier Valero Flores
Médico


El lunes anterior, Felipe Calderón Hinojosa presentó a Agustín Carstens Carstens como el encargado del programa económico para el próximo sexenio. No es cualquier nombramiento. Desde ya, el ex número “tres” del Fondo Monetario Internacional (FMI) se abocó a la tarea de elaborar la propuesta del presupuesto federal del año 2007.

Con este nombramiento –al que eventualmente le seguirá el de secretario de Hacienda, una vez que tome posesión el nuevo gobierno-- el panista ratifica lo que infinidad de analistas, académicos y protagonistas políticos y sociales han reclamado a lo largo de cinco últimos lustros: la política económica de México está regida por las orientaciones de los organismos financieros internacionales y, claro está, por los más poderosos consorcios financieros del planeta.

Los resultados están a la vista y, paradójicamente, quienes idearon esa política económica, son quienes ahora los sufren también: los más poderosos círculos de los Estados Unidos. La oleada de migrantes mexicanos no tiene visos de disminuir, al contrario, las políticas financieras, y sus consecuentes políticas laborales, sociales, etc., hacen que, sí, el país mantenga cifras “macroeconómicas” estables, pero que han producido estancamiento en el crecimiento económico (para qué hablar de desarrollo económico) y graves consecuencias de carácter social, especialmente en lo que se refiere a la generación de empleos y al crecimiento del salario de los trabajadores.

Vayamos por partes. Según la última evaluación del FMI (para la proyección 2006) México pasó del décimo lugar de las economías del mundo al decimosegundo.

Si el gobierno de Vicente Fox se compara con los inmediatos anteriores, especialmente los “no-populistas”, es el que peores resultados económicos arroja en los últimos 25 años (de acuerdo con datos oficiales para el período 2001-2005, abordados por Carlos Fernández Vega, La Jornada, 22/IV/06). Prometió en campaña un 7 por ciento anual de crecimiento y sólo logrará, en el mejor de los casos, un 2.2 por ciento. Muy lejos del 3.5 por ciento del sexenio zedillista.

Vamos, si debiéramos remontarnos a los albores del siglo anterior, sirva de comparación que los últimos seis años del gobierno de Porfirio Díaz el crecimiento fue del 3.18 por ciento.

Pero no vayamos tan lejos, el sexenio de Vicente Fox es el peor desde Miguel de la Madrid hasta a la fecha, con un crecimiento anual del 0.34 por ciento como promedio anual.

Del gobierno de Luis Echeverría a Vicente Fox la economía mexicana creció en promedio, anualmente, a un ritmo de casi el 4 anual: 3.74 por ciento.

Pero hay de gobiernos a gobiernos, el de Echeverría llevó a un crecimiento anual del 5.96; con López Portillo crecimos por encima del 6 por ciento, 6.55; para pasar al 0.34 con Miguel de la Madrid; 3.9 con Salinas de Gortari; al 3.5 con Zedillo, y todos ellos en medio de macro devaluaciones, fuga de capitales y terremotos terrestres y económico-financieros, hasta llegar a un vergonzoso 2.2 por ciento anual con el presidente del “cambio”.

Sirva de comparación que de los gobiernos del Gral. Lázaro Cárdenas al de Gustavo Díaz Ordaz --igualmente seis sexenios, tres de ellos con fuertes devaluaciones--, el país creció a un promedio anual del 5.92 por ciento. ¡Ah, qué tiempos aquellos!

Eran muy malos aquellos gobiernos pero para administrar la economía no trajeron a la Secretaría de Hacienda a ninguno de los funcionarios de los organismos internacionales, emanados de la escuela neoliberal a los que fueron tan afectos los últimos presidentes.

No son las únicas cifras que dan fe del fracaso (para la población) de la política económica que no cambia, así cambien, esos sí, los colores partidistas del nuevo presidente. En el sexenio de Vicente Fox se elevó 43 por ciento la deuda pública por habitante (Juan Antonio Zúñiga, La Jornada, 6/IX/2006), pasó de 23 mil 776 pesos en diciembre de 2000, a 34 mil 20 pesos en junio de 2006.

Al ver las “macro” cifras de la actual administración se puede apreciar la enorme sangría económica, que explica muy claramente la otra, la de la permanente migración de la juventud mexicana. El presente gobierno pagó un billón 236 mil millones de pesos por intereses y comisiones de la deuda pública, la que aumentó 56 por ciento y a la que se destinaron 445 mil millones de pesos más que en el gobierno anterior. La deuda pública pasó de 2.3 billones de pesos en diciembre de 2000 a 3.3 billones en junio de 2006.

Y claro que estas cifras tienen un impacto brutal en la vida cotidiana, en las políticas públicas, en las de creación de empleos, en las políticas sociales y en las laborales. Va de ejemplo uno de los estados líderes, al que se le ubica como uno de los grandes imanes de mano de obra. Sí, nuestra entidad, Chihuahua.

En el “Estado Grande”, el 66 por ciento de los asalariados ganan, de menos de un salario, a tres salarios mínimos mensualizados. Esto es, que de los poco más de 957 mil asalariados, 632 mil se ubican en esta categoría, es decir, que estos trabajadores obtienen, máximo, 3 mil 900 pesos, iguales a 371 dólares al mes. No es lo único alarmante, aproximadamente 64 mil 423 chihuahuenses no ganan ni siquiera un salario mínimo

Con base en datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), el portal Omnia ubica en 64 mil 423 a los trabajadores chihuahuenses con ingresos menores a un salario mínimo; 327.6 mil entre uno y dos salarios mínimos; a 241.5 mil personas con más de dos y menos de tres; a 208.6 mil, de tres salarios a cinco; y de más de cinco y hasta diez salarios, 117 mil ciudadanos.

No son las únicas cifras que demuestran palmariamente el fracaso del actual gobierno, que no hace más que seguir la ruta trazada por los dos anteriores y para lo cual recurre a los operadores de los sexenios anteriores, pero ahora con la “experiencia” de haber sido funcionarios del FMI, pues en el actual sexenio Eduardo Sojo fue uno de los instrumentadores de la política económica, después de pasar por una dirección del Banco Mundial.

Ahora, con Calderón, se juntaron Sojo y Carstens ¡Pobre país! Y pobres mexicanos.

ENSEGUIDA EL MAESTRO CONDE VARELA ESCRIBE:


La infructuosa reforma electoral 19 de Octubre del 2006 Actualizado: 2:48:35 AM hora de Cd. Juárez
Sergio Conde Varela Abogado


Ya empezaron de nuevo los adelantos de que los nuevos diputados y senadores se encargarán de diseñar una nueva y moderna ley electoral.


Los juarenses y la gente de Chihuahua ya conocemos ese tipo de noticias. Durante 70 años el PRI en cada elección federal o de las entidades federativas anunciaba con bombo y platillo que una nueva legislación electoral se proyectaba sobre el pueblo de México o sobre los estados que acababan de llevar a cabo procesos para los cambios de gobierno, y de esto surgía un espejismo de pensar que si cambiaba la ley, las cosas serían más claras y con menos errores que las pasadas. ¡Pamplinas! Las cosas siguieron iguales durante siete décadas hasta el 2000, cuando de plano ya era inaguantable el régimen anterior.

Hoy, los voceros blanquiazules y priístas, tomados de manita sudada, proclaman lo mismo que se decía hasta la saciedad en el pasado, “que serán cambiadas las leyes, para que los procesos fueran transparentes”, y con estos avisos, los juarenses y chihuahuenses no sólo sonreímos, sino que nos desternillamos a carcajada batiente, pues el tal anuncio no deja de ser una broma de mal gusto.

En efecto, cómo vamos a pensar que cambiando la ley todo va a cambiar, cuando no hay voluntad política de hacerlo. No es en la ley donde se encuentra el problema, sino en la aplicación e interpretación de la misma. No podemos creer que el IFE en la pasada elección presidencial decía que no podía hacer nada con respecto a la intervención sesgada de la Presidencia de la República porque la ley no lo autorizaba, y sin embargo, sin establecerlo la mentada ley, por sus pistolas estableció una prórroga de más de mes y medio para que se enfriara la candidatura de AMLO, sin que ningún medio televisivo a nivel nacional dijera esta boca es mía.

Insistimos, no es cambiando la ley electoral sino aplicándola, como se puede impedir que se viole la misma como lo hizo el Consejo Coordinador Empresarial, máximo órgano empresarial en nuestro país, al descalificar otra vez a AMLO. También no es posible que lo que se quiere es que las cosas se manejen de otra manera, cuando se anuncia por la profesora Elba Esther Gordillo que el gobierno de Calderón, el cual todavía no protesta como presidente, le va a entregar la jugosa suma de más de 42 mil millones pesos para homologar sueldos a los maestros; o que se anuncia que un alto funcionario del FMI será el encargado de las finanzas nacionales, sin considerar a los profesionales nacionalistas mexicanos, que pueden defender nuestras áreas hacendarias, para que en tropel no se siga atropellando a los mexicanos mandándolos a los oscuros rincones de la pobreza.

No son justos y equilibrados estos anuncios cuando falta la voluntad de hacer las cosas bien. El caso es el grupo de los llamados amigos de Fox, en donde nada pasó. O las consideraciones absurdas, ilógicas y hasta desvergonzadas de los señores magistrados del TEPJF, quienes argumentaron que el Ejecutivo federal o sea el presidente Fox, había intervenido en la elección pero “tantito” y que no la había afectado.

Con toda seriedad les pedimos a quienes nos quieren dar “jarabe de pico” que por favor callen boca porque lo que dicen es la mentira repetida durante setenta años, con la diferencia de que hoy, sí hoy, hasta los panistas se la creen.

Por otra parte, para que un país sea democrático lo que se requiere es voluntad y no anuncio de cambio de leyes, pues la democracia es un sistema de vida y si no existe el espíritu democrático, ganarán siempre las elecciones quienes detentan los poderes fácticos tradicionales, unos, como Muñoz, consejero durante este régimen de la Presidencia, tuvo la osadía de anunciar que este sistema prevalecerá hasta el año 2030. En otras palabras el duopolio político, 70 de uno y 30 del otro. ¡Faltaba más la desvergüenza!

Estamos en tiempo de que pensemos las cosas a fondo. Que no hagamos caso a los pareceres tan superficiales y faltos de profundidad de los locutores de televisión, llamados rimbombantemente comentaristas. Nunca esos personajes saben lo que es asolearse en busca del voto y debido a una fuerza que dicen poseer, la cual no tarda en acabarse por el repudio de la gente, ignoran que cuando se gana el poder por el poder mismo, éste se pierde y francamente no es por ninguna ley electoral, sino por el cambio real y no ficticio de las energías sociales.

Si se emprende una reforma electoral sólo para sembrar vanas esperanzas, lo único que va a pasar es que llegue el cansancio brutal del electorado y de ahí en adelante quién sabe qué pase. Si no, al tiempo.

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