JUAN OCHOA VIDAL: EL EFECTO OBRADOR

NOTA ORIGINAL TABASCO HOY

• Andrés Manuel evitó la debacle total del perredismo

Desde los últimos diez días de agosto, Andrés López Obrador supo que la manera de operar del dirigente estatal del PRD, Juan Manuel Fócil, siempre en acato a lo que César Raúl Ojeda consideraba conveniente hacer, se traducía ya en inminentes tropiezos electorales para su partido. Recordemos que primero se anunció que aquel fin de semana sólo vendría a reunirse con los candidatos y estructuras del instituto, pero repentinamente tomó la decisión de salir de gira para pedir el sufragio. Le indicó al candidato a la gubernatura que se dedicara de lleno a la campaña y modificara el discurso beligerante, al tiempo que instruyó a Octavio Romero Oropeza y Alberto Pérez Mendoza a fin de que buscaran a los inconformes y desactivaran, en la medida de lo posible, el voto de castigo.

Con mucha vehemencia, una y otra vez, a lo largo y ancho de la geografía tabasqueña, el ex candidato presidencial literalmente suplicó a sus correligionarios y a la sociedad tabasqueña apartidista para que se le otorgase a los abanderados perredistas la confianza, la oportunidad de ser beneficiados por la voluntad ciudadana. Apeló al sentimentalismo: ayuden a nuestros candidatos, porque si se pierde la elección, mis enemigos me van a crucificar, dijo palabras más o menos. Ya en los últimos días de campaña, llegó al extremo de sacarse de la manga versiones como aquella de que los priístas andaban comprando votos hasta en treinta mil pesos, mientras que Ojeda, por su parte, juraba que a partir del primero de enero se condonarían todos los adeudos por concepto de energía eléctrica. No, pues así quien no. Y seguramente muchas personas se creyeron tales compromisos.

En realidad, la estrategia de Obrador le dio buenos resultados al PRD: no alcanzó para ganar la gubernatura, pero casi gana en muchos de los municipios donde logró triunfar el PRI. Además, aunque con márgenes de votación estrechos, consigue una mayoría en el Congreso del Estado. Si Andrés Manuel no se mete, los perredistas hubiesen sido aplastados electoralmente por los candidatos priístas. En el Centro, el tepetiteco pudo ayudar bastante a Fernando Mayans Canabal, aunque no lo suficiente. La verdad es que todos y cada uno de los abanderados priístas compitieron no contra sus adversarios registrados en las boletas, sino contra un figurón que apenas hace unas cuantas semanas casi gana la elección presidencial.

Para que todo ello se diera, desde luego que intervinieron otros factores. Así, por ejemplo, los ayuntamientos perredistas compitieron con los priístas en el obsequio de apoyos de toda índole. No acabamos de entender con qué autoridad moral hoy algunos se quejan de que hubo una “elección de Estado”, cuando que unos y otros, y obviamente también los panistas, emplearon todas las armas a su alcance con el afán de despedazar a su contrario.


Cabe esperar, en conclusión, que sobre todo de parte de López Obrador exista capacidad de reflexionar bien las cosas y ser objetivamente autocríticos. ¿Qué tanto daño le hicieron al PRD los corruptos? ¿Qué tanto le abonaron los ex madracistas que ahora son flamantes y “honorables” perredistas? ¿Se atreverán a continuar con la práctica de tapar el sol con un dedo? ¿De veras creen que son mejores que los de la acera de enfrente? Y claro que tienen la oportunidad de cambiar y representar una mejor opción en el futuro.

De los apuntes

Fernando Mayans tiene hasta el 26 de octubre para rendir protesta como diputado federal. Debe hacerlo. Podría ser el siguiente candidato a la gubernatura por ese partido. Al momento de escribir estas líneas, continuaba la revisión de cada acta de escrutinio de votos y se confirmaba, a cada paso, la ventaja del priísta por un promedio de tres mil votos.


COMENTARIO: Así es como se hacen las críticas objetivas y constructivas, Ciro, Carlos y Román. Sin soslayar los graves errores del PRD tabasqueño, simplemente basta recordar la destrucción del salón de eventos, automóviles y la batalla campal que escenificaron grupos perredistas en Tabasco unos días después de las elecciones federales; esa clase de errores -y horrores- por supuesto que espantaron a muchos votantes, que si bien puede que sigan apoyando a AMLO, no podían apoyar a candidatos que parafraseando a Juan Ochoa Vidal "no pudieron demostrar ser mejores que los de enfrente". Esto, mas una inequitativa campaña electoral con represión, tortura y encarcelamiento de opositores incluída, manejada por el gobierno estatal, apoyada por el gobierno federal y ocultada por una prensa sumisa y obediente les hizo más fácil al PRI y al PAN conseguir hasta el momento el resultado que deseaban. Afortunadamente, esto a muchos en el país servirá para quitarles la venda de los ojos y demostrar que la democracia en México gracias a la sucia clase política sigue siendo un sueño guajiro, y que hay muchos, muchos violentos en las filas del PRI-AN.

Por otro lado, ahora resulta que cada debacle del perredismo se le colgará a López Obrador, ignorando que gracias a él ganaron la elección presidencial y el ser reconocidos a regañadientes por el PRI-AN como la segunda fuerza política nacional. El hecho de que en buena parte del país el PRD con más de 16 años de existencia siga estando bastante lejos del PRI y el PAN aún cuando los gobiernos estatales salidos de estos dos últimos partidos han realizado pésimos papeles (para ejemplo Jalisco y su góber Turista y golpeador) indica claramente que el partido no es percibido por los ciudadanos como una mejor opción política que los demás, por eso su recurrente necesidad -y necedad- de buscar candidatos populares de donde sea y com0 sea, sin formar cuadros de buenos dirigentes en los estados, y desmotivando a sus bases que no son tomadas en cuenta en esa clase de decisiones.

El PRD en el papel no es sólo un partido mejor que los de la acera de enfrente, junto con los demás miembros del FAP son la mejor opción en México, pero falta que se quiten ese enorme lastre de encima de la desconfianza para atraer a la gente que desea un cambio verdadero y no sea presa de engaños de los que quieren ser una "izquierda moderna, ordenada, a la moda e instititucional" que legitime pero que nunca se note. La Revolución Democrática que el PRD inició la tiene que continuar también en casa.