NERVIOSISMO.

Manuel CamachoSolís escribe en el Universal:

En los sectores conservadores del país estaban seguros de que Felipe Calderón ganaría las elecciones presidenciales. Se sentían tranquilos. Ahora hay quienes empiezan a tener dudas de su triunfo y han tenido que volver a introducir en sus cálculos la posibilidad de que AMLO gane.

Están por ello nerviosos. Los resultados de las encuestas después de la propaganda negativa contra AMLO los habían convencido de que "caballo que alcanza, gana". Sus asesores les mostraban cómo habían cambiado las tendencias y les transmitían la experiencia internacional, donde un cambio de tendencias es muy difícil de revertir.
Al análisis se agregaba la euforia por los resultados y el contagio del entusiasmo que llevó a conseguir cada vez más dinero para consolidar el triunfo de Calderón. Si las encuestas así lo mostraban y si se reforzaba el activismo y el financiamiento, pensaban, no habría nada que pudiera revertir el éxito. No se tomaron la molestia de revisar la información con mayor profundidad. ¿Había en efecto una caída tan drástica, por un exabrupto? ¿El aumento de las no respuestas a los encuestadores no estaba indicando nada? ¿La polarización social que ellos mismos provocaron con las intervenciones del Presidente y la propaganda negativa, no podría aumentar la participación de sectores de bajos ingresos que normalmente no participan? O lo peor: ¿eran confiables los análisis sesgados que ellos mismos financiaban?

No anticiparon, tampoco, que AMLO y su equipo podrían defenderse, que iría a los medios a mostrarse como es y que llegaría un momento en el que contestaría los ataques. Que daría tiempo a exhibirlos y a consolidar su propia base de apoyo. Que el recurso de la propaganda negativa se agota y que no iba a durar hasta las elecciones que aún estaban lejanas, sobre todo si se fundaba en datos falsos como el de la deuda del DF, las supuestas vinculaciones con el presidente de Venezuela o los intentos de convertirlo en "un peligro para México".
Desde antes del debate aparecieron datos que mostraban que las conclusiones anteriores estaban debilitándose. En las encuestas, Calderón estaba perdiendo terreno y AMLO empezaba a recuperarlo. De la ventaja que veían como creciente e irreversible para Calderón, se había llegado en sus números a un empate. La encuesta de Ulises Beltrán que publicó Crónica, era indicativa: perdió Calderón tres puntos y AMLO ganó dos. Con distintas magnitudes y salvo una excepción, todas reportaban lo mismo. Había un dato adicional: los negativos de Calderón que se habían mantenido en un nivel bajísimo, empezaban a crecer. Anticipaban, para quienes saben analizar encuestas, caídas adicionales.

Los asesores extranjeros y los fanáticos locales que habían recomendado la polarización y la propaganda negativa habían ganado tácticamente, pero se habían equivocado en la estrategia. Su apuesta había sido equivocada porque, aun ganando, iban a complicar enorme e innecesariamente la situación postelectoral y la futura gobernabilidad. Que quien quiere cambiar, polarice, es entendible. Pero es una tontería que lo haga quien desea mantener el statu quo.

El error en su apuesta estratégica era difícil de comprobar. Con suerte y les duraba hasta las elecciones, y una vez ganada la Presidencia, qué más daba. Se irían a otro lado, y los que se quedaban con el gobierno tendrían la oportunidad de ajustar cuentas con los inconformes, "sin dejarse amedrentar".

La ofensiva contra AMLO ya no fue suficiente. Estaba demasiado lejos la elección. Pero sobre todo, con ello se expusieron a que se les contestara. Se les contestó. Y para arriba los negativos. En los propios cálculos de los conservadores, AMLO puede de nuevo ganar. ¿Qué van a hacer si, a pesar del desafuero, la intervención abierta del Presidente y del gobierno en la elección, la desproporción en el uso del dinero y la propaganda negra, AMLO remonta? ¿Qué es más sensato, seguir apostando a la polarización, o más pronto que tarde empezar a tender los primeros puentes con una realidad que no desean, pero que está a la vuelta de tres semanas? AMLO está tendiendo un puente: ya anunció que llamará al diálogo.

Una razón mas para votar por AMLO y la mayoría perredista al Congreso.