PAGO DE FACTURAS.

Calderón, su foto, y su mandado...

lunes, 22 de enero de 2007

Juan Pablo Becerra-Acosta M. Doble Fondo La fotografía de Sandra Perdomo que se publicó el viernes pasado en la primera plana es elocuente. Con la imagen de una mazorca como fondo, Felipe Calderón y Roberto González Barrera, dueño de Maseca, una de las empresas señaladas como especuladoras y acaparadoras de maíz, y por lo tanto responsable -en parte- del incremento del precio de la tortilla, se funden en un intenso abrazo en el salón Adolfo López Mateos de Los Pinos. Un abrazo de compadrazgo. Un abrazo seguido de alegres y firmes apretones de manos. Un abrazo sellado con sonrisas y miradas cómplices. Un abrazo que decía todo: el Presidente de México se plegaba ante los intereses de esos poderes económicos que suelen ser generosos financieros de campañas presidenciales. Además del llamado Maseco, ahí estaban, ante la gran mesa presidencial del mandatario panista, Raymundo Gómez Flores, presidente de la empresa Minsa (otra de las identificadas como acaparadora y especuladora); Rogelio José Ganem, representante de la transnacional Cargill (ni más ni menos que la principal acusada de acaparar y especular con el maíz); y Pablo Elizondo, director de Bimbo (cuyo dueño, Lorenzo Servitje, fue público mecenas de la campaña calderonista), empresa elaboradora de las tortillas Milpa Real. ¿Qué hacían departiendo -serios pero contentos- con el Presidente? Casi nada: oficializar, mediante un pacto, el incremento de 43% en la tortilla, de 150% en el maíz. Y, claro, tratar de manipular la información con los inmejorables servicios de ciertos medios electrónicos: "Crisis resuelta". Simuladores jijos del maiz. Esta columna se podía haber publicado únicamente con su título ("Doble Fondo", o sea, lo que se quiere ocultar), la gráfica de mi compañera fotógrafa, un pie de foto en el que se señalara quiénes habían acudido a la Presidencia, a qué se dedican, y lo que habían acordado ahí. Y ya. Eso hubiera dicho todo. Sólo agregaría que, al final del acto -nunca mejor definido lo que ocurrió en Los Pinos-, González Barrera (según narró en su estupenda nota mi colega reportera Elba Mónica Bravo), se volvió a topar con Calderón. El empresario levantó su brazo derecho hasta la altura del hombro y colocó su mano diestra junto a su sien, en interpretación del saludo militar que un soldado suele hacer ante un superior. Debió ser a la inversa: ¿acaso no le habían comido el mandado a Calderón? Las facturas que hay que pagar luego de las campañas. Y esto apenas empieza...