Pedro Echeverría V.
1. Las campañas contra Hugo Chávez en México son permanentes. Cualquier actuación notable del presidente venezolano es tergiversada para presentarlo como enemigo de México y demás gobiernos del mundo. Se dice: “el Rey de España calló a Chávez poniéndolo en su lugar”, pero cuidan no explicar todo el contexto. Nada se dice de que el iniciador real fue Zapatero, que en su discurso alabó el modelo político y económico neoliberal, que dijo que el retraso político de un país es por cuestiones internas y no externas, etcétera. Chávez, que es hasta hoy (junto a Fidel Castro) el gobernante con mayor dignidad en América, respondió sobre las agresiones externas recibidas y denunció a José María Aznar (expresidente de España) como un fascista que, junto al gobierno de Bush, apoyó el Golpe de Estado de 2002 en Venezuela y luego los dos reconocieron como presidente al golpista. ¿Por “diplomacia” debe callarse Chávez?
2. Ni Chávez ni nadie tiene que guardar las formas ni tampoco callarse ante las agresiones. Frente a los saqueadores de nuestras riquezas o los políticos corruptos no puede haber ningún respeto. Si no quieren ser maltratados, ellos son los que deben respetar al pueblo porque éste los mantiene en los cargos. Cuando el monarca español quiso callar a Chávez sólo dejó ver sus orígenes franquistas y su costumbre de tener subordinados. El reyecito es demócrata por apodo, la realidad es que tiene metido hasta los sesos sentirse autoridad suprema. La diplomacia no es quedar bien con todos, arrastrarse ante los poderosos o ser muy simpático. Desde que en 1959, con el triunfo de la revolución cubana, el pueblo y su líder nos enseñaron que a los enemigos de los trabajadores hay que enfrentarlos aunque sean muy poderosos y teniéndolos a 200 millas, aprendimos lo que significa colectividad, independencia, democracia popular y libertad.
3. Las campañas de desinformación contra el gobierno de Hugo Chávez son en todo el mundo; llegan hasta donde dominan las fuentes de información estadounidenses. En las izquierdas muchas veces pensamos que estamos ganando la batalla porque mantenemos las posiciones justas; pero no. En México, supongo que también en todo el mundo, los medios electrónicos (radio y televisión) controlados por poderosos monopolios internacionales, dominan el 97 por ciento de la audiencia y la ideologizan a su gusto porque la mayoría de la población carece de un sentido crítico o de la posibilidad de interpretar la noticia. Hay que decir que es innegable que desde hace siglos (sobre todo desde las últimas dos o tres décadas) el pueblo ha logrado un desesperante y lento despertar. Se han registrado cambios importantes, pero parecería que se cambia para no cambiar porque la gran desigualdad entre las clases sigue siendo la misma de siempre.
4. Aunque muchos izquierdistas mantengamos algunas diferencias con Chávez, Castro, Morales, Ortega o Correa, éstas (pienso) deben pasar a segundo término por el sólo hecho de ver que en estos momentos son los puntales de la lucha contra la dominación imperialista en el continente. Este gran frente que gira alrededor de MERCOSUR, de Bancosur, de Telesur, que busca construir (desde arriba, sí; pero con algún apoyo de abajo) una alternativa de izquierda y socialista, puede impulsar el desarrollo de la izquierda en América y la elevación de la conciencia de sus pueblos. Si se logra construir una fuerza mediante la unidad se conseguiría un mayor acercamiento de Argentina, Brasil, Uruguay y de otros gobiernos. En los países mencionados el combate contra la derecha, aliada al gobierno yanqui (que desesperadamente busca recuperar el poder) es grande. ¿Debe la izquierda radical de ésos primeros países, en nombre de las diferencias, retirar o no dar el apoyo, fortaleciendo con esa posición a la derecha?
5. Nunca debe darse la unidad a toda costa, tampoco se pide, aunque hay excepciones como el caso del golpe de Estado militar contra Allende en Chile, el que Chávez enfrentó en Venezuela, la invasión yanqui a Cuba o el derrocamiento de Arbenz en Guatemala donde la izquierda debe unirse en defensa para que no haga el papel de traidora. Para unirse hay que ver con quién y para qué, por eso debemos conocer bien a nuestros amigos, a nuestros compañeros de viaje, a los posibles aliados y definir bien a nuestros enemigos. Dentro de las izquierdas (como ha sucedido en México) también hay corrupción y oportunismo como en el PRI o el PAN; mucha gente de izquierda que ocupa cargos políticos cobra igual que los demás, dilapida como todos y hace uso de los privilegios a que “tienen derecho”, tales como gastos millonarios en servicios médicos en el extranjero y en viajes de placer por el mundo. Ese comportamiento es odioso.
6. Hay que denunciar a esa izquierda que en realidad es derecha. Es una izquierda que desprestigia a la ideología y que aleja a la gente. Pero hay personajes modestos que siguen viviendo como siempre y que no se les puede probar despilfarro o acumulación capitalista. Por cierto, ¿qué pasó con aquellos acuerdos entre la izquierda de que el partido cobre todos los salarios de sus servidores públicos, les pague la quincena que antes devengaban y que todo lo que quedara se destinara para pagar profesionales o activistas políticos?
1. Las campañas contra Hugo Chávez en México son permanentes. Cualquier actuación notable del presidente venezolano es tergiversada para presentarlo como enemigo de México y demás gobiernos del mundo. Se dice: “el Rey de España calló a Chávez poniéndolo en su lugar”, pero cuidan no explicar todo el contexto. Nada se dice de que el iniciador real fue Zapatero, que en su discurso alabó el modelo político y económico neoliberal, que dijo que el retraso político de un país es por cuestiones internas y no externas, etcétera. Chávez, que es hasta hoy (junto a Fidel Castro) el gobernante con mayor dignidad en América, respondió sobre las agresiones externas recibidas y denunció a José María Aznar (expresidente de España) como un fascista que, junto al gobierno de Bush, apoyó el Golpe de Estado de 2002 en Venezuela y luego los dos reconocieron como presidente al golpista. ¿Por “diplomacia” debe callarse Chávez?
2. Ni Chávez ni nadie tiene que guardar las formas ni tampoco callarse ante las agresiones. Frente a los saqueadores de nuestras riquezas o los políticos corruptos no puede haber ningún respeto. Si no quieren ser maltratados, ellos son los que deben respetar al pueblo porque éste los mantiene en los cargos. Cuando el monarca español quiso callar a Chávez sólo dejó ver sus orígenes franquistas y su costumbre de tener subordinados. El reyecito es demócrata por apodo, la realidad es que tiene metido hasta los sesos sentirse autoridad suprema. La diplomacia no es quedar bien con todos, arrastrarse ante los poderosos o ser muy simpático. Desde que en 1959, con el triunfo de la revolución cubana, el pueblo y su líder nos enseñaron que a los enemigos de los trabajadores hay que enfrentarlos aunque sean muy poderosos y teniéndolos a 200 millas, aprendimos lo que significa colectividad, independencia, democracia popular y libertad.
3. Las campañas de desinformación contra el gobierno de Hugo Chávez son en todo el mundo; llegan hasta donde dominan las fuentes de información estadounidenses. En las izquierdas muchas veces pensamos que estamos ganando la batalla porque mantenemos las posiciones justas; pero no. En México, supongo que también en todo el mundo, los medios electrónicos (radio y televisión) controlados por poderosos monopolios internacionales, dominan el 97 por ciento de la audiencia y la ideologizan a su gusto porque la mayoría de la población carece de un sentido crítico o de la posibilidad de interpretar la noticia. Hay que decir que es innegable que desde hace siglos (sobre todo desde las últimas dos o tres décadas) el pueblo ha logrado un desesperante y lento despertar. Se han registrado cambios importantes, pero parecería que se cambia para no cambiar porque la gran desigualdad entre las clases sigue siendo la misma de siempre.
4. Aunque muchos izquierdistas mantengamos algunas diferencias con Chávez, Castro, Morales, Ortega o Correa, éstas (pienso) deben pasar a segundo término por el sólo hecho de ver que en estos momentos son los puntales de la lucha contra la dominación imperialista en el continente. Este gran frente que gira alrededor de MERCOSUR, de Bancosur, de Telesur, que busca construir (desde arriba, sí; pero con algún apoyo de abajo) una alternativa de izquierda y socialista, puede impulsar el desarrollo de la izquierda en América y la elevación de la conciencia de sus pueblos. Si se logra construir una fuerza mediante la unidad se conseguiría un mayor acercamiento de Argentina, Brasil, Uruguay y de otros gobiernos. En los países mencionados el combate contra la derecha, aliada al gobierno yanqui (que desesperadamente busca recuperar el poder) es grande. ¿Debe la izquierda radical de ésos primeros países, en nombre de las diferencias, retirar o no dar el apoyo, fortaleciendo con esa posición a la derecha?
5. Nunca debe darse la unidad a toda costa, tampoco se pide, aunque hay excepciones como el caso del golpe de Estado militar contra Allende en Chile, el que Chávez enfrentó en Venezuela, la invasión yanqui a Cuba o el derrocamiento de Arbenz en Guatemala donde la izquierda debe unirse en defensa para que no haga el papel de traidora. Para unirse hay que ver con quién y para qué, por eso debemos conocer bien a nuestros amigos, a nuestros compañeros de viaje, a los posibles aliados y definir bien a nuestros enemigos. Dentro de las izquierdas (como ha sucedido en México) también hay corrupción y oportunismo como en el PRI o el PAN; mucha gente de izquierda que ocupa cargos políticos cobra igual que los demás, dilapida como todos y hace uso de los privilegios a que “tienen derecho”, tales como gastos millonarios en servicios médicos en el extranjero y en viajes de placer por el mundo. Ese comportamiento es odioso.
6. Hay que denunciar a esa izquierda que en realidad es derecha. Es una izquierda que desprestigia a la ideología y que aleja a la gente. Pero hay personajes modestos que siguen viviendo como siempre y que no se les puede probar despilfarro o acumulación capitalista. Por cierto, ¿qué pasó con aquellos acuerdos entre la izquierda de que el partido cobre todos los salarios de sus servidores públicos, les pague la quincena que antes devengaban y que todo lo que quedara se destinara para pagar profesionales o activistas políticos?
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