Del blog Vamos sobre Fox de Epigmenio Ibarra, su última nota:
Que en los medios se debata sobre si se libra una campaña o una guerra contra el narco es un lujo que los periodistas nos podemos dar. Quien se ostenta como Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas no puede, de ninguna manera, participar y menos con tal ligereza, en este debate. No es con arrebatos retóricos, más orientados por los expertos en mercadotecnia que por los estrategas militares, que el país debe enfrentar la grave y creciente amenaza del crimen organizado. Una cosa es que vestirse de verde olivo y soltar arengas patrióticas a diestra y siniestra le haya permitido, Sr. Calderón, subir unos puntos en las encuestas y otra muy distinta (los jefes militares lo saben bien y más todavía la tropa que pone los muertos) es lo que está sucediendo en el terreno.
En lo militar, las bravatas (baste recordar a Sadam Husein y su “madre de todas las batallas”) sólo conducen a la derrota o, en el peor de los casos, a un escalamiento innecesario e irresponsable del conflicto. Puede usted pintarse la cara de guerra, si con las encuestas en la mano se lo aconsejan sus publicistas, pero mida sus palabras Sr. Calderón porque por lo general mientras más encendido es el discurso, más desventurada y sangrienta resulta la confrontación.
Metió usted al Ejército a combatir al narco. Quizá no había otro remedio. Décadas de abandono y traiciones desde el gobierno (la última, de su antecesor Vicente Fox) terminaron por entregar porciones del territorio nacional a bandas criminales. Aunque no actuar de inmediato hubiera sido criminal; hacerlo con desorden y precipitación puede resultar aun peor. El discurso encendido, las urgencias mediáticas que enfrenta una Presidencia cuestionada desde su origen mismo, nos han conducido a un frenesí bélico y operativo.
La obsesión de ganar legitimidad y de hacerlo por la vía rápida presentándose ante la opinión pública como el apóstol del orden y la seguridad le condujo a usted a ordenar un inédito (los mismos norteamericanos se lo reconocen) despliegue de fuerzas militares. Hay tropa por todos lados, es decir, se ha llevado a los narcos, que hoy se muestran dispuestos a defender lo que consideran suyo, carne al asador. A más soldados en el terreno, operando como fuerza regular, más hombres en la mira. (leer más)
Yo agregaría que el repunte en las encuestas es totalmente ficticio, puesto que la aceptación de Calderón, si se ha movido, ha sido a la baja. Ya se notan claramente los efectos del estancamiento económico, la gran pérdida de empleos y del poder adquisitivo de la gente, además de la nueva afrenta que representa la nueva ley del ISSSTE, que afecta negativamente a miles de familias en el país. Pero en fin, sólo los tontos se creen sus propias mentiras. Comenté en el blog de Epigmenio:
Que en los medios se debata sobre si se libra una campaña o una guerra contra el narco es un lujo que los periodistas nos podemos dar. Quien se ostenta como Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas no puede, de ninguna manera, participar y menos con tal ligereza, en este debate. No es con arrebatos retóricos, más orientados por los expertos en mercadotecnia que por los estrategas militares, que el país debe enfrentar la grave y creciente amenaza del crimen organizado. Una cosa es que vestirse de verde olivo y soltar arengas patrióticas a diestra y siniestra le haya permitido, Sr. Calderón, subir unos puntos en las encuestas y otra muy distinta (los jefes militares lo saben bien y más todavía la tropa que pone los muertos) es lo que está sucediendo en el terreno.
En lo militar, las bravatas (baste recordar a Sadam Husein y su “madre de todas las batallas”) sólo conducen a la derrota o, en el peor de los casos, a un escalamiento innecesario e irresponsable del conflicto. Puede usted pintarse la cara de guerra, si con las encuestas en la mano se lo aconsejan sus publicistas, pero mida sus palabras Sr. Calderón porque por lo general mientras más encendido es el discurso, más desventurada y sangrienta resulta la confrontación.
Metió usted al Ejército a combatir al narco. Quizá no había otro remedio. Décadas de abandono y traiciones desde el gobierno (la última, de su antecesor Vicente Fox) terminaron por entregar porciones del territorio nacional a bandas criminales. Aunque no actuar de inmediato hubiera sido criminal; hacerlo con desorden y precipitación puede resultar aun peor. El discurso encendido, las urgencias mediáticas que enfrenta una Presidencia cuestionada desde su origen mismo, nos han conducido a un frenesí bélico y operativo.
La obsesión de ganar legitimidad y de hacerlo por la vía rápida presentándose ante la opinión pública como el apóstol del orden y la seguridad le condujo a usted a ordenar un inédito (los mismos norteamericanos se lo reconocen) despliegue de fuerzas militares. Hay tropa por todos lados, es decir, se ha llevado a los narcos, que hoy se muestran dispuestos a defender lo que consideran suyo, carne al asador. A más soldados en el terreno, operando como fuerza regular, más hombres en la mira. (leer más)
Yo agregaría que el repunte en las encuestas es totalmente ficticio, puesto que la aceptación de Calderón, si se ha movido, ha sido a la baja. Ya se notan claramente los efectos del estancamiento económico, la gran pérdida de empleos y del poder adquisitivo de la gente, además de la nueva afrenta que representa la nueva ley del ISSSTE, que afecta negativamente a miles de familias en el país. Pero en fin, sólo los tontos se creen sus propias mentiras. Comenté en el blog de Epigmenio:
En verdad es muy preocupante la actitud irresponsable de Calderón y de los altos mandos del ejército que no han sido capaces de plantear con claridad las desventajas del escalamiento del conflicto con el narcotráfico a las autoridades civiles; me sorprende que Galván Galván no haya aprendido nada del general Ricardo Vega García cuando fue su segundo al mando.Una razón más para apoyar el Peje y luchar por México en el 2007
He visto con frecuencia preocupante que en los decomisos de armas salen a relucir lanzagranadas RPG-7, del mismo tipo de los que la guerrilla en Irak ha utilizado con gran éxito para destruir transportes de tropas ligeros y para derribar helicópteros, en pocas palabras, los misiles tierra-aire pueden ser innecesarios. ¿Cuál será el plan cuando empiecen a presentarse los primeros derribos de aeronaves? ¿Calderón asumirá toda la responsabilidad igual que Díaz Ordaz en 1968? ¿La asumirá también su partido?
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