POR LA INTERNACIONALIZACIÓN DE LOS BIENES DEL MIUNDO.

Opinión Desde México: Comentario a tiempo
Nuestros bienes

Por: Teodoro Rentería Arróyave.
(especial para ARGENPRESS.info) .
(Fecha publicación:23/10/2006).

Para las mujeres y los hombres que amamos profundamente las libertades, que creemos en la soberanía de nuestras naciones así como en la libre determinaciones de los pueblos y en consonancia defendemos que la humanidad es una sola e indivisible porque ciertamente las divisiones las han creado los grandes intereses de siempre, se hace necesario difundir la gran experiencia que vivieron académicos y alumnos de una universidad de Estados Unidos con el ex gobernador del Distrito Federal, hoy Ministro de Educación de Brasil, Cristovão 'chico' Buarque.

Dicha experiencia tiene que ver con la defensa de nuestros recursos naturales y con nuestros patrimonios culturales y que si llegamos a sus alcances planetarios, en efecto, son patrimonio general de la humanidad como lo declara protocolariamente Naciones Unidas, pero nunca debe significar beneficio exclusivo y ambicioso por discriminatorio de las hegemonías y por ende de algunos cuantos millonarios.

La comunicadora, Beatriz Juárez Castillo nos envía esta revelación que por cierto ya fue publicada como artículo en el New York Times, el Washington Post, el USA Today, y en los mayores diarios de Europa y del Japón, y salvo mejor conocimiento, esta es la primera vez que se envía para su reproducción en nuestro país.

Pues es el caso que durante un debate en una universidad de Estados Unidos, le preguntaron al ministro de educación brasileño, Buarque, qué pensaba sobre la internacionalización de la Amazonía, el joven alumno estadounidense introdujo su pregunta, diciendo que esperaba la respuesta 'de un humanista y no de un brasileño'.

La contestación es de antología, y es de esperarse que sirva de máxima lección a tantos funcionarios desnacionalizados que ponen nuestros bienes en venta de garaje. Esta fue la respuesta del Cristovão Buarque:

'Realmente, como brasileño, sólo hablaría en contra de la internacionalización de la Amazonía. Por más que nuestros gobiernos no cuiden debidamente ese patrimonio, es nuestro.
Como humanista, sintiendo riesgo de la degradación ambiental que sufre la Amazonía, puedo imaginar su internacionalización, como también de todo lo demás, que es de suma importancia para la humanidad.
Si la Amazonía, desde una ética humanista, debe ser internacionalizada, internacionalicemos también las reservas de petróleo del mundo entero. El petróleo es tan importante para el bien de la humanidad como la Amazonía para nuestro futuro.

De igual forma, el capital financiero de los países ricos.También, y antes que la Amazonía, me gustaría ver la internacionalización de los grandes museos del mundo: El Louvre no debe pertenecer solo a Francia. Cada museo del mundo es el guardián de las piezas más bellas producidas del genio humano.

Creo también que Nueva York, como sede de las Naciones Unidas, debe ser internacionalizada, de la misma forma que París, Venecia, Roma, Londres, Río de Janeiro, Brasilia... cada ciudad, con su belleza especial e historia del mundo debe pertenecer al mundo entero.

Y Remató: Si Estados Unidos quiere internacionalizar la Amazonía, para no correr el riesgo de dejarla en manos de los brasileños, internacionalicemos todos los arsenales nucleares norteamericanos, para no dejarlos en manos de los estadounidenses que ya los usaron en contra de la humanidad.

Su humanismo afloró aún más cuando propuso: internacionalicemos a los niños, tratándolos a todos ellos, sin importar el país donde nacieron, como patrimonio que merecen los cuidados del mundo entero. Con tanto más cuidado del que se merece la Amazonía.

Finalmente la lección que será difícil entiendan los desnacionalizados, tanto los que ya se van como los que puedan llegar respecto de nuestros bienes. Por eso, como humanista, termino el ministro Buarque, “acepto defender la internacionalización del mundo; pero mientras el mundo me trate como brasileño, lucharé para que la Amazonía sea nuestra. ¡Solamente nuestra!”.