Agustín Escobar Ledesma
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Emulando a Diógenes, a lo largo de mi azarosa vida, siempre he llevado una lámpara encendida a pleno día en busca de la tan mentada señora con la que los burgueses se llenan la boca con el pomposo nombre de “democracia”. Ya estoy entrado al medio siglo de existencia y no encuentro a la democracia por ningún lugar. Es como buscar una aguja en un pajar, me dicen quienes echan mano de la sabiduría popular para tratar de explicar la dialéctica de la vida.
Haciendo un poco de memoria, desde que nací, a mediados del siglo XX, la sombra del poder presidencialista omnipotente ya estaba ahí, opacando a la democracia. En aquel momento Adolfo Ruiz Cortinez era el incuestionable. Después siguió Manuel Ávila Camacho y Gustavo Díaz Ordaz, la fiera del 68 (curiosamente así fue bautizado un automóvil marca Opel de aquel aciago año en que fueron masacrados cientos de estudiantes en Tlatelolco).
Más tarde llegó al poder Luis Echeverría Álvarez quien volvió a masacrar estudiantes el 10 de junio de 1971, en el llamado Halconazo del jueves de Corpus. Fue justamente en este sexenio, el de Echeverría, en el que adquirí la mayoría de edad y, cuando apareció José López Portillo como candidato del Partido Revolucionario Institucional (¿acaso existía otro?), mi primer impulso fue el de votar en contra de la aplanadora tricolor. Por supuesto que López Portillo, quien encontraba en Quetzacóatl su alter ego, fue ungido como el nuevo ocupante de la silla de la presidencia imperial.
Finalmente dejó el cargo quien, para la memoria histórica, terminó siendo el perro de la colina. Con él se acabó el ya desgastado discurso de la revolución y con Miguel de la Madrid Hurtado dio inicio la etapa de los tecnócratas. Con mayor razón mi voto siguió siendo en contra del PRI-Gobierno que para ese momento vivía en el descrédito total, aún así, a pesar de la voluntad popular expresada en las urnas a favor de Cuauhtémoc Cárdenas, en 1988 el PRI-Gobierno en complicidad con el PAN, impusieron a Carlos Salinas de Gortari, el peor presidente que ha tenido nuestro país después de Santa Anna.
En un primer momento fue tanta la oposición que enfrentó el presidente espurio que Manuel Cloutier “El Maquío” nombró un gabinete alterno en el que Vicente Fox Quezada figuraba como Secretario de Agricultura (Lo demás también es historia de dominio popular: “El Maquío” tuvo un accidente bajo circunstancias que hasta el momento mueven a la sospecha)
En 1994 Ernesto Zedillo Ponce de León es ungido presidente después de una campaña de terror que estuvo precedida por el asesinato de Luis Donaldo Colosio (el principal sospechoso, otra vez, del magnicidio fue Carlos Salinas de Gortari).
En el 2000 apareció en el horizonte Vicente Fox Quezada en una campaña que estuvo precedida por un gasto espectacular en los medios por parte de “Los amigos de Fox”, mientras Zedillo no metió las manos ni en defensa propia dejando que todo transcurriera como si nada ocurriese (por lo menos mueve a sospecha la pasividad del poder). A pesar del voto útil, mi inútil voto fue a favor de Cuauhtémoc Cárdenas porque yo nunca creí que el de las botas llegara a la presidencia para mejorar las condiciones de la clase trabajadora, es decir mi clase.
Y ahora, en este 2006 mi voto fue por Andrés Manuel López Obrador y miren con lo que nos salió “el demócrata” Vicente Fox quien estuvo en campaña en contra del Peje de noche y día; el IFE se hizo que la virgen le hablaba y jamás le impidió su desproporcionado gasto mediático para restarle puntos al contrincante de Felipe Calderón, candidato oficial (como en las mejores épocas de la dictadura perfecta).
Todavía más, Hildebrando Zavala se metió al IFE para arreglar el PREP y favorecer a Calderón mientras que Elba Esther Gordillo y el SNTE hicieron puras cochinadas a favor del candidato oficial. ¿Alguien duda que el Trife le de el triunfo a Fecal?
Así que ¿de qué democracia hablamos cuando hablamos de democracia? ¿De la democracia de los poderosos, esos que proponen partidos políticos para que cada quien escoja el color de la soga con la que se ha de ahorcar? Y, finalmente, cuando la gente fue convencida que por la vía electoral podía mejorar sus condiciones de vida y escoge el nudo de la coalición Por el Bien de Todos, resulta que esa cuerda nadie se la puede echar al cuello porque es un peligro para México.
En conclusión, de todo lo anterior se colige que ya estoy ruco y que la tan traída y llevada democracia, invento de la Grecia antigua, es realidad es algo en lo que solamente creen quienes esperan la venida de los Reyes Magos.
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martes, septiembre 05, 2006
LA DEMOCRACIA DE LOS MARRANOS
Publicadas por Anónimo a la/s 11:19 a.m.
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