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lunes, mayo 15, 2006

FOX ANTE EL MUNDO: PRESIDENTE REPRESOR.

Sanjuana Martinez en Proceso:

Atenco y Viena.
sanjuana martínez.

San Francisco, Cal., 15 de mayo (apro).- A diferencia de las dictaduras latinoamericanas que reprimieron, torturaron y asesinaron a miles de personas en Argentina, Chile, Uruguay o Bolivia en los años 70, ahora los abusos de autoridad y las violaciones masivas a los derechos humanos se internacionalizan inmediatamente, gracias al papel fundamental de denuncia que juegan los medios de comunicación independientes.

Por eso, el gobierno del presidente Vicente Fox está bajo sospecha. La noticia de las violaciones a los derechos humanos perpetradas contra la población de San Salvador de Atenco por parte de policías federales y del Estado de México, ha indignado a la opinión pública internacional.

Los actos de protesta frente a consulados mexicanos se han realizado en lugares tan lejanos como San Francisco o Bilbao; desde Vancouver a Brasilia; o en Hamburgo y Boston; al grito de “Todos somos Atenco”. Y es que la administración foxista que ha intentado tapar el sol con un dedo, ha fracasado estrepitosamente.

Así como las fotos de las torturas cometidas por militares estadunidenses en la prisión iraquí de Abu Grahib fueron censuradas en la mayoría de los medios de comunicación de este país, mientras daban la vuelta al mundo; los medios electrónicos mexicanos jugaron un vergonzoso papel de manipuladores y censores.

La difusión de los graves incidentes registrados en Atenco corrió a cargo de los medios escritos, no de las televisiones mexicanas pertenecientes al duopolio de Televisa y TV Azteca que se dedicaron a mirar para otra parte a la hora de la represión indiscriminada y las masivas violaciones a los derechos humanos.

La explosión de violencia suscitada en Atenco presuntamente por la retirada de unos vendedores de flores, tiene una explicación menos simplista: es la expresión del hartazgo al sexenio de un hombre que prometió “cambio” y no cumplió. Los mexicanos se sienten defraudados por el gobierno y la población más desfavorecida percibe con indignación cómo el Estado de derecho sigue burlándose de ellos dando protección a los hijos de la señora Marta Sahagún acusados de enriquecimiento ilícito, tráfico de influencias y corrupción.

El crecimiento del abismo que separa a ricos y pobres en México pasa su factura. El sistema capitalista salvaje avalado e impulsado por el inquilino de Los Pinos tiene sus consecuencias: La gente no puede seguir viviendo con 4 dólares diarios como salario mínimo.Los mexicanos no merecen el gobierno que tienen y, por tanto, lo expresan como pueden, a veces, con manifestaciones violentas como la de San Salvador de Atenco, donde el presidente Fox encontró la oportunidad absoluta de venganza.

Desde Viena, el presidente mexicano intenta salir al paso de las protestas que se han realizado en su contra, afirmando que los abusos, torturas, desaparecidos y asesinatos cometidos por las fuerzas “del orden” contra población indefensa, fueron “para traer paz a los habitantes de Atenco ante una embestida de violencia”.

Resulta paradójico que la mayor embestida de violencia venga precisamente por parte del Ejecutivo y sus fuerzas policiales. La Comisión Nacional de Derechos Humanos ha recibido 182 quejas de violaciones al marco jurídico que, incluso, el gobierno foxista está obligado a respetar. Así como a George Bush le siguen persiguiendo allá donde va, las fotografías de Abu Grahib, al presidente Vicente Fox le seguirán acosando los hechos deleznables de Atenco, donde los policías abusaron sexualmente de más de 49 mujeres detenidas.

La lista de atropellos es interminable: primero la embestida a la propiedad privada. Los policías violaron el principio básico de la ley, invadiendo los domicilios de los habitantes de Atenco con la orden de golpear y llevarse a “todo lo que se moviera”.

De manera premeditada y perversa, al amanecer los 3 mil policías (un exceso de fuerza) llegaron a Atenco armados y con la consigna de “represión en general”. No hay más que ver las escasas escenas que la televisión mexicana transmitió y los testimonios gráficos publicados en los distintos medios escritos.

Mientras el Estado de derecho aparenta “funcionar” contra los que menos tienen y procesa a 144 personas por “ataque a las vías de comunicación”; y dicta formal prisión a 172 de los 189 detenidos; ningún policía ha sido investigado o encarcelado por los abusos cometidos.

Los testimonios de mujeres vejadas, violadas y abusadas sexualmente son espeluznantes y la autoridad correspondiente sigue sin atenderlos.El patrón de conducta utilizado contra las 49 mujeres fue el mismo que usaban los militares y policías de los regímenes militares: golpes, tocamientos en senos y nalgas, penetración en genitales de objetos, dedos o miembros masculinos. Los policías obligaron a algunas detenidas a realizarles sexo oral o bien, las violaban consecutivamente.La brutalidad de estos hechos es irrefutable.

El policía convertido en delincuente. Las víctimas como botín de guerra. La mujer instrumento de la represión sexual. Vergonzoso, es la única palabra que se puede aplicar a esta involución del sexenio foxista. El caso de una señora ama de casa que violaron consecutivamente tres policías es horrible. Y el de una mujer de 55 años que fue obligada a realizarles sexo oral a los uniformados es deleznable.

Desde afuera, nos preguntamos: “¿Eso está sucediendo en México o en la Argentina de Videla, o el Chile de Pinochet? El déja vu es espantoso. Las detenidas fueron toqueteadas desde su arresto, y a todas se les obligó a taparse la cara con sus propias ropas para dejar al descubierto sus cuerpos. Los uniformados se portaron como auténticas bestias, animales en celo y violadores en potencia.

La justicia debe ser imparcial y funcionar contra los policías que cometieron estos abusos. En el caso Atenco también se incluye la expulsión de tres cuidadnos españoles y dos chilenos. El gobierno tampoco debería aplicar la discrecionalidad del artículo 33 para expulsar extranjeros. Viola convenios internacionales; y queda en un lugar deplorable ante democracias modernas que prohíben este tipo de arbitrariedades. El uso desproporcionado del artículo 33 debe terminar y los legisladores necesitan urgentemente realizar cambios en la Carta Magna para que el Ejecutivo deje de expulsar a cualquiera sin probar si quiera si esa persona infringió la ley.

La justificación de los medios electrónicos para reprimir a los pobladores de Atenco convierte en cómplices de estos hechos delictivos a los propios periodistas; muchos de ellos son conocidos voceros oficiales del foxismo desde páginas de opinión, ondas largas y cortas de radio y televisión, nacionales o locales. Los regimenes totalitarios y fascistas siempre contaron con la comparsa servil de muchos medios de comunicación. Aquí sucede lo mismo y, para fortuna de Fox, su gobierno cuenta con propagandistas de la represión, en radio, prensa y televisión.

La espiral de violencia popular no se detiene con más violencia indiscriminada. Fox no sólo será recordado como el presidente “mandilón”, sino también como el Ejecutivo que reprimió brutalmente a los pobladores de Atenco, en venganza porque años antes no le permitieron expropiarles sus tierras para construir un aeropuerto. Ante el mundo, Fox ha quedado como lo que es, un presidente vengativo, represor y violador de los derechos humanos, que coloca a México al nivel de cualquier dictadura latinoamericana.


Una razón mas para votar por AMLO y la mayoría perredista al Congreso.

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