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lunes, mayo 29, 2006

EL AFFAIR IFE-PAN-SPOTS-TRIFE.

Ricardo Rocha en el Universal:


El daño está hecho.

No será fácil hacer la sumatoria de la larga lista de agravios, que a manera de filosos cuchillos, Vicente Fox le ha clavado a la democracia. Y por la espalda. No hay modo alguno de justificar ni los dichos ni los hechos de quien suponíase iba a ser garante del tránsito democrático por ser su primer gran beneficiario.

Fox nunca lo entendió así. Instaló una presidencia bicéfala, repitió y multiplicó los abusos del PRI y preparó un escenario de reelección virtual. Primero con la señora Marta, luego con Santiago el pequeño y ahora con un Felipe Calderón -que por cierto empieza a padecer la resaca de una grosera borrachera de poder- al que ha beneficiado escandalosamente. Es una verdadera vergüenza que a un mes de los comicios se esté discutiendo si ya podemos denominarla elección de Estado o "nada más" se trata de una elección de gobierno.

Lo que nadie puede negar es que, desde el poder, Fox ha instrumentado una gigantesca operación para imponer a Calderón e impedir el triunfo de López Obrador a cualquier precio. Y éste ha sido altísimo, aunque no logre su doble objetivo. No podemos negarlo. El despropósito presidencial ha metido al proceso en el explosivo terreno de la ilegalidad: la demanda por el desvío de mil 700 millones de pesos de programas sociales a la campaña calderonista es un asunto muy serio; también lo es el uso de oficinas públicas para atascar de correos electrónicos a millones de usuarios de la red denostando con procacidad inimaginable al candidato perredista; tampoco son una broma los continuos desacatos de Fox al Congreso y al IFE sin detener su enfebrecida actividad como auténtico jefe de campaña de Calderón y lejos de ser el árbitro político que el momento histórico le reclama.

Peor aún, si en las próximas semanas afloran pruebas de fraude electoral, puede reventar el escenario.

El Presidente incluso se ha burlado una y otra vez de las reconvenciones oficiales y de buena parte de la opinión pública. Ha hecho como que no entiende el acuerdo de neutralidad de febrero y en todo este lapso ha venido ganando tiempo, activismo y declaraciones a favor de su candidato. Todavía ahora, en su gira a Estados Unidos siguió con su incontinencia verbal y provocó un nuevo llamado de atención del IFE. Por eso ha exasperado el proceso llevándolo al filo de la navaja.

Gane quien gane, Fox dejará un país confrontado por una campaña de odio, prohijada desde su Presidencia. Su hiperactividad a favor de Calderón y su obsesión enfermiza contra López Obrador han llegado a extremos patológicos. Al grado de provocar un rechazo creciente de quienes se niegan a ser avasallados y manipulados por la avalancha mediática desde el poder. Ahí están las más recientes encuestas: resulta que la burbuja reventó y Felipe pagará las consecuencias de un apoyo descarado hasta la náusea. Pero el recuento de los daños de este empeño foxista antidemocrático arroja ya otras bajas. El IFE, que lo ha consentido, está padeciendo una disminución considerable en el bien más preciado que pudiera tener ahora: su credibilidad. Esa es una muy mala noticia para este órgano y para el país en su conjunto.

El reciente affaire IFE-PAN-spots-Trife lo dejó muy mal parado. ¿Cuándo se había visto que el Tribunal hubiera tenido que recordarle al IFE que no evada su responsabilidad de árbitro electoral?

En suma, la elección presidencial está bajo sospecha. La consigna es imponer un gobierno a modo. Que les proteja las espaldas. Que no haga cuentas. Que les garantice la impunidad. Que no le rasque a las trapacerías del clan ranchero. Esa es la razón por la que han llevado al país al borde del precipicio. Lo del populismo -y ellos lo saben- es puro cuento. Lo del modelo económico simplemente escapa a su entendimiento de México y el mundo. Por eso Fox recurre al ejemplo elemental del caballo y el jinete: para justificarse a sí mismo. Para engañarse a sí mismo. Pero los demás estamos alerta. Y lo seguiremos estando.

Una razón mas para votar por AMLO y la mayoría perredista al Congreso.

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