LA DESESPERACION PRIÍSTA...

Claudia Ruiz Arriola escribe en el Reforma:


Claudia Ruiz Arriola.

'V' de vergüenza, 's' de...

La sinvergüenzada priista consiste en que mientras sus transas no pongan en riesgo la curul, violar la ley electoral puede ser una estrategia de campaña.

Anda diciendo Roberto Madrazo que la "v" de la victoria foxista se ha convertido en una "v" de la vergüenza, pues el gobierno de la alternancia no logró las metas que se propuso. Coincido por una vez con el candidato priista a la Presidencia: a Fox se le puede poner la cara roja de pena por no haber cumplido sus promesas de campaña y porque es propio de hombres de bien avergonzarse por sus fallos (noblesse oblige). Lo que ya no me queda tan claro es de qué color se le debe poner la cara a Madrazo ante la carencia, entre los militantes de su partido, de ese noble sentimiento que él le imputa a Fox.

Porque si Madrazo hablara con la "v" de la verdad, tendría que admitir que es mucho mejor tener vergüenza que no conocerla ni por los forros, como no la conoce él ni -me atrevo a decir hasta que me demuestren lo contrario- ninguno de los huerfanitos morales de su tribu.

Esto de la orfandad moral (no tienen madre que les enseñe ética), lo digo porque llevo días esperando que algún tricolor niegue, aclare o se deslinde de un documento que, de verificarse que fue emitido por la dirigencia del PRI, sería suficiente en cualquier país del mundo para impedir la participación política de ese partido en las próximas elecciones.

Claro que México no es "cualquier país del mundo" y aquí las sinvergüenzadas de los militantes partidistas son tantas y tan grandes que ya ni nos despeinan.

Y es que según el documento que el miércoles pasado circulaba entre los priistas, a los candidatos al Senado de ese partido (si, leyó usted bien, a los aspirantes al máximo órgano legislativo de la nación) se les permite hacer un cálculo costo-beneficio de "inobservar" las leyes electorales vigentes, pues (chequen esta joyita surrealista) "las irregularidades que se lleven a cabo en el desarrollo del proceso electoral, si bien pueden implicar la probable imposición de una sanción o multa económica al partido con posterioridad a la jornada electoral, puede considerarse el beneficio que resulta haber efectuado alguna actividad que contribuyó al mejor posicionamiento del candidato para la elección" (Reforma, 20 de abril).

Dicho sin tanto rollo (y con mejor redacción): al Partido Revolucionario Institucional le vale si sus futuros senadores llegan a San Lázaro con artimañas ilegales (¿quién dijo que para ser legislador se necesitaba respetar la ley?), le vale si el IFE lo multa (de cualquier forma, nosotros pagamos), le vale la vergüenza (esa de la que habla Madrazo) de que lo cachen pasándose la ley por el arco del triunfo, le vale la honestidad y cualquier simulacro de ética (¡y pensar que hubo tiempos en que ser senador era sinónimo de integridad moral!). Lo único que le importa al partido de Madrazo es ganar, como sea.

De hecho, el documento señala que la limitante a tan laxa ética política es que las "irregularidades" no sean violentas, no usen símbolos religiosos, no denigren a los ciudadanos y no sean "tan sistemáticas y generalizadas que motiven la anulación de la elección". Es decir, mientras las transas de los futuros senadores no pongan en riesgo la curul, violar la ley electoral puede ser una estrategia de campaña (¡qué poca mmm... vergüenza!).

Desconozco quién haya escrito o avalado dicho documento, pero me parece que el IFE -ese que Madrazo acusa de meterse de más en los procesos internos de los partidos (Reforma, 21 de abril)- tendría que estar parando oreja y aguzando olfato, pues autorizar por escrito a sus militantes un convenenciero cálculo de consecuencias para cumplir o no la ley electoral, implica que ese partido no tiene ni siquiera intención de ceñirse a las reglas del juego.

Esto, aquí y en China, es premeditación, alevosía y ventaja (además de dolo), estrategias favoritas de los sinvergüenzas que señalan a diestra y siniestra la paja en el ojo ajeno, en vez de dar cuenta, ya no de la viga, que tan feo suena, sino del mástil de barco que les perfora el diminuto cerebro.

Pero, al margen de si el IFE toma o no cartas en el asunto, la emisión de este documento debe ponernos en alerta a nosotros, los votantes. Porque una de las conclusiones inevitables de la normalidad con la que los priistas se han tomado esta invitación a violar la ley electoral a conveniencia, es que para ellos este tipo de proceder no es raro (si callan, otorgan).

No se trata de una excepción, ni de una estrategia pasajera: las "transitas" que el partido autorice a sus candidatos al Senado son las mismas a las que recurrirán sus suspirantes a las diputaciones, gubernaturas y alcaldías. Como dice el dicho: "quien hace un cesto, hace un ciento", pues así se manejan las cosas entre sinvergüenzas (yo transo, tú transas, ellos transan).

Por todo esto, esperar que el PRI llegue al poder violando la ley y que luego encabece gobiernos transparentes y apegados a derecho, es tanto como esperar que el lobo se haga vegetariano si los tres cochinitos lo coronan rey.

Una razón mas para no darle ni un voto al PRI y menos al PAN.

Mejor votar por AMLO y la mayoría perredista al Congreso.