A continuación un comentario de nuestro amigo, el periodista independiente Béla Braun:
Estimados foristas:
Como bien saben, el pasado fin de semana fue asesinado el reportero Amado Ramírez, corresponsal de Televisa en Acapulco, Guerrero, quien había realizado la cobertura de los hechos de violencia vinculados con el tráfico de drogas en dicha entidad durante los últimos años.
La noticia, indignante y dolorosa como la de cualquier asesinato, fue especialmente impactante para mí. No es usual que un reportero de la cadena de televisión más importante de México figure entre los objetivos siniestros de los grupos criminales. De confirmarse que fueron sicarios del narcotráfico quienes perpetraron el crimen, quedaría de manifiesto un reto público y abierto a uno de los poderes más tradicionales y emblemáticos del México contemporáneo: Televisa.
Pero más importante incluso: sería evidente el fracaso del actual modelo de combate al narcotráfico, endurecido y mediatizado durante el incipiente gobierno de Calderón, pero que se viene usando en México y otros países desde hace décadas.
Lo que ha quedado al descubierto una vez más es una verdad que pocos quieren ver: el poder del narcotráfico es incontrolable; el enorme capital del que disponen los narcotraficantes los hace todopoderosos y lo corrompe todo, y los operativos militar-policiacos espectaculares que éste y otros gobiernos han emprendido no hacen mella en las estructuras del crimen organizado, porque éste no hace sino cubrir una demanda que se mantiene estable desde hace años y que no tendría por qué disminuir.
Diversos opinadores y especialistas se han manifestado durante años por una política de combate a las drogas más humanitaria, más lógica y menos sangrienta. Muchos lo han dicho con todas sus letras: la única manera de combatir al narcotráfico es despenalizando y regulando la
industria que hoy los hace invencibles. Pero, ¿qué hay de los periodistas? Este sábado el país entero ha sido testigo de cómo los informadores podemos ser víctimas del crimen organizado. Lo que no se dice, en cambio, es que por años hemos sido también cómplices. No mediante la corrupción, el ocultamiento o el miedo a delatar a delincuentes y autoridades corruptas: nuestra complicidad ha sido más sutil pero más determinante; los medios informativos hemos dejado de
poner el dedo en el renglón: despenalizar es la única solución a largo plazo para terminar con el poder del narcotráfico.
Hoy, diversos medios exigirán, enérgicamente, que se haga justicia en el caso de Amado Ramírez, y lo harán con razón. Pero, ¿cuántos periodistas de exposición nacional se atreverán por fin a impulsar nuevas políticas editoriales para abordar el tema de las drogas? ¿Cuántos asumirán su responsabilidad histórica y comenzarán a cuestionar abiertamente las políticas asesinas de los gobiernos del mundo, impulsadas desde la Casa Blanca?
El asesinato de una persona siempre será un signo del fracaso de la razón, de la política y del entendimiento, pero ojalá que el crimen del que fue víctima el reportero de Televisa impulsara un nuevo discurso mediático sobre políticas y cultura de drogas.
Toda persona informada y decente sabe que la guerra contra el narcotráfico, en su modelo actual, está perdida. Por desgracia, nuestros gobiernos corruptos y cínicos seguirán sosteniendo esta simulación obscena mientras cuenten con el respaldo de la opinión pública. Mientras la gente común y corriente siga pensando que "las drogas son malas" y que hay que penalizarlas porque "vuelven mala a la gente", "matan a nuestros hijos" y "destruyen nuestras sociedades",
mientras las clases populares respalden la idea de que el Estado debe protegernos de nosotros mismos, no habrá marcha atrás en el actual modelo de combate a las drogas. Por eso es importante que los medios comiencen a influir en un cambio de visión. Que cumplan su cometido de informar con veracidad para que todos podamos formarnos una opinión basada más en hechos reales que en fantasías y temores inconscientes.
Ojalá que la sangre derramada sirva para que, de una vez y para siempre, los grandes consorcios mediáticos se decidan a dejar de ser cómplices del Estado y del crimen organizado. Y ojalá que los reporteros y las asociaciones de reporteros no se contenten con pedir justicia en el caso de Amado Ramírez, sino que comiencen a cambiar ellos mismos su manera de participar en los procesos de información que soportan al actual modelo de combate a las drogas.
Este tema y muchísima más información sobre drogas y narcotráfico en:
redciudadanahermosillo@gmail.com
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